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Juan Bautista Rodríguez, hoy destacado en La Habana. |
Por Uberto Mario*
El cabo venezolano que fue la clave para la restitución de Hugo Chávez en la presidencia en abril del 2002, pasa hoy sus días como jefe de seguridad y edecanes en la Embajada de Venezuela en La Habana.
Juan Bautista Rodríguez, un venezolano común y corriente, entró en la historia venezolana por su incondicionalidad a Chávez en las horas en que fue sacado del poder. Bautista tuvo que ver directamente con el envío de la carta que escribió el mandatario al pueblo venezolano desde Turiamo, informando que no había renunciado a la Presidencia de Venezuela y que se encontraba cautivo en manos de fuerzas opositoras.
"Aquí tienen al presidente de la República preso, secuestrado”, esa fue la frase de Bautista que detonó el sentimiento patriótico y lo convirtió en uno de los protagonistas del rescate de Chávez hace 11 años.
Pero esa historia es conocida, apareció en numerosas páginas de periódicos, y hasta el mismo suboficial venezolano se encargó de dar declaraciones sobre los hechos. Quiero contar pasajes desconocidos de la otra historia del hoy sargento Bautista.
Algarabía del regreso
Después de la algarabia por el regreso de Chávez al poder, el 14 de abril del 2002, Bautista recibió su premio por la actitud "tan valiente" que demostró.
Durante el acto de homenaje a todos los diplomáticos y personal cubano que resistimos durante las horas del "Golpe de Estado", Bautista,recibio la medalla XX Aniversario de las FAR, enviada en esa ocasión por Fidel Castro, única y exclusivamente para este venezolano, en reconocimiento por haber informado al mundo sobre el paradero de Chávez.
Yo estaba allí también y recibí la Orden Francisco de Miranda, junto a todo el grupo de la embajada cubana que no se rindió en la horas del 11 al 14 de abril. Conversé con Bautista y supe de su origen campesino, de que escogió el camino de la Guardia Nacional porque su nivel profesional no le daba para otra cosa, pues no llegó ni a bachiller, y que trabajaba duramente en el campo con su padre y hermanos.
Supe además que un buen día, en un recorrido del General Raúl Baduel por El Blanco (Quebrada Arriba), en el estado Lara, le pidió que quería ser miembro de la Guardia Nacional.
Pasó el tiempo y un día le enviaron una carta para hacerle unas pruebas. Así entró al ejército Bautista, que aún siente simpatía y agradecimiento por Baduel, aunque el General haya "traicionado" a su presidente.
Entrevista fatal
Varios días después de conocerle, me encontré con Bautista en uno de los tribunales que hacíamos los sábados en Caracas para entrevistar a jóvenes y militares en activo que serían captados para estudiar en la Habana.
De la conversación con este hombre recuerdo hoy que fue un fracaso, al punto de no saber en qué siglo vivió el Libertador Simón Bolívar y mucho menos que el Che Guevara era argentino.
Cuando se informó sobre los resultados de la entrevista o examen con el Cabo Bautista a la oficina de cuadros de Fuerte Tiuna en Caracas, la respuesta fue tajante: "No importa, lo mandaremos a La Habana, es un reconocimiento de nuestro Comandante al compañero Bautista".
Y así fue. Bautista salió rumbo a La Habana, primero designado al Instituto Técnico Militar "José Martí" (conocido como ITM), en compañía de 50 jóvenes venezolanos que ya pertenecían al cuerpo militar de Palacio, y allí se preparó como político de tropas.
No sé cuánto pudo aprender en Cuba. El grupo regresó en seis meses y me lo volvi a tropezar en Miraflores, ya dentro de la Oficina Presidencial, como coordinador de eventos gubernamentales, lo que los cubanos llamamos "una botella", porque en verdad Bautista no está capacitado siquiera para mantener una conversación coherente.
Agasajos de Fidel Castro
Pero antes del retorno a Caracas recibió otros agasajos en Cuba. Tras terminar el curso en el ITM, Fidel Castro lo premió con una semana en Varadero, un recorrido por Viñales, una visita a la jefatura del Ejercito Occidental y un recorrido por los sitios históricos de Santiago de Cuba, todo eso en compañía de su mujer, sus padres, dos hermanos y sus cuatro hijos.
A fines del 2003 me lo volví a encontrar en un recorrido de Chávez por los Cerros de Caracas. Allí el fallecido líder se lo presentó a la brigada cubana de médicos y entrenadores como su gran amigo y salvador de la "dignidad en Venezuela".
Por esos años acompañó a Chávez a cuanta gira realizó por el mundo entero. Siempre con bajo perfil, Bautista se movía dentro de la escolta como un turista, pero nada más aportaba.
Fue en esa época cuando Bautista se "endiosó" y su ego estuvo a punto de llevqrlo por mal camino. Pero Ronald Blanco, ex gobernador del Táchira, lo salva de volver a un cuartel de la Guardia Nacional como cabo y sirviente de barracas.
Misión de familia
Blanco fue designado como embajador en La Habana y decidió llevárselo con él en misión diplomática atendiendo a una poderosa razón familiar: la actual esposa de Blanco es una de las hermanas del cabo Bautista. Y aunque ya Blanco no es el embajador, lo dejo bien conectado con su sustituto, Edgardo Ramírez, el actual representante de la cancillería madurista en Cuba.
Días atrás se vio a Bautista en una "misión de honor": la colocación de un busto de Chávez en el pico Caracas de la Sierra Maestra. Junto a él estaba el espía cubano René González, de regreso a la isla y muy activo en la propaganda oficial.
Hoy Bautista es sargento y trabaja como jefe de protocolo y guarnición en la sede diplomática venezolana, en el municipio habanero de Playa. Todavía suele contar que fue quien envió la famosa carta de Chávez revelando que no había renunciado a la presidencia. Al margen de ese episodio, no tiene mucho más que contar y hacer.
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*Periodista radial y ex agente de la inteligencia cubana bajo el alias de "Marcos". Fue captado por el MiNINT en febrero de 1987, labor que desarrolló hasta su deserción en el 2003. Actualmente reside en Miami.
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