Emilio Ichikawa
El periodista Freddy Pérez Cabrera firma un interesante artículo en el periódico GRANMA en el que, tras apuntar que el 97% de los contribuyentes villaclareños declararon sus impuestos en el tiempo prescrito, “parte de ellos notificaron ingresos por debajo de los reales obtenidos”. Aunque Freddy no lo crea es una buena noticia, y tiene que ver con la racionalidad y no solo con la “disciplina tributaria”, como él le llama. Freddy seguramente supone que un empresario cubano, por vivir en un país que se auto percibe como socialista, debería estar naturalmente predispuesto a pagar los impuestos que debe pagar. Incluso podría hasta parecerle racional que un “empresario socialista” quiera pagar más impuestos que los que debe pagar, por aquello de lograr que exista un fondo común más amplio para redistribuir en la sociedad: en deporte, parques, desfiles y libros del joven Marx que enseñan que el crédito y los “taxes” marcan la cualidad moral de una persona. En las sociedades capitalistas también pudiera parecer lógico que los “empresarios de izquierda”, incluso los “intelectuales de izquierda” que reciben pagos salariales semanal, quincenal o mensualmente, deberían aspirar a lo mismo: que se les descuente más, para que la sociedad tenga más. Pero las cosas no funcionan así; en la práctica, los contribuyentes, incluso los de izquierda autoritaria-anticastrista, se buscan contadores habilidosos para pagar lo menos posible o “lo justo”. Así que van bien los emergentes empresarios villaclareños: las indisciplinas que alarman a Freddy son tretas de rigor a través de las que se hace el mercado real; algo que debiera comentarse también en los cursos sobre economía que promueve el Centro Cultural Félix Varela de La Habana. Que los conferenciantes hablen a los cubanos de cómo se hace el dinero de verdad y no presenten un “capitalismo eticista católico” que, como la utopía comunista, solo existe en las aulas y en los “libros bonitos”.




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