ADOLFO RIVERO CARO: Espías y ataques nucleares
El caso de Kendall Myers y su esposa Gwendolyn, los espías del gobierno cubano, son el último episodio visible de una larga guerra encubierta. Hace poco la Organización de los Estados Americanos levantó la prohibición a que Cuba perteneciera a la organización. La OEA expulsó a Cuba en 1962 porque el gobierno cubano se había declarado marxista-leninista y, por consiguiente, se había convertido en una dictadura y en un enemigo de la democracia. Como sabemos, en estos 47 años no ha cambiado nada. Los gobiernos simpatizantes de la dictadura cubana y la gran prensa liberal americana, sin embargo, insistieron en que se había liquidado un ''anacronismo'' y uno de ''los remanentes de la guerra fría''. Expresiones como ésta pretenden insinuar que la guerra fría fue una especie de enfrentamiento entre nacionalismos donde ambas partes fueron igualmente responsables. Es es una calumnia obscena. Nosotros llamamos ''guerra fría'' al período particular de lo que, en realidad, es un enfrentamiento permanente entre los países democráticos, encabezados por Estados Unidos, y los dominados por cualquier ideología totalitaria, sea comunismo, fascismo, nazismo o yihadismo.
Con todos sus defectos, nuestras sociedades democráticas son infinitamente mejores que cualquier dictadura totalitaria. La generosidad de los americanos los hace confundir los ataques destructivos contra nuestra sociedad, típicos de la izquierda, con una noble disposición a discutir nuestros defectos. Es un grave y peligroso error. Enfatizar nuestros defectos, verdaderos o inventados, y no el papel extraordinariamente positivo que nos ha tocado jugar, justifica y legitima a nuestros enemigos. Es un grave y peligroso error del presidente Obama. ¿Hemos conseguido algún cambio positivo con esa política? Por supuesto que no. Todo lo contrario.
No fue por gusto que Ronald Reagan calificara a la Unión Soviética como ''el imperio del mal'' y que George W. Bush hablara de un ''eje del mal'' donde se encontraban Corea del Norte e Irán. Tenían toda la razón. El gobierno comunista de Corea del Norte desarrolla un costoso programa de fabricación de armas nucleares mientras millones de coreanos del norte se han muerto de hambre en los últimos años. Irán, por su parte, también está desarrollando un programa de armas atómicas mientras amenaza constantemente con exterminar a Israel. La gente debiera preguntarse: ¿qué puede tener en común la extrema izquierda, los supuestos campeones de los derechos de las mujeres, con los extremistas musulmanes? No es ningún misterio. Los une la conciencia de que el principal enemigo de sus pretensiones totalitarias es Estados Unidos. Este ha sido el papel histórico que Estados Unidos ha jugado desde principios del siglo XX. Eso es lo que hay que subrayar y no sumarse a las calumnias de nuestros enemigos.
Pero volvamos al peligro real que significa Fidel Castro. El comunismo es un sistema que, al coartar al máximo la libertad de los individuos, esteriliza las fuerzas productivas de la sociedad. Para sobrevivir, la dictadura de Fidel Castro ha tenido que depender de las subvenciones de otros países. Fidel Castro siempre ha vivido de los demás. En realidad, no desciende de Marx, Engels y Lenin y, mucho menos, de José Martí y los próceres cubanos. De quien realmente es heredero es de Alberto Yarini, el famoso chulo cubano de principios del siglo XX. La Unión Soviética mantenía a Cuba y Castro le prestaba grandes servicios. Con la desaparición de la URSS y del campo socialista, ahora Fidel Castro vive de Venezuela.
A probable sugerencia suya, Chávez ha buscado una alianza con Irán. Es bueno recordar que en 2001 Fidel Castro visitó Teherán y dijo que Cuba e Irán podían ''poner de rodillas a Estados Unidos''. A Chávez y a sus simpatizantes no les importa que el gobierno de Irán sea uno de los más reaccionarios del planeta. Lo único que les importa es que sea un enemigo jurado de Estados Unidos. Hoy, gracias a la ayuda de Venezuela, Irán ha logrado desarrollar una cierta presencia en América Latina en países como Nicaragua, Bolivia, Ecuador y también Uruguay. Pero Irán es el gran protector de Hezbolá y otras organizaciones de terroristas suicidas. En nuestra propia retaguardia, por consiguiente, se están atrincherando organizaciones capaces de lanzar un ataque terrorista, quizás nuclear, contra Estados Unidos.
Es conveniente observar que, dentro del Departamento de Estado, Myers era un experto en Europa. Esto pudiera no ser muy importante para Cuba o cualquier país latinoamericano pero era muy importante para Irán. Todo el impresionante aparato de espionaje electrónico que tiene Cuba no tiene nada que ver con una supuesta defensa del país, sino con la venta de información a los enemigos de Estados Unidos, incluyendo a los terroristas musulmanes.
Desde hace mucho tiempo, Fidel Castro ha elaborado una política muy sofisticada: nunca permitirá un ataque directo contra EEUU desde territorio cubano. Cuando alguna organización terrorista, de las muchas que han encontrado refugio en Cuba, ha pretendido hacerlo a espaldas del gobierno, ha sido inmediatamente denunciada a Estados Unidos. Esto ha sucedido más de una vez. Castro siempre ha evitado una confrontación directa con Estados Unidos. Le dará toda la ayuda posible a los que quieran detonar una bomba atómica en Nueva York, pero nunca, bajo ninguna circunstancia, aceptará ser un cómplice directo de semejante ataque. Fidel Castro no es, ni ha sido nunca, un fanático. Es algo mucho más peligroso: un enemigo mortal, astuto y estratégicamente bien situado. El presidente Obama no tiene idea de con quien se está enfrentando.