Rafael Mendez-Tokio
Fukushima ha sacudido la autoestima de la ingeniería de Japón. El país no solo ha admitido que va a tardar casi un año en controlar la nuclear -en el mejor de los casos-, sino que ha pedido ayuda al exterior. Primero solicitó a la francesa Areva expertos para tratar el agua radiactiva que se escapa de la central, y ahora ha visto cómo han sido robots de EE UU los primeros en entrar en los edificios de los reactores para medir la radiactividad. Un duro golpe para el país que se consideraba el padre de la robótica.Continuar leyendo AQUI
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