COMUNICADO CON MOTIVO DE LA MANIFESTACIÓN FRENTE AL CONSULADO DE CUBA EN BARCELONA
1 DE FEBRERO DE 2009
El pasado 1 de enero de 2009 se cumplieron cincuenta años de régimen castrista. Un aniversario cerrado que no debería ser motivo de celebración para quienes defendemos los derechos humanos y las libertades políticas fundamentales.
A lo largo del último medio siglo, los cubanos hemos conocido un solo gobierno, un solo partido, un solo discurso oficial. Más del 10 por ciento de la población de la isla ha marchado al exilio huyendo de la falta de oportunidades, la represión a la diferencia y la sinrazón de un país gobernado por Fidel Castro –y ahora por su hermano Raúl– con mano férrea y dogmatismo militante.
El cincuentenario de la Revolución cubana no debe ser, por tanto, motivo de festejo.
Al contrario, se trata de una magnífica ocasión para mostrar nuestra solidaridad hacia todo el pueblo de Cuba, que merece poder decidir su propio destino, gozar de libertades de asociación y expresión, manifestar su derecho a disentir y dar rienda suelta a la iniciativa empresarial de sus ciudadanos sin temer la represión de un estado policial.
Quienes nos reunimos hoy aquí instamos al gobierno de Cuba a tomar el camino de la transición hacia un régimen democrático que se aparte del fundamentalismo doctrinal y el voluntarismo que han marcado los últimos cincuenta años de la historia de Cuba.
Los cubanos reclaman y merecen prosperidad y libertad en el ejercicio de los derechos que hoy se les conculcan.
El futuro de Cuba no puede depender de una sola idea de Cuba, la que propugnan los mismos hombres que la han gobernado por medio siglo y continúan en el poder gracias a la eficacia del estado represivo que han impuesto al país.
El futuro de Cuba tiene que ser escrito por todos los cubanos, todos, sean cuales sean sus ideas políticas, porque no hay más porvenir que el que se alcanza mediante el libre juego de ideas, el fortalecimiento de la sociedad civil y el respeto a la liberdad individual.
La Cuba de hoy, como la de ayer, merece libertad y prosperidad; las merecen y reclaman los cubanos en Cuba y el exilio.
Lecciones de una manifestación