Quilin, de 30 años, dice que su padre, poco después de haber arribado a Estados Unidos fue enviado a prisión, donde cumplió una sentencia de 6 años por lavado de dinero.
Afirma Quilin, que él creció corriendo en las calles de Grand Rapids, Michigan, y que prácticamente fue su madre quien lo educó. Reconoció que a la edad de 16 años vendió drogas en las calles y que fue un adolescente incontrolable. Pero dice que no cambiaría su niñez, porque todas estas dificultades le fortalecieron el carácter y lo convirtieron en un hombre más fuerte con deseos de triunfar en la vida.
Pedro vive en el apartamento de su hijo en Nueva York, donde juega "dominó todo el día". Quilin admite que la relación sentimental con su padre no funciona como debería ser. Sin embargo, viajó a Cuba en 2010 para conocer a la familia de su padre y pasar las mismas penurias que enfrentan los cubanos en la isla. "Yo no quería vivir como un turista (…) dormí en el piso como hacían ellos", pero "quiero mejorar sus vidas".
Preguntado sobre cómo se sintió su padre cuando supo que viajaba a la isla, el campeón de boxeo afirmó que hace treinta y cuatro años que su progenitor no ha regresado a su patria, "y creo que le duele cada día. Tengo un montón de abogados trabajando para tratar de lograr que le permitan volver a Cuba. Él ahora está viejo y quisiera ser enterrado allí con su familia".
El boxeador cubanoamericano Peter Quilin, defenderá este viernes su título de campeón mediano de boxeo de la WBO contra el boxeador checo de 35 años, Lukas Konecny (50-4) en el D.C. Armory.