Arnaldo M. Fernández
El anticastrismo adolece hasta ahora de la falla cardinal de no haber enfrentado exitosamente al castrismo dentro de Cuba. Ninguna estrategia ni ademán táctico ha logrado arrancar concesiones y este know how defectuoso deriva de faltas sensibles en los otros dos tipos de conocimiento: objetual y proposicional. Simplifiquemos esta tripartición epistemológica:
- El anticastrismo no sabe cómo enfrentar con éxito al castrismo
- El anticastrismo no conoce bien el objeto social denominado castrismo
- El anticastrismo no sabe discernir bien entre proposiciones verdaderas y falsas sobre el castrismo
Desde luego que casi todos los anticastristas creen que conocen bien el castrismo y que saben validar tales o cuales proposiciones sobre este complejo objeto social, pero ya Platón dejó sentado en su diálogo Teeteto (369-68 a.n.e.) que ni siquiera la conjunción de creencia y verdad es conocimiento si no media justificación.
Así que conocer el castrismo —premisa para el know how apropiado— termina desembocando en tener conocimiento proposicional sobre la base de la razón suficiente, que siempre depende de las circunstancias. El conocimiento se torna entonces relativo y quizás la mejor opción consista en que sea tan confiable como un buen termómetro en circunstancias normales, según la analogía ilustrativa del filósofo analítico australiano David Malet Armstrong en Belief, Truth and Knowledge (Cambridge University Press, 1973).
Hay ejemplos cruciales de termómetros tan malos para tomar la temperatura del castrismo que deben arrojarse al cesto, como creer de entrada que Carlos Lage y Felipe Pérez Roque cayeron por golpe de Raúl Castro a espaldas de Fidel («2009: El año en que se desvaneció el raulismo», Diario de Cuba, febrero 12 de 2010), o pensar que Oswaldo Payá fue asesinado en operativo de la Seguridad del Estado que empezó provocando un accidente de tránsito (sin saber de antemano quién perecería), siguió con un capitán de la policía afirmándolo ante desconocidos en el hospital de Bayamo y terminó dejando vivos a testigos para que echaran el cuento (Anastasia O´Grady: “How Did Oswald Payá Really Die?,” The Wall Street Journal, abril 8, 2013, página A17).
Sin embargo, la larga e infructuosa disidencia, oposición, resistencia o lo que sea frente al castrismo parece actuar como ídolo paralizante del saber: los estándares de justificación racional se ajustan cada más a los intereses y las emociones que a la propia lógica. Y como importa cada vez menos la razón suficiente frente a las falacias emotivas o urdidas en contra del castrismo, el conocimiento proposicional se vuelve obtuso, el conocimiento objetual cede a la ignorancia y el know how anticastrista resulta cada vez más difícil de mejorar.
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Foto: Comando anticastrista (ca. 1963) © Lynn Pelham / Life
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