EL CHIGÜIRE BIPOLAR (ECB): Buenas. ¿Señora Magdalena?
MAGDALENA FLORES (MF): Sí. Para ti, directora general sectorial III Flores. ¿Qué desea?
ECB: Sí, nos mandó el pasante. Era para ver si podíamos hablar con Rufino.
MF: Ah, sí. El Pasante, ese muchacho sí es pendejo. Ellos vivían aquí al lado, ¿sabe? Se hubiera empatado con Rosaura, la prima de Cilia, y sería mínimo embajador. Bastante que esa muchacha se le insinuó, y nada. Pero bueno, para guevón no se estudia, se nace.
ECB: Sí. Pero no se lo diga. ¿Está Rufino, señora directora general sectorial III? ¿Será que sí podemos hablar con él?
MF: Claro, claro. Pasen, allá al fondo, la puertica que está al lado de la batea. Pase con confianza, mijo, y disculpe el desorden. Es que la muchacha que limpia, desde que la nombraron notaria, no vino más.
ECB: No se preocupe.
ECB: Hola, Rufino.
RUFINO FLORES (RF): Hola. Qué fino, un Chigüire que habla. Ja ja ja. Es como una película de Disney pero más fina.
ECB: Sí, sí. Ya lo he oído antes. ¿Cómo estás, Rufino? ¿Tienes unos minutos? ¿Puedes hablar?
RF: …
ECB: ¿Rufino?
RF: ¿Ah?
ECB: ¡Que si puedes hablar un segundito!
RF: Ah sí, sí. Ya va, déjame salvar este juego de la Vieja que estoy jugando, que voy ganando. Por fin. Ajá. Dime.
ECB: ¡Rufino Flores! ¡El único Flores sin trabajo en el gobierno! Primero que nada, debo decir que fue un problema lograr esta entrevista. Mucha gente nos dijo que desistiéramos, que tú no existías. Que eras una leyenda, un mito urbano. Pero fíjate, aquí estamos, delante de tí. En carne y hueso.
RF: Sí. El mismísimo mismo. No te sientes en esa sillita, Chigüire. Allí es donde hago pupú.
ECB: A ver, Rufino. ¿Por qué un Flores no tiene trabajo en el Gobierno?
RF: Mi amá dice que es por la tara que tengo, porque de niñito me ponían a dormir todas las noches con un Plagatox al lado y no crecí parejito. Pero la verdad yo prefiero estar aquí, encadenado, viendo a las lagartijas. Es que afuera hay mucha gente mala. Yo prefiero quedarme tranquilito aquí, sacándome los mocos y cantando Juana la Cubana frente al espejo.
ECB: Rufino, pero tampoco seas así, tan duro contigo mismo. No vayas a creer que tus familiares son una lumbrera.
RF: Pero brutos-brutos no serán, porque toditicos tienen trabajo, no juegue. ¿No?
ECB: Razón no te falta. Bruto es uno, en todo caso.
RF: La otra cosa es que capaz que me dan un chance, los opaco a toditos. Y a mí me da penita con ellos. Ellos me tratan bien.
ECB: A ver, Rufino. Vamos a imaginar por un segundo que tu tía Cilia llega y te da un chance en el Gobierno. ¿Qué harías?
RF: Me compraría una cachucha nueva.
ECB: ¿Y eso es todo?
RF: No, claro que no. Le mandaría a poner una cornetica a mi bici, y… y… y…
ECB: ¿Y qué más, Rufino?
RF: Es que me da penita.
ECB: Tranquilo, habla con confianza.
RF: Bueno. Además crearía un marco legal que favorezca la inversión; especialmente al inversionista que genere empleos; eliminaría el control de cambio y pondría a las personas más inteligentes a buscar ideas que permitan fortalecer nuestra moneda y nuestro aparato productivo. Lucharía con todas mis fuerzas para eliminar las aberraciones de nuestra economía, como el subsidio a la gasolina, por ejemplo. Establecería una política concertada, macro, que busque el desarme y acabar con la impunidad. La cosa es que si no se castigan los crímenes más banales, todo el mundo lo ve como una luz verde para llevar a cabo cualquier delito. ¿No?
ECB: ¿Qué? ¿Que dijiste, Rufino? ¡Eso suena bastante sensato!
RF: ¿Yo? Yo no dije nada. No le vayas a decir nada a mi tía Magdalena, que después cuando tú te vayas me pega. ¡Lagartija! ¡Ven, que te atrape una arañita!
ECB: Rufino. ¡Rufino!
RF: ¿Ah?
ECB: Nada, que te quedaste como pegado.
RF: Nada. Es que estaba pensando en lo fácil que sería poner a andar este país. Pero haría falta mano dura.
ECB: ¿Mano dura? ¿Para qué?
RF: Es que yo veo ese gobierno… ese poco de manganzones ahí, cobrando sin hacer nada. No debería ser yo quien lo diga, porque más de la mitad es familia, y si me oyen diciendo esto después no me dan mi regalito de Navidad, pero esa vaina de tener 30 ministerios y además ese poco de misiones, sin que ninguna sirva para nada… no sé, no me parece.
ECB: Sí.
RF: A lo mejor es porque yo soy brutico; a lo mejor tiene su lógica. Pero a mí no me parece.
ECB: No te menosprecies, Rufino. Lo que dices suena bastante lógico.
RF: Y no me hagas hablar del ejército. Esos sirven menos todavía.
RF: Un pi-rul-ín, dos pi-ru-lín…
ECB: Oye Rufino, yo creo que de verdad deberías hablar con tu tía Cilia, y decirle que te dé una oportunidad.
RF: No sé.
ECB: Coño, el país estaría mucho mejor en manos como las tuyas.
RF: ¿Y si mi tío Nicolás me pega? No, no, no, déjame aquí tranquilito, chico. Mira que después llego yo, y trato de restablecer relaciones con todo el mundo, países desarrollados o en vías de desarrollo, independientemente de su visión política, y firmaría tratados que de verdad nos traigan beneficios. Yo me conozco, a mí me daría por reparar las relaciones con nuestros socios históricos, y además trataría de traer de vuelta a todas las empresas que se fueron, llevándose sus empleos, su generación de riqueza, su estabilidad. Eso molestaría mucho a mi tío, a mi tía. Y yo los quiero mucho. Mejor vete, vete. Las lagartijas ya no quieren hablar contigo. Le voy a decir a tía Magdalena que quiero cenar pisillo esta noche.
ECB: Bueno, está bien Rufino, no es para tanto. Ya nos vamos.
RF: Sí, sí. Vete. Fuera de aquí. ¡Tíaaaa!