Ciudadano
Ilich Ramírez Sánchez
Presente
Distinguido Compatriota:
Nadando en las profundidades de su carta solidaria pude auscultar un poco los pensamientos y los sentimiento, es que todo tiene su tiempo: de amontonar las piedras, o de lanzarlas… de dar calor a la revolución o de ignorarla; de avanzar dialécticamente uniendo lo que deba unirse entre las clases en pugna o propiciando el enfrentamiento entre las mismas, según la tesis de Iván Ilich Ulianov.
Tiempo de poder luchar por ideales y tiempo de no poder sino valorar la propia lucha… Tiempo de oportunidad, del fino olfato y del instinto al acecho para alcanzar el momento psicológico propicio en que Ariadna, investida de leyes, teja el hilo que permita salir del laberinto… El Libertador Simón Bolívar, cuyas teoría y praxis informan la doctrina que fundamenta nuestra revolución, en esfíngica invocación a Dios dejó caer esta frase preludial de su desaparición física: ¡Cómo podré salir yo de este laberinto…! La frase, de contenido tácito y recogida por su médico de cabecera, el francés Alejandro Próspero Reverend en sus Memorias, es llama profunda de iluminación del camino que seguimos. Otro francés, Alejandro Dumas, finaliza su obra El Conde de Montecristo con esta frase de Jesús: «La vida de los hombres está cifrada en dos palabras: Confiar y Esperar, induciendo a pensar que al final de la batalla aparecerá algún Supremo Alguien que, investido de sabiduría como el Abate Faría inspiró el camino de salida, envuelto en nuevas síntesis revolucionarias en aproximación al Dios que cada uno lleva en su corazón. Digamos con Bolívar que el tiempo hará prodigios sólo en cuanto mantengamos rectitud de espíritu y en cuanto observemos esas relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas. La humanidad es una sola y no hay magnitud espacio-tiempo que detenga el pensamiento del héroe caraqueño. Digamos con él: Yo siento que la energía de mi alma se eleva, se ensancha y se iguala siempre a la magnitud de los peligros. Mi médico me ha dicho que mi alma necesita alimentarse de peligros para conservar mi juicio, de manera que al crearme Dios permitió esta tempestuosa revolución, para que yo pudiera vivir ocupado en mi destino especial.
Con profunda fe en la causa y en la misión,
!por ahora y para siempre!
HUGO CHÁVEZ FRÍAS
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