Huber Matos Araluce/ Cubanálisis-El Think-Tank
Había llegado a un país amigo buscando respaldo para llevar los transmisores que usábamos en la Florida para transmitir la Voz del CID. El FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) los incautaría en cualquier momento.
Un teniente había informado a su Coronel que yo estaba allí y me acompañaba hacia su oficina.
-Coronel, gracias por atenderme. Llevábamos varios meses transmitiendo a Cuba por radio desde Miami y ya los americanos están al confiscarnos los equipos…
Ando buscando un lugar para transmitir. Nosotros tenemos el respaldo del Presidente de…
Le dije el nombre del país.
-Ellos nos ayudan….
Me miró con simpatía y determinación. Era un hombre de mediana edad, todavía atlético y de pocas palabras.
-Venga conmigo, aquí los vamos a ayudar…
El Coronel conducía, yo iba de pasajero.
Juntos recorrimos la base en un jeep militar buscando un lugar apropiado.
-Coronel, este lugar es problemático, aquí va a terminar guindado un helicóptero. Usted se queda sin el aparato y yo sin las antenas. Con un poco de mala suerte también alguien se muere…
-Matos, y ¿qué le parece este otro…?
-Coronel, en este lugar tenemos el mismo problema, aquí usted pierde un avión…
La base no era pequeña, pero no encontramos nada seguro.
Al cabo de una hora nos tratábamos con más confianza.
-Matos, déjeme hacer una llamada…
-Me retiro…
-No, no, quédese…
Habó al teléfono:
-Coronel…le habla el Coronel……. Necesito que me atienda a un amigo, el le explicará lo que necesita...
Colgó después de escuchar la respuesta y se dirigió a mí:
-Matos, lo esperan mañana a las diez.
No dormí mucho esa noche, estaba emocionado. Creí que no solamente habíamos encontrado un país donde poner nuestros equipos, sino que por la disposición inicial parecía que tendríamos ayuda.
Al día siguiente antes de las diez estaba en la entrada de otra base.
Esta vez me esperaba un oficial, también en jeep, y fuimos directo a la jefatura donde conocí a un coronel más joven pero igualmente dispuesto.
Nos saludamos y después de un intercambio me dijo que no podría acompañarme, pero que buscara el lugar que necesitaba y que regresara a conversar con él.
Le dio instrucciones al oficial y otra vez subimos al jeep.
El oficial me iba dando una explicación de los diferentes departamentos y lugares de la base y entonces el corazón me dijo: aquí está el lugar.
En un momento ví una edificación que me llamó la atención, y le pregunté:
-¿Y eso que está ahí, qué es…?
-La lavandería, pero no está terminada…
-¿Podemos verla…?
-Sí, como no...
La inspección confirmó la corazonada.
La lavandería era un edificio de una sola planta, espacioso y ventilado. Cabría un transmisor grande, estudios, cuartos para el personal, etc.
Estaba un poco alejada de toda la actividad militar y al frente había un potrero donde por suerte no aterrizaban helicópteros.
Ese era el lugar de la antena, la súper antena que íbamos a poner.
-Regresemos, creo que este es el lugar…
También había visto otra construcción donde podíamos poner uno o dos de los transmisores que usábamos en Miami.
El coronel me recibió inmediatamente.
-Coronel, la lavandería nos servirá y si fuera posible también necesitamos el área del frente para poner la antena, es un rombo direccional muy grande...
-Ningún problema Matos, es de ustedes, empiecen cuando quieran…
-Coronel, hay cerca una casa que no están usando, nos serviría para nuestra gente mientras queda listo el otro sitio y además quisiéramos poner otro transmisor ahí…
-Si no la estamos usando también es suya…
-Gracias Coronel, de verdad que se lo agradezco...
Inmediatamente pregunté:
-¿Cree usted que podría hablar con alguien del Estado Mayor…?
-Matos, el… lo está esperando en el Estado Mayor, me dijo que cuando terminara aquí que lo llevaran hasta allá, quiere conocerlo... pídale un par de ametralladoras y los permisos… porque aquí es mejor andar listo… ídale también un carro y chofer… lo van a necesitar...
Nos despedimos afectuosamente, ya teníamos una buena relación con mi anfitrión.
Él moriría después en un atentado.