CERTEZAS, INFERENCIAS, INCERTIDUMBRES E INTERESES EN EL PANORAMA POLITICO CUBANO
Jorge Hernández Fonseca
20 de Julio de 2010
Después de las apariciones públicas del dictador mayor, de la atropellada deportación de varios presos políticos cubanos (y de la ‘pocilga’ que los esperaba en España), de la golpeadura que sufriera Sigler Amaya frente a las oficinas de inmigración y el sorprendente permiso de salida que le dieron acto seguido, hay muy pocas cosas claras en la Cuba de hoy, lo que nos lleva de la mano a un análisis obligado, donde la inferencia será la herramienta predilecta.
Entre los aspectos claros, el visible restablecimiento de Fidel Castro está en primer lugar. Ahora se disiparon las dudas y ya se puede decir que es un anciano que pasó una larga convalecencia y se muestra dispuesto a retomar las riendas del poder. Su aparición sin embargo ha dejado el sabor de escuchar un hombre recuperado, pero se infiere que ha perdido la brillantez que le permitió sumir a su país en la peor crisis de su historia y continuar siendo considerado por griegos y troyanos como un extraordinario Maquiavelo de la política moderna.
Esta pérdida de capacidad estratégica se infiere claramente asistiendo a los videos de sus apariciones. Tres ejemplos pueden dar fe de estar ahora ante un anciano caprichoso sin el talento de antes: En primer lugar, la equivocada y casi risible predicción de una guerra con fecha marcada, donde “el imperialismo aprovecharía la organización de la Copa del Mundo de fútbol para provocar una guerra nuclear”; es simplemente ridículo. En segundo lugar, la insistencia en vincular un potencial bombardeo a Irán por parte de Israel y/o EUA (bastante probable) con una inmediata respuesta nuclear de Corea del Norte; nada tan insensato. Y en tercer lugar, la aseveración de que el área del Caribe y Centroamérica “no es estratégica para EUA desde el punto de vista militar”; hay que estar muy “chocho” para decir algo así.
La aparición publica del dictador mayor ha tenido que ver con la decisión de la dictadura cubana de liberar los presos políticos de la Primavera Negra, sea para apoyarla de manera callada, sea para condenarla no hablando de ello; pero en cualquier caso, fue para distraer la atención mediática interna hacia sus apariciones y no hacia los titulares que el mundo entero leyó sobre los presos políticos cubanos liberados y sus declaraciones bombásticas.
Un segundo asunto que ha quedado claro dentro del confuso volumen de noticias que recibimos a diario de la isla, es que los acontecimientos recientes --todos-- obedecen a los intereses de las partes, pero que ninguno de ellos está asociado al interés principal cubano: el restablecimiento de la democracia y las libertades sociales y políticas en Cuba.
La parte española tiene el interés de demostrar a Europa que sus pretensiones de eliminar la “posición común”, posee bases sólidas asociadas a un supuesto nuevo enfoque político del castrismo en Derechos Humanos, al decidir liberar sus presos políticos. La Iglesia Católica Cubana tiene el interés de hacer ver que es ella la interlocutora nacional (“entre cubanos”) que convenció a la dictadura a liberar los presos políticos y dejar de acosar a mujeres indefensas, garantizando así, como mínimo, el papel que le permita liberar su acción apostólica.
Por su parte, la dictadura castrista se ríe de ambos, porque se infiere por los hechos que su verdadero interés es usar la Iglesia Católica cubana para controlar y protegerse de la oposición política interna, dando una imagen de conciliación (momentánea y estratégica) y a España, como correa de transmisión de sus necesidades financieras asfixiantes ante la Unión Europea.
Los presos políticos liberados y desterrados, ya se ha dicho, son moneda de cambio dentro del cúmulo de interés enfrentados. Sus anhelos asociados a la liberad de Cuba, simplemente no aparecen en el guión actual que se lleva adelante por la dictadura, España y la Iglesia.
Se infiere por lo anterior, que el único interés “importante” del momento que todavía no ha encontrado cauce adecuado en la isla es el norteamericano, aunque el castrismo insistirá en hallarlo. La visita del Cardenal Ortega a Washington seguramente estuvo relacionada al mismo, en sentido de tratar de conseguir la triangulación coordinada externa Castro-UE-EUA, que salvaría la dictadura del peligroso impase financiero que padece actualmente.
Se supone que Obama abrazaría una solución para la isla con Raúl en el gobierno. No está muy claro sin embargo si esa posición se mantendría con Fidel retomando el mando, o incluso, si su papel en la esfera interna se tornara preponderante. El impase con EUA se debe probablemente a la necesidad del presidente Obama de mostrar que negocia con un gobierno en la isla más proclive a los “cambios”, además del compromiso con los Derechos Humanos.
Un tercer asunto despejado es la fisura visible en la política hacia Cuba del gobierno de Obama y el gobierno socialista de España. La complacencia de Moratinos al permitir enviar los presos cubanos directamente de la cárcel al avión, ha sido demasiado para la opinión pública norteamericana y mundial. Adicionalmente, por primera vez se han escuchado con destaque voces de cubanos salidos directamente de las mazmorras de la dictadura y esta vez la gran prensa internacional se ha hecho eco de la podredumbre de las cárceles castristas y de los intereses democráticos contrarios al de sus “libertadores” españoles, específicamente en cuanto a la “posición común”. Estados Unidos no está dispuesto a semejante vejamen.
El envío del Cardenal Ortega a negociar con EUA probablemente no consiguió sus objetivos, lo que hará a la estrategia castrista (con los presos) intentar otras variantes que les permitan un acercamiento a las posiciones norteamericanas. La Carta de los 74 vino precisamente en el momento que más la dictadura la necesitaba, pero un reciente informe desde EUA alerta al gobierno Obama de los peligros con las acciones unilaterales hacia el gobierno cubano, sin la debida supresión de la represión castrista y el respeto efectivo a los Derechos Humanos en la isla, como mínimo. El levantamiento del embargo y la autorización de viajes, dice el informe, debe ser adecuadamente negociado con la dictadura, haciéndole pagar su precio.
Internamente, la golpiza propinada a Sigler Amaya, un hombre parapléjico e indefenso, no deja lugar a dudas respecto al mantenimiento de la rigidez castrista con la oposición política. No ha habido el cambio de enfoques en el castrismo de que hablaron recientemente algunos opositores entusiasmados con las tretas de los generales de Raúl. Hay sólo intereses. Los intereses del castrismo --con Raúl o con Fidel-- es mantener su rígido control sobre la sociedad cubana, porque de la misma manera que ahora libera opositores, después los apresará.
Finalmente parece ya bastante claro que los acontecimientos actuales no son producto de una meditación dictatorial para cambiar su esencia. Continuará la lucha interna entre los que quieren la continuidad de la ortodoxia marxista y los que propugnan cambios imprescindibles “dentro de la revolución”. Todavía no está claro el papel de Raúl y Fidel en estos bandos y si el enfrentamiento ideológico interno ha llegado a la familia real. Por lo pronto, lo que podría haber sido una aparición histórica de Fidel el próximo 26 de Julio, se convertirá en una simple aparición más entre otras tantas, sucedidas por motivaciones que todavía no están muy claras.
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