La revelación surgió al ampliarse el caso de un dueño de una tienda de cambio de cheques actualmente convicto, quien al principio fue considerado el centro del caso federal. Es la primera vez que los investigadores siguieron la pista a los procedimientos deshonestos con el Medicare hasta los bancos de Cuba, controlados por el Estado.
Caribbean Transfers parece haber desempeñado el papel dominante en la estratagema sin precedentes de lavado de dinero.
Los fiscales han presentado nuevos cargos de conspiración contra el fundador de la compañía basada en el Caribe, Jorge Emilio Pérez, quien se encuentra fugitivo, y dos hombres de Miami-Dade sospechosos de defraudar al programa Medicare financiado por los contribuyentes. A los acusados más recientes, Felipe Ruiz y Kirian Vega, se le presentaron cargos de lavar sus beneficios del Medicare a través de la tienda de cambio de cheques del acusado, quien hizo negocios con Caribbean Transfers.
La nueva información sobre Caribbean Transfers, que según los fiscales tiene una licencia del gobierno cubano, se dio a conocer durante la audiencia de fianza de Ruiz celebrada el jueves. A Ruiz, un ciudadano estadounidense nacido en Cuba, se le negó la fianza debido a que un juez consideró que podría huir a Cuba u otro país.
En junio, la oficina del Departamento de Justicia en Miami hizo titulares nacionales cuando fiscales acusaron a Oscar L. Sánchez, dueño de la tienda de cambio de cheques en Naples, de conspiración para lavar millones de dólares del Medicare vía Canadá y Trinidad en el Banco Nacional de Cuba. A finales de agosto, Sánchez, de 47 años, se declaró culpable y estuvo de acuerdo en cooperar con las autoridades y pagarle $10 millones al gobierno de EEUU, principalmente con propiedades residenciales de inversión que adquirió con su esposa en el suroeste de la Florida.
La oficina del Departamento de Justicia ha dicho que no hay pruebas de que el gobierno cubano esté involucrado en la estratagema de lavado, y funcionarios cubanos han negado cualquier participación.
Sánchez, quien es también un ciudadano estadounidense nacido en Cuba, fue acusado de un solo cargo de conspiración por desempeñar un papel fundamental en lavar las ganancias de 70 compañías médicas del sur de la Florida, que enviaron facturas fraudulentas al Medicare por $374.4 millones y recibieron $70.7 millones en pagos.
Esos fondos fueron depositados directamente en sus cuentas bancarias corporativas. Los fiscales indicaron que el desafío para los “cabecillas del fraude al Medicare” era retirar el dinero, porque tenían que revelar sus identidades en los bancos.
Entre los supuestos culpables del fraude al Medicare están: Ruiz, de 38 años, quien tenía dos negocios de equipos médicos bajo otros nombres en Miami-Dade, y Vega, de 35, quien era dueño de una farmacia local bajo el nombre de otra persona que también vendía suministros médicos.
Mario Machado, el abogado de Ruiz, afirmó que su cliente planea “luchar contra los cargos” y se ha declarado inocente. Thomas Payne, el abogado de Vega, no devolvió una llamada para un comentario.
Ambos hombres, junto con docenas de suministradores médicos en el sur de la Florida, acudieron a Sánchez y su negocio de cambio de cheques para lavar decenas de millones de dólares en reembolsos fraudulentos del Medicare, de acuerdo con los registros de la corte.
“Usaron a Oscar Sánchez como intermediario”, declaró el fiscal H. Ron Davidson durante la audiencia de fianza de Ruiz celebrada el jueves. Sánchez tiene una relación de negocios con Pérez, el dueño de Caribbean Transfers, que Davidson describió como una especie de “Western Union” para envío de dinero. El sitio de internet de la compañía se especializa en servicios de envío de dinero a Cuba, la República Dominicana y otros países.
Elio Pérez, abogado del fundador de la compañía, declinó comentar sobre el caso o dónde se encontraba su cliente. Las autoridades norteamericanas sospechan que el fundador de Caribbean Transfers se encuentra en República Dominicana.
Como parte de la red de lavado de dinero, Sánchez colaboró con Pérez y sus asociados en Caribbean Transfers, que controlaba compañías fantasmas con cuentas bancarias en Canadá y Trinidad, de acuerdo con los registros de la corte. Caribbean Transfers, agobiada por las restricciones federales para los envíos de Estados Unidos a Cuba, deseaba transferir millones de dólares a la isla.
Caribbean Transfers había adquirido más de 20 cajas de giros postales, transfiriendo dinero en cantidades menores a $10,000 cada vez para evitar declarar la fuente de los fondos. Usaban alias, incluyendo el nombre “Bill Clinton”, de acuerdo con los registros de la corte.
Pero el proceso era “costoso y consumía tiempo”.
Entonces llegó Sánchez, quien los ayudó a transferir grandes cantidades de dinero a Cuba.
“Al beneficiar a ambos extremos de las transiciones, [Sánchez] fue un financiero para los defraudadores y un capitalista para los bancos cubanos”, escribió Davidson en una moción para detener este verano al acusado.
Por una tarifa de un 10 por ciento, Sánchez unía los dos extremos: una parte encabezada por Caribbean Transfers suministraba millones en efectivo disponible para los jefes de la red de fraude al Medicare. Esos cabecillas, a su vez, enviaban cheques o giros cablegráficos de sus cuentas corporativas de banco a las compañías fantasma en Canadá, muestran los registros.
“A través de este proceso, [Pérez] y sus asociados transfirieron exitosamente millones de dólares de efectivo de Estados Unidos hacia Cuba sin la detección sin que fueran detectados por las autoridades de EEUU”, escribió Davidson en los documentos de la corte.
El dinero lavado se depositaba en cuentas en el Royal Bank of Canada, en Montreal, y los fondos eran enviados posteriormente por cable a numerosas compañías fantasma en Trinidad. Después eran depositados en cuentas desconocidas en el Banco Nacional de Cuba.
Un ejemplo: “Sánchez benefició a ambas partes al transferir $468,985 de una compañía del sur de la Florida envuelta en un fraude a una cuenta en un banco canadiense”, explicó Davidson.
De acuerdo con registros de la corte y públicos, una de las supuestas compañías fantasma de Canadá que recibió los cheques lavados era Magnus Aviation Logistics, que el fiscal identificó el jueves en la corte. La compañía fue disuelta el año pasado.
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