La Habana, 4 de agosto de 2010
Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente del Parlamento Cubano, dijo a la agencia EFE el 29 de julio, que uno de los cinco cubanos presos en los Estados Unidos por espionaje desde hace 12 años, ha sido recluido en una celda de castigo y está enfermo. Según él, Gerardo Hernández Nordelo fue trasladado al hueco el pasado 21 de julio, hecho muy “grave” pues comparte con otro recluso una celda de dos metros por uno, con poca iluminación.
El señor Alarcón refirió, además, que “Gerardo está completamente aislado y en condiciones de salud que hacen peligrar su integridad, de lo cual es enteramente responsable el Gobierno de Estados Unidos”.
Los cinco espías, detenidos en el año 1998 en la Florida, fueron declarados culpables de conspiración contra la seguridad nacional estadounidense en 2001, por las acciones desplegadas a través de la llamada red de espionaje “Avispa”.
A dichos agentes les comprobaron los hechos. Hernández cumple dos cadenas perpetúas, una por espionaje y otra por conspiración en el derribo de dos avionetas del grupo de exiliados cubanos “Hermanos al Rescate”, abatidos en febrero de 1996 en aguas internacionales, hecho que ocasionó la muerte de cuatro pilotos. A pesar de esto, a dos de los espías les fue rebajada la sanción recientemente después que un tribunal de apelaciones ordenara revisarlas, por considerarlas excesivas. Días atrás, en un encuentro con intelectuales, el ex presidente Fidel Castro afirmó que “no han tenido el menor gesto para ponerlos en libertad, pero los van a tener que soltar”.
El régimen olvida, sin embargo, las violaciones que cometió con aquellos 11 jóvenes que el 2 de abril de 2003 intentaron desviar hacia los Estados Unidos la lancha “Baraguá”.
En menos de una semana, el martes 8 de abril, los llevaron a un Juicio Sumarísimo y Ejemplarizante, en el cual se condenó a PENA DE MUERTE a Lorenzo Enrique Copello, de 31 años ; Bárbaro Leodán Sevilla, de 22, y Jorge Luis Martínez, de 40 años.
Maykel Delgado, de 29 años; Harold Alcalá, de 23; Ramón Henry Grillo, de 29, y Yoanny Thomas González, de 24 años, recibieron cadenas perpetúas y todavía están recluidos en la Prisión Combinado del Este, hacinados en el área 47, conocida como el Corredor de la muerte; donde llevan 2 años y medio sin ventilación, iluminación ni agua potable; condiciones que aceleran el deterioro de su salud, debido a la humedad y el extremo calor.
Como si lo anterior fuera poco, los llevan esposados hasta la cintura el día de visita (cada dos meses) o teléfono (10 minutos al mes); carecen de radio, no les permiten reloj, ventilador y el televisor lo ven detrás de las rejas; además de comer en el piso (no disponen de mesa) y de carecer de espacio para caminar en la celda, habitada por cuatro reclusos.
Wilmer Ledea Pérez, de 19 años; condenado a 30 años de prisión, no está en las mismas condiciones, pero padece de fuertes dolores de cabeza y parasitismo, sin recibir tratamiento médico. Wilmer lleva 7 años en la Prisión de Mayor Rigor de Guanajay, famosa por los maltratos, la mala alimentación y circunstancias infrahumanas.
Estos cinco jóvenes que están tras las rejas no son espías ni mataron a nadie, aunque cometieron errores al tratar de escapar de la desesperanza que predomina en la isla. Ellos sufren peores condiciones de encierro que las padecidas por los cinco agentes de la dictadura infiltrados en los Estados Unidos. Alguien ordenó sancionarlos con saña por un delito de terrorismo, más ellos no golpearon, ni mataron a nadie.
Si vamos hablar de terroristas, el primero es Fidel Castro, quien ordenó fusilar a tres jóvenes que no cometieron delitos de sangre; sin tiempo para realizarles un juicio justo, revisión de causa, ni escuchar las súplicas de las madres, la solicitud de clemencia del Papa Juan Pablo II ni los argumentos del abogado defensor, que alegó: “Pedir sangre donde no hubo muertos ni heridos, viola los artículos y leyes de la propia constitución cubana…”
Los familiares de los cinco jóvenes que sufren condenas desproporcionadas por el desvío de la lancha “Baraguá” en 2003, le decimos al señor Ricardo Alarcón de Quesada, que antes de exigirle a los Estados Unidos la liberación de Gerardo Hernández y el resto de los espías cubanos, debería pronunciarse por las condenas injustas aplicadas por los tribunales de la isla, donde hay más de 200 cárceles y millares de seres humanos que sobreviven en condiciones infernales.
Gerardo Hernández tiene sus manos y su conciencia manchadas de sangre. En vez de hablar de las penurias de los espías confesos, autoricen el proceso de revisión para los condenados en la causa 17/2003, cuyas sanciones revelan lo criminal del castrismo.
La integridad de nuestros familiares también peligra y por ello responsabilizamos al Gobierno de Cuba.
Julia Estrella Aramburu Taboas, madre de Harold Alcalá y tía de Maikel Delgado.
Nancy Pérez Ávila, madre de Wilmer Ledea Pérez.
Maritza Henry Grillo, hermana de Ramón Henry Grillo.
Enviar respuesta y comentarios a: juliaestrella2007@yahoo.es, o al teléfono 863-8866.
Dirección: Calle Águila # 836, entre Gloria y Corrales, Municipio Habana Vieja, Ciudad Habana, Cuba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario