"La carga de morbilidad en Cuba es muy diferente", explicó Elma de Vries, ex presidenta de la Asociación de Médicos Rurales de Sudáfrica. Según ella, los que estudian en la isla regresan sin la debida capacitación para lidiar con enfermedades extendidas en ese país como la tuberculosis, el VIH o las complicaciones de la diabetes. Tampoco son entrenados para tratar con mujeres en trabajo de parto, añadió.
De Vries señaló asimismo que para los estudiantes el programa --que incluye un año de aprendizaje de español y cinco estudiando medicina, así como otro año o año y medio de práctica preparatoria en su país-- resulta largo, tedioso y caro.
Por su parte Errol Holland, presidente del Comité de Decanos de Medicina Sudafricanos, que representa a las ocho escuelas de ciencias médicas del país, resaltó que los becarios que van a Cuba son entrenados en las necesidades del sistema cubano de atención a la salud. “Ellos tienen un sistema de salud preventivo, y nosotros todavía no lo tenemos", dijo.
Holland aseguró que su comité ha planteado estas inquietudes acerca del programa de intercambio al ministro de Salud de Sudáfrica, Aaron Motsoaledi,
Cifras del Departamento de Salud en Pretoria indican que hay actualmente 1.003 alumnos sudafricanos en las escuelas de ciencias médicas de Cuba.
El ministro Motsoaledi planea triplicar el número de galenos formados en escuelas locales, pero la escasez de instalaciones ha dado lugar al envío de estudiantes para ser entrenados en Cuba.