Existe una fórmula con la que cualquier hijo de vecino puede escribir un discurso para la próxima comparecencia en vivo del Comandante. Aquí la desmenuzo:
- Disculparse por dicha brevedad. Echarle la culpa a la naturaleza (del monstruo) o, en su defecto, al imperialismo.
- Establecer desde el comienzo la dicotomía David-Goliat. Dejar claro que David no es el pueblo cubano y Goliat no es Castro. Los implicados son Cuba y Estados Unidos. ¡Ojo al detalle!
- Hablar de las pequeñas victorias de la Revolución. Por “pequeñas victorias” entiéndase que la isla aún no se haya hundido. Hacer pausa para aplausos.
- Usar pronombres posesivos a lo largo del discurso para referirse al país. Da igual. Cuando la audiencia escuche “nuestra isla”, sabrá que el Comandante habla en sentido literal, refiriéndose a ese territorio rodeado de agua que su familia se ha apropiado ya por más de medio siglo.
- Aunque no venga al caso, mencionar la Crisis de Octubre y Bahía de Cochinos.
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