“Si quiere que alguien le hable del asunto, periodista, vaya a ver a Deibis, ella sí va a decirle claro porque ha ido a dondequiera, lo ha planteado en mil lugares y nada”, comentan los vecinos.
Pero lo de ella no es capricho. Insistió porque en la esquina de su casa las paredes no aguantaban más y a veces la montaña era tan alta que hasta corría el riesgo de que se treparan por ahí y se metieran dentro de su propiedad.
Y es que como Deibis muchos son los capitalinos que acuden a las más disímiles vías para quejarse por la complicada situación de la recogida de los desechos en varios puntos de la urbe.
Desde octubre al correo de Granma llegan inquietudes provenientes de Alamar, Cojímar, San Miguel del Padrón, Boyeros, Diez de Octubre. Allí la basura campeaba por su respeto una semana, 15 días y hasta más.
Del asunto se habla en todos lados: en la esquina, en la parada de la guagua, se plantea en las rendiciones de cuenta del delegado a sus electores… Es que la basura se ve, huele, molesta y, en el peor de los casos, enferma.
Problemas materiales, pero también falta de organización, descontrol, hechos delictivos y casos de corrupción marcan la realidad de la recogida de desechos sólidos, aunque esfuerzos recientes den una bocanada de aire al tema y traten de enrumbar el camino de la basura.
VARIAS PATAS DE LA MISMA MESA
No podía ser de otra forma. Una ciudad como La Habana, con más de dos millones de habitantes, genera diariamente alrededor de 17 000 metros cúbicos de desechos sólidos; por municipio, como promedio, entre 1 000 y 2 000.
Diez de Octubre es uno de los municipios que ahora muestra un panorama algo diferente luego del trabajo intensivo de las autoridades locales en la actividad, aunque para el interior de los consejos populares la mejoría no sea tan visible o dure menos de 24 horas.
“La mayor parte de la basura se recoge del piso, porque no son suficientes los contenedores ni los carros colectores especializados para esa actividad. Recientemente, recibimos 300 nuevos contenedores —cada uno cuesta 178 dólares—, que se pusieron en las calzadas principales”, explica José María Fernández, vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en ese territorio, quien al igual que otros dirigentes del Gobierno hoy asumen la conducción del sector en nueve municipios que no tienen director de Servicios Comunales.
La adquisición de contenedores nuevos solo permitió ubicarlos en los municipios de Plaza de la Revolución, Playa, La Habana Vieja, Centro Habana y Diez de Octubre. Otros lugares simplemente no cuentan con ningún tanque de basura, o son insuficientes como en Alamar, un reparto en su mayoría de edificios multifamiliares y donde los desechos van a parar casi siempre al suelo.
Clara María Elijarde es hace dos años la delegada de la circunscripción 106. allí el asunto es uno sobre los que más se quejan ella y sus electores.
“No hay carros, eso es lo que nos dicen, además de que son insuficientes los contenedores. Hay lugares donde hubo pero ya no hay ninguno y también donde la gente es irresponsable e indisciplinada, pero si no tienen donde poner la basura ¿se van a quedar con ella dentro de sus casas? Creo que es necesaria una alternativa porque la situación es bien compleja”, comenta Clara María.
Para que la basura no llegue al suelo la ciudad necesita 13 000 contenedores más y una mejor situación de los medios de transporte, fundamentalmente los especializados para la recogida.
“Hoy el coeficiente de disponibilidad técnica no supera el 60 % e incluye camiones de volteo, carretas, camiones ampirolle (los que se utilizan para conectar las cajas o vagones con una capacidad cercana a 15 metros cúbicos), y los colectores, que son el componente más importante del equipamiento técnico”, explica José Luis Toledo Álvarez, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial (CAP) que tiene entre sus responsabilidades la atención a Servicios Comunales.
Son 62 los camiones colectores con que cuenta la ciudad para el trabajo con los contenedores, y de esos, 48 pertenecen a la Unidad Provincial de Higiene.
“Hay 15 paralizados permanentemente por roturas, y los 33 aptos para el trabajo tienen inestabilidad por ponches, alguna afectación transitoria o falta de luces, que imposibilita, en este último caso, el trabajo en horario nocturno”, añade Toledo Álvarez.
La situación de la basura demandó medidas alternativas como la contratación de medios de transporte de otras empresas y organismos de la subordinación local que se sumaron al saneamiento, fundamentalmente el que hacen a mano los llamados “peones” que recogen los desechos con palas y cajas plásticas en los horarios de la noche y la madrugada.
“Un camión colector llega a cargar entre 64 y 74 metros cúbicos de basura, sin embargo, uno de volteo de los más grandes solo 15 metros cúbicos. Se necesitan cuatro o cinco para hacer el trabajo de uno especializado, lo que implica que los viajes sean más numerosos y por consiguiente el gasto de combustible sea mayor”, añade el vicepresidente del CAP.
Pocos e ineficientes para la actividad, con solo uno de estos carros que falle tan solo 24 horas se pone en jaque la recogida de la basura, a lo que se suma la carga extra que imponen los escombros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario