Dr.Humberto Medrano, uno de los fundadores de los Centinelas de la Libertad a mediados de los 60 |
Por Andrés Pascual
En esto de ser primeros, los cubanos no tenemos desperdicio: exilio histórico, presidio político histórico y, así…
Para no quedarse a la zaga en la lucha por el protagonismo del enfrentamiento contra Castro, entre ellos, como “punta de la comparsa”, acaba de hacer su aparición en el tablao “la disidencia histórica”.
Lo leí en el Nuevo Herald de hoy: Osvaldo Payá y Elizardo Sánchez Santacruz son citados como dos de los “ocambos” que asistieron a un “encuentrico fructífero y provechoso” con Jimmy Carter, (Bueno para que el hombre que provocó el resurgimiento del hambriento Islam, pidiera la libertad de los 5 terroristas); ambos luchan a brazo partido por no perder lo poco que les queda de visibilidad por efectos del “trabajo de la Secretaría de Estado”, algunos exiliados históricos, más otros que no lo son tanto, a favor de Macho Rico, de Yoani, de Biscet, de Fariñas, el huelguista milenario (en duración), de las Damas de Blanco…por cierto, no se supo (por lo menos yo no sé), si Marta Beatriz estuvo en la merienda. Si no, “la corriente independentista” con más premios en metálico que los ganados por Capablanca en torneos de ajedrez, cysmó en el grupo “moderados de la Administración Obama y de la Iglesia” de Biscet, Yoany, la Pollán y un etcétera bastante bueno, contra la línea dura pro exilio de Miami de la Roque y unos pocos. Esto les va a traer consecuencias a los últimos, como una notable disminución de la atención mediática y de dinero (por cierto, esta gente nunca “coge” ni un 5to. lugar de Consolación) hasta que se integren (mejor entreguen) o entren por el aro que quieren Hillary y Obama. Es curioso que no se conozca, con la publicidad requerida, cómo piensan sobre el problema de los 5 terroristas y sobre Alan Gross los “encontrados” con el Manicero socio de Bernardo Benes. A, también de Carter y rodeado por los luchadores: “saquen a Cuba (no a la tiranía) del grupo de países terroristas y suspendan el embargo”.
Si disidencia es hablar o escribir contra la dictadura, a veces solicitando cambios de maquillaje y nunca exigiendo la salida del poder de los criminales que asolan al país, con la opción única de la pena de muerte como castigo; entonces ninguno de los desgajados del Partido Socialista Popular, que se integraron después al Partido de Fidel, previa matrícula en la ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas), y terminaron en la Causa de la Microfracción algunos, primero; intento de salida ilegal, otros (Gustavo, su hermano Sebastián y el hijo de este, Sebastián II Arcos Bernes o Casabón el junior), peligrosidad (Ricardo Boffil) o propaganda enemiga (Luis Ruiz, Elizardo Sánchez Santacruz y Edmigio López Castillo), después de 1980, ninguno, repito, puede formar parte de ninguna vanguardia que iniciara el capítulo de lucha desde el frente de la recopilación y la entrega, para su conocimiento y publicación en el exterior, de denuncias por violaciones flagrantes de los derechos civiles desde 1959, que fue cuando comenzó la masacre generalizada contra el pueblo y contra sus instituciones.
Por supuesto, ninguna cara relativamente nueva, como la de Osvaldo Payá, califica como histórico; pero, Elizardo, tampoco, ni Boffil, ni Marta Fraide, ni Rivero Caro (el del Herald), ni Escalona, ni Roberto ni Edmigio López Castillo, ni Aramís Taboada, que cayó preso por un cohecho de jueces en Marianao, en 1983, junto a Alcides Santana, un tal mayor Pacheco y otros abogados más y lo captaron como ”disidente” en el Combinado del Este, en ¿1984?, o, quizás, 1985, para explotar el nombre de uno de los defensores de los que no debió quedar ni uno vivo, en el juicio de 1954, por los sucesos del Cuartel Moncada. Creo que fue Gustavo Arcos Bernes, quien tampoco es iniciador de esa forma de lucha, el que relacionó al grupo con sede en el Edificio # 3, 4to. piso, Ala sur, y en los Candados, con el abogado, que nunca vivió entre políticos, porque no lo era.
Los verdaderos históricos no son disidentes, son anticastristas desde 1959, porque decidieron no jugar al “hipócrita” por un puestecito en Relaciones Exteriores, o esperar por si Che Guevara estaba de acuerdo en tenerlos como chupatintas o amanuenses en cualquier Ministerio. Alguno fue cercano al sátrapa en el período insurrecto; pero ninguno necesitó más de 4 meses para reconocer la huella comunista, en cada paso que daba el tirano, desde el nefasto 1ero. de enero.
Sabían, desde el propio 1959, que, para la libertad y la democracia cubanas, “la suerte estaba echada” y no existía otra manera de combatir que con la denuncia inmediata en niveles internacionales y con la acción violenta, de guerra, dentro de la Isla. Sin embargo, tal vez no contaron con la red de traiciones que, en silencio y a voces, alternativamente, siempre han conspirado contra la libertad del pueblo y a favor del dictador.
Los Centinelas de la Libertad fueron el primer grupo de patriotas que se encargaron de denunciar los abusos, las torturas, los asesinatos en prisiones como los de Isla de Pinos, los fusilamientos y el inmediato pisoteo de la sociedad civil cubana, con la supresión total de todas las libertades.
Intelectuales, con historial de lucha por la democracia y convencidos de lo difícil del momento para Cuba, desde 1959 y 1960, los doctores Luis Conte Agüero, Humberto Medrano o el maestro normalista y periodista de estudios y profesión, Arnaldo Ramos Llanis, quien cumplió 14 años plantado sobre una sanción de 12 por esas actividades, más otro grupo de igual valor, fueron los primeros que pusieron sus vidas al servicio de la patria, porque, en aquella época, fusilaban y sancionaban a 30 y más años y no se cumplieron 6 ó 7, sino 28, 25, 24…sin piadosos interesados, como intermediarios, por sus libertades.
Cada vez que en la ONU o en la OEA se escuchaba el mensaje de denuncia contra Castro, leído por el doctor Medrano, (hijo del ingeniero colombiano Carlos, que decidió unirse al Ejército Libertador cuando escuchó a José Martí disertar sobre Cuba en Tampa y alcanzó el grado de capitán); cada vez que, en una conferencia sobre la necesidad del apoyo a la lucha contra el castro-comunismo en cualquier foro hispanoamericano, disertaba el doctor Luis Conte Agüero, detrás estaba la resistencia cívica salvadora de la moral de lucha de toda una época en la gesta de 52 años, que no aceptó convertirse ni en cómplice ni en espadón de la más grande ignominia conocida en Hispanoamérica como ideología criminal en el poder.
Tal vez sea saludable brindar alguna que otra conferencia sobre el particular, con el Nuevo Herald invitado, porque, cada vez que se ocupan de asuntos que tengan que ver con Cuba, no solo parece que la Isla la descubrió el tirano en 1959, sino que, los “primeros opositores”, datan del período 1976-1985. Aunque, no por gusto, casi todos eran dirigentes, militantes o represores, algunos desde los 60’s, muchos, hasta ayer.
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