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El presidente Rafael Correa reza en compañía de su familia en la iglesia
del colegio San Gabriel antes de acudir a votar por la Asamblea Constituyente [15 de abril de 2007]. Foto: EFE
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« Escúchenme bien. El Presidente de la República no es sólo jefe del Poder Ejecutivo, es jefe de todo el Estado ecuatoriano, y el Estado ecuatoriano es Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, Poder Electoral, Poder de Transparencia y Control Social, Superintendencias, Procuraduría, Contraloría, todo eso es el Estado ecuatoriano».
Rafael Correa
http://www.elcomercio.com [1]
"Los hombres son tan simples y unidos a la necesidad, que siempre el que quiera engañar
encontrará a quien le permita ser engañado."
Nicolás Maquiavelo
Ecuador, la octava economía latinoamericana y el noveno país más poblado de la región, ha reelegido por segunda ocasión (tercera oportunidad que es electo primer mandatario) a Rafael Vicente Correa Delgado como presidente constitucional de la Republica. Es la quinta ocasión que acude a las urnas (las otras dos con motivo de los referéndums para aprobar la Asamblea Constituyente en el 2007 y la nueva Constitución en el 2008) y en todas validó mediante los sufragios sus propósitos.
La no por esperada muerte del presidente venezolano Hugo Chávez Frías, opacó de los titulares el hecho que no debió pasar inadvertido más allá de sus más de 283 mil Km2.
Correa, que le había pedido al electorado una nueva muestra de confianza para “hacer irreversible la Revolución Ciudadana”, demolió en primera vuelta -solo ha requerido ir a una vez a segunda vuelta en su trayectoria política- al conservador Guillermo Lasso y al excoronel y expresidente Lucio Gutiérrez, obteniendo el 56.7% de los votos electorales, que sin embargo no refleja la crispación del escenario político interno, aunque sin alcanzar la polarización extrema que se observa en Venezuela y en los propios Estados Unidos. Por otro lado su partido Alianza País obtuvo 91 de los 137 escaños de diputados de la Asamblea Nacional, con lo cual sella una victoria de mayoría que le permitirá, sin muchos contratiempos, cumplir con la siguiente fase de su Revolución Ciudadana. Resultados sin antecedentes en la historia política ecuatoriana de 183 años desde su separación de la federación de la Gran Colombia en 1830.
“These are the facts” (esos son los hechos), como expresaría meridianamente un rudo granjero en su duro acento de Iowa; y es que la elevada popularidad de Correa no se explica solamente por los trillados argumentos del carisma y el populismo, como sus despechados enemigos políticos y muchos analistas insisten en considerar. Rafael Correa, pésele a quien le pese, y a diferencia de los hermanos Castro, Hugo Chávez y Evo Morales, es un hombre de resultados no solo políticos, sino económicos y sociales.
Aunque sea cierto que el proyecto correísta de Revolución Ciudadana haya recibido un respaldo de naturaleza reactiva por parte de una población internamente desconfiada, que no se asocia con el modelo político y socioeconómico de control social de la izquierda albista continental, y donde confluyen, junto a los programas del presidente, el rechazo a la tradicional partidocracia.
Ecuador con un 5.5% de crecimiento promedio anual [2] (aunque arrítmico por la elevada dependencia de la coyuntura petrolera y las remesas de la emigración) sustentado fundamentalmente en el sector no petrolero, es la segunda economía mas dinámica de América Latina en la ultima década, siendo aventajada solo por Perú (6.4%), proporción superior incluso al 4% del mítico chileno.
El informe anual de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ubicó a Ecuador como uno de los cinco países de Latinoamérica que redujo significativamente el nivel de pobreza de sus habitantes. Si para el 2002 los índices de pobreza e indigencia eran del 49.0% y del 19.4% respectivamente, para el 2010 descendieron al 37,1% y 14,2%.
La tasa de desempleo que mostraba cifras de dos dígitos antes del primer mandato de Correa, ha ido descendiendo hasta el 4.2% en el 2011, aunque los datos de los dos últimos años deben ser tomados con reserva.
Source: indexmundi.com
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Tasa de Desempleo
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2000
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12
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2001
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13
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2002
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14
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2003
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7.7
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2004
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9.8
|
2005
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11.1
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2006
|
10.7
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2007
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8.8
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2008
|
8.7
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2009
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8.5
|
2010
|
5
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2011
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4.2
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La inversión social que ha realizado el gobierno, que se elevó al 27.2% (2011) del presupuesto nacional, conlleva un análisis de costos-beneficios que nadie mejor preparado para realizar que el presidente Correa. No es de extrañar que estudios de opinión le confieran una credibilidad de la población superior al 60% y una aprobación de gestión en torno al 80%. Uno de los renglones más estimados es el denominado Bono de Desarrollo Humano (creado durante el gobierno de Jamil Mahuad en 1998 como una compensación ante la eliminación de los subsidios al gas y a la electricidad, que se entrega a las madres de familias pobres y discapacitados), el cual se ha incrementado en tres ocasiones de los 15.10 dólares originales (7.60 para los discapacitados) a 50 dólares, y que beneficia a casi dos millones de personas. Acomete igualmente un generoso programa de subsidios para la adquisición de viviendas, “160,000 familias con escrituras”, vociferaba por doquier.
La econometría del riesgo de los costos-beneficios es analizada personalmente por el político Correa, quien tras depurar en aproximadamente un 30% el servicio de la deuda externa, disfruta de fondos temporalmente libres, aunque ello potencialmente comprometa la sostenibilidad del débito fiscal ante el déficit de cuenta corriente. La inflación, un factor que pudiera dar al traste con el esquema político-económico del presidente, concluyó el 2012 en un 4.16%, contenida por la solidez que le imprime la circulación del dólar, pero la estabilidad de este esquema podría verse comprometida si continúa deteriorándose el déficit por cuenta corriente.
Definitivamente, temas muy ríspidos e hirsutos para comedores de chicharrones de puerco, hallacas y chairos de otras latitudes con similares pretensiones.
El Hombre
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa Delgado (Abril 6, 1963), nació en un hogar de clase media baja en el centro de Guayaquil. Es por tanto guayaquileño y no quiteño. Mientras Quito, la capital, es una ciudad de la “Sierra” ubicada en la hoya de Guayllabamba en las estribaciones del volcán Pichincha a unos 2,800 metros de altitud, Guayaquil es una ciudad de la “Costa” del litoral del Pacifico, que cuenta con el puerto homónimo que constituye la puerta comercial de Ecuador al ejecutar el 70% del comercio internacional del país. Si Quito constituye el segundo núcleo poblacional de los 14’483,499 ecuatorianos, de los cuales el 62.8% reside en asentamientos urbanos, el área metropolitana de Guayaquil, con sus 2’929,648 habitantes (Censo 2010), no solo es el principal núcleo del país, sino que es uno de los mayores de Latinoamérica. La estructura demográfica y de empleos, se corresponde con los roles socioeconómicos de ambas ciudades.
El actual mandatario Rafael Correa realizó estudios primarios y secundarios de acuerdo con la profunda vocación religiosa de sus progenitores en el colegio católico San José de La Salle, mientras asistía hasta su primera juventud a la parroquia del barrio de Pedro Carbo en el centro histórico de la ciudad, donde se encuentran entre otras el Hemiciclo de la Rotonda y las estatuas de los Libertadores Bolívar y San Martín.
Activo participante en las actividades de los Padres Lasallistas como catequista y escultista, fue un entusiasta miembro de la Asociación Cultural Estudiantil Lasallana y boy scout, actividades que le permitieron adentrarse en el Ecuador de la “Sierra”.
Su talento y aplicación lo hicieron merecedor en 1982 de una beca de la Facultad de Economía, Administración y Auditoría de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG). Simultaneó sus estudios universitarios con una asistencia de cátedra y como especialista en el Centro de Desarrollo Industrial del Ecuador, una entidad del Ministerio de Industrias. Pero lo que seria extenuante para un estudiante sobresaliente no era suficiente para el bisoño Correa, quien brindando un claro indicio de aptitudes y actitudes fuera de lo común, desplegó un intenso activismo en el seno de la Asociación de Estudiantes de la referida facultad, que lo condujo a presidir simultáneamente en 1986 la Federación de Estudiantes de la UCSG y la Federación de Estudiantes Universitarios Particulares del Ecuador.
Con 24 anos obtiene su licenciatura en Economía con mención especial del tribunal académico a sus tesis “Evaluación de los programas de apoyo al sector informal en Guayaquil”, que indica su temprana sensibilidad por el impacto de las políticas gubernamentales en espacios concretos de la sociedad ecuatoriana.
Al margen de las conclusiones a las que arribó Correa en una investigación que no he tenido la oportunidad de leer, solo los “puros” de la entelequia académica lamentablemente tan extendida entre nuestra fauna profesional, es difícil sobreestimar la importancia de la temática abordada para las estructuras socioeconómicas de las denominadas sociedades periféricas, donde el sector informal junto al desempleo constituye uno de los problemas más graves y complejos. Porque el calificativo de actividad informal oculta el drama del subempleo crónico de la pobreza estructural, que como las Pena, Aporía, Mecana y Ptokhenia de hoy, atrapan en la pobreza, la marginación, las dificultades, el desamparo y la mendicidad a más de dos tercios de la población mundial.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Ecuador, que emplea la metodología de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 43.6% de la población se ubica en el sector informal de la economía, frente a un 40.1% en el formal (2008), aunque otros autores refieren hasta un 75%.
Contrariamente a la mayoría de los recién graduados universitarios latinoamericanos, que aspiran a engrosar las burocracias -parásitas en muchas ocasiones- de las nominas del presupuesto nacional, el bisoño pero inquieto economista, se enroló en una misión voluntaria durante 1987-88 con sus viejos maestros lasallanos en la región de Zumbahua, a 3,700 metros de altitud, donde diseñó, implementó, asesoró y controló la aplicación de proyectos de desarrollo rural en las comunidades indígenas.
Casi dos décadas después se referiría a esta experiencia como una de las más importantes de su vida, en la que, según su propia versión, no solo organizaba microempresas agrícolas, enseñaba matemáticas elementales mientras aprendía el quechua norteño, o simplemente quichua (de kichwa shimi), la principal lengua indígena de Ecuador y que tan útil le resultaría en sus campanas electorales, sino que además laboraba directamente en las faenas agrícolas con los campesinos.
De regreso a Guayaquil es contratado por la UCSG para gerenciar las finanzas de la alta casa de estudios e impartir docencia como profesor asociado en la Facultad de Economía, revelando lo que ha sido un rasgo característico de su trayectoria: simultanear la administración de actividades concretas con la actividad académica, tanto docente como investigativa.
Según el propio Correa ya para 1989, cuando contaba con 26 años, había elaborado su plan de desarrollo académico con vistas a adquirir la formación profesional que consideraba necesaria para desempeñar con éxito su objetivo de ser Presidente de la Republica. Opta mediante concurso nacional de méritos por dos becas de maestrías auspiciadas por el gobierno belga y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional; gana ambas, pero se decanta por la espiritualmente renacentista belga, donde tiene a la distancia de un pupitre no a la chola costeña o a la chibulea de la sierra, sino a la que solo un año después de haber concluido la maestría será su esposa y madre de sus tres hijos, la cándida y bella belga de 21 años Anne Malherbe Gosselin.
Para 1991, con 28 años, obtiene un master de Artes en Economía en la Universidad Católica de Lovaina la Nueva (Bélgica). El periodo 1997-2001 lo encuentra laborando como instructor en el Departamento de Economía de la Universidad de Illinois (Chicago, Estados Unidos), donde en 1999 alcanza otra maestría en Ciencias Económicas y dos anos después (2001) concluye su doctorado en Economía.
Su tesis doctoral “Tres ensayos acerca del desarrollo contemporáneo latinoamericano”, en la que empleando el análisis econométrico tan ininteligible para tanto erudito de la indigencia conceptual concreta, sostiene que las reformas estructurales neoliberales aplicadas en América Latina en la década de los ochenta habían fracasado por cuanto no habían generado crecimiento económico, mientras que la liberalización de los mercados laborales lesionó la productividad nacional y la competitividad internacional de los países de la región.
Al español, al francés y al quichua, añade ahora el futuro presidente el dominio de la lengua de Shakespeare en su variante del slang de Chicago, mestizado como él mismo, con fuerte acento andino.
Durante el período en que recibió su formación académica, Correa se dedicó paralelamente a la docencia. Siendo estudiante, desde 1983 laboraba como asistente de cátedra y en 1993 fue nombrado profesor principal del departamento de Economía de la Universidad -privada- San Francisco de Quito. Durante doce años iba a ejercer con algunas interrupciones como director departamental y profesor de las asignaturas de Macroeconomía, Microeconomía, Economía Cuantitativa, Desarrollo Económico y Economía Empresarial. Entre 1997 y 2001 se desempeñó como instructor del departamento de Economía en la Universidad de Illinois, y entre ese año y 2005 ejerció como director del departamento de Economía de la USFQ.
Igualmente fueron frecuentes sus participaciones como profesor invitado en otras universidades latinoamericanas, como la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), la Universidad Andina Simón Bolívar y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) entre otras.
Fiel a su norma de combinar academia y concreta existencia, en el periodo 1992-93 funge como directivo en el Ministerio de Educación y Cultura, a cargo de un proyecto de perfeccionamiento del sistema educativo financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo. Según su versión, su denuncia a un caso de corrupción interna provocó que le fuera rescindido el contrato en represalia. “Casi aniquilan mi vida”, ha afirmado.
Posiblemente de su etapa belga provengan las influencias de Gaston Berger y Bertrand de Jouvenel, precursores a mediados de los años sesenta de la Prospectiva en Francia. Los cuatro principios prospectivos de Berger “ver lejos, ver amplio, analizar en profundidad y aventurarse”, a lo que agregaba “pensar en el hombre”, que tan bien engarzan en su visión mesiánica de Ecuador y Latinoamérica, deben haberlo cautivado más que el Andrés Chiliquinga del Huasipungo de Jorge Icaza Coronel, y los que más tarde sustentarían metodológicamente la concreción de su visión en la conformación de los cinco ejes del proyecto político de su Revolución Ciudadana.
Su sólida formación conceptual y econométrica le permite remontar las peñas de la especulación nihilista-futurológica tan arraigada igualmente en nuestra academia-funcionaria, y acumula una notable experiencia como consultor de riesgos y prospectivas para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Japan Bank for International Cooperation (JBIC), y la Asociación Ecuatoriana de Agentes de Carga y Logística Internacional (ASEACI).
Escribe numerosos ensayos y artículos de análisis de coyunturas económicas sobre Ecuador y Sudamérica para publicaciones universitarias y revistas especializadas. Más allá de la economía autista, El sofisma del libre comercio y Canje de deuda: todo en función de los acreedores; son algunos de los mas notables, consolidándose como un serio detractor de las políticas neoliberales. Se convierte en un experto de la economía ecuatoriana, cierto que con una preconcebida concepción nada neutral como correspondería a su elevada calificación, pero un experto.
Por ello no sorprende que el doctor Correa Delgado nos cuente que su infancia de niño de clase media de un barrio céntrico de la principal metrópoli ecuatoriana, y no de un suburbio marginal o de una villa de la sierra, y transcurrida bajo la rígida pero formadora guía de los hermanos lasallanos, haya sido “muy dura”. Cierto que una hermana pereció ahogada en una piscina aunque su otra hermana, Pierina Correa, disfruta ampliamente de los beneficios de ser la presidenta de la Federación Deportiva de la provincia de Guayas, viaja incansablemente al exterior firmando convenios de colaboración deportiva, y se retrata con los hermanos Ostaiza, reconocidos narcotraficantes, mientras realiza “trabajo social” con los reos.
Bien oculto bajo siete llaves en el baúl de Wrathion, hasta que opositores políticos lo revelaran durante el referéndum del 2007 sobre la Asamblea Constituyente –uno de los mecanismos típicos empleados por los nuevos populistas de la izquierda latinoamericana para desmembrar las estructuras institucionales y acaparar el poder político-; la sociedad ecuatoriana conoció que Rafael Correa padre había cumplido condena por narcotráfico en los Estados Unidos durante el periodo 1968-72. Empleando como arma lo innegable, el descollante antiimperialista hijo del narcotraficante confeso y condenado, recrea al conclusivo anatema de Teofrasto de que un “… cínico deja, sin sentir vergüenza, que su madre se muera de hambre…”, replica indignado con su estocada preferida: “Cuando tenía cinco años, mi padre, un desempleado, llevó droga a Estados Unidos y cayó preso. Él fue víctima del sistema, no un delincuente, fue un desempleado que desesperadamente buscó alimentos”.
El Ministro
Sobrecogedora la ingenuidad del vicepresidente Alfredo Palacio González en el gobierno que presidía Lucio Gutiérrez Borbúa, quien en enero del año 2003 nombra como su asesor económico al académico que fustigara cáusticamente las políticas económicas implementadas por los últimos tres presidentes ecuatorianos (Jamil Mahuad Witt 1998-2000, Gustavo Noboa Bejerano 2000-2003, y el excoronel Lucio Gutiérrez Borbúa 2003-2005), en trabajos como “Ecuador: de absurdas dolarizaciones a uniones monetarias” y “Lo mismo de lo peor: la política económica del Gobierno de Lucio Gutiérrez”; al que se añade francamente desde la izquierda su libro publicado por el PNUD en el 2004 “La vulnerabilidad de la economía ecuatoriana: hacia una mejor política económica para la generación de empleo, reducción de la pobreza y desigualdad”.
En la misma época el prolífico economista había publicado su clásico “De banana republic a la no república: Las tres últimas décadas de la historia económica del Ecuador”, un ensayo critico auspiciado por la Universidad de San Francisco de Quito y que posteriormente, siendo ya presidente, actualizara como “Ecuador: de Banana Republic a la No República”.
Luego no sorprende que la diosa romana Ocasión (la bella alada con abundante cabellera frontal pero con absoluta alopecia occipital) se le presentara al ambicioso líder estudiantil con credenciales de primer mundo, que la estaba buscando.
El 20 de abril de 2005 Alfredo Palacio González toma posesión, con el aval del Congreso, como presidente de Ecuador en sustitución de Lucio Gutiérrez, destituido a raíz del estallido social conocido posteriormente como la rebelión de los forajidos.
Palacio, un cardiólogo privado sin vínculos partidistas y un candor político propio de señoritas casaderas de la alta sociedad quiteña que frecuentaba, no encuentra una opción más sensata para la cartera de Economía y Finanzas que su asesor.
Es necesario realizar un breve paréntesis para entender el contexto que está viviendo la sociedad ecuatoriana, que va a desencadenar un conjunto de hechos que conducirían a Rafael Correa a la primera magistratura del país.
Si bien el nuevo gobierno pudo paliar efímeramente a los enardecidos ecuatorianos frustrados con el sistema político tradicional, los caldeados ánimos presumían nuevos estallidos sociales.
De esta manera el presidente Alfredo Palacio se decanta por un gabinete formado por personalidades sin relaciones partisanas, funcionarios y tecnócratas -como el propio Correa, que se ubicaba en todas ellas- para replantear las normativas de lo que definía como las tareas centrales del momento: predistribución presupuestaria en beneficio de los sectores de la salud, educación y seguridad social con vistas a pagar la deuda social acumulada de anteriores administraciones; reformular las concesiones al sector privado de la prospección y explotación petrolera; y reconsiderar las negociaciones de liberalización comercial y su impacto en el sector externo y las Pymes.
Este programa ha sido considerado por muchos como un cambio de rumbo, pero constituye en términos de la proyección estratégica de políticas públicas, lo que en navegación y astronomía se denomina un azimut: un ángulo horizontal entre la dirección del norte magnético y el rumbo deseado. O lo que en artillería (proveniente de la geometría) el ángulo derivado entre la dirección principal de vigilancia y un segundo vector siempre sobre el mismo plano, pues los problemas asociados a la dolarización de la economía y a la desmesurada deuda externa que asfixiaba a las finanzas nacionales no eran considerados.
De ello se encargaría el flamante ministro, cuyo encuentro frontal con la diosa Ocasión enmascarada en levita presidencial, le proporcionaría la catapulta requerida para el ambicionado despacho del Palacio de Carondelet.
Solo cuatro meses calentó el sillón ministerial Rafael Correa, quien frustrado en sus denodados esfuerzos por estampar un giro a la izquierda a la política económica se ve obligado a renunciar, lo que creó la catarsis necesaria para fundar su propio partido político Alianza País. Otros cinco ministros en su breve gestión de gobierno de 15 meses, tendría que nombrar el Dr. Palacio González.
Es de interés político y técnico el enfoque “correista” al tema de la dolarización. En sus primeras declaraciones con posterioridad a tomar posesión del cargo, Correa afirmó que si bien el dólar estadounidense continuaría siendo la moneda nacional, su adopción en enero del 2000 por el entonces presidente Mahuad, había constituido “el mayor error” en la política financiera del país.
El pragmatismo del altamente calificado economista se hizo presente y prevaleció frente al político populista. En el largo plazo seria posible revertir el esquema monetario sustentado en el dólar norteamericano, pero que en las actuales coyunturas conduciría al suicidio del gobierno.
En tanto juzgaba como desafortunada la política petrolera de las anteriores administraciones; “rayano en la traición a la patria”, afirmaría, emitió la supresión del denominado Fondo de Estabilización, Inversión Productiva y Reducción del Endeudamiento Publico (FEIREP) que asignaba el 70% de los ingresos excedentes de Petroecuador al pago del servicio de la deuda publica y externa. Los recursos liberados de acuerdo con la concepción del ministro, permitirían enfrentar los déficits fiscales y los programas sociales.
Y es que para Correa -sin faltarle razón- el FEIREP era un mecanismo expoliador que solo beneficiaba a los compradores de bonos de la deuda publica. A cambio propone un nuevo esquema bajo el rimbombante nombre de Cuenta Especial de Reactivación Productiva y Social, Desarrollo Científico-Tecnológico y de la Estabilización Fiscal (CEREPS), aprobado por el Congreso en junio del 2005, donde básicamente se establece la disminución de la recompra de la deuda publica en un 50% (del 70% al 35%).
Inmediatamente el ministro deja un lado al tecnócrata y se engalana con el traje de campaña del conspirador, desplegando una provocativa agenda. Ante los déficits de tesorería algo altamente improbables dado el nivel de los precios del crudo, declara que el gobierno priorizaría las obligaciones internas, a la vez que se sometería a referéndum el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, en pleno proceso de negociaciones. A ello añadiría que no aceptaría “ninguna insinuación” del FMI sobre la política económica del Gobierno, y recalcaba el derecho inalienable a formular un “plan económico soberano” que impidiera la transformación del Ecuador en una “colonia” del mismo.
Las alarmas retumbaron en los habituales asépticos despachos de los acreedores nacionales e internacionales, las organizaciones crediticias internacionales, y en los centros de poder económico norteamericanos, pero esto solo eran los prolegómenos de la puesta en escena que se avecinaba.
Ese propio mes, hablando kichwa y luciendo poncho y sombrero, el aspirante a Mesías nacionalista y redentor regresa sorpresivamente, luego de 18 años, a la Zumbahua de casi 12 mil indígenas y a mas de 3 mil metros de altitud, para socarronamente proclamar su intención de presentarse en las elecciones presidenciales previstas para octubre del 2006.
Ya en estos momentos el ministro disfrutaba de la creciente popularidad de los que no tienen pelos en la lengua populista. El bienhechor de los marginados y hostigador de las élites, en una atmosfera caldeada por el ascendente rechazo popular al TLC, encontraba terreno fértil para el protagonismo de figuras ajenas al tradicional entramado político altamente desacreditado. Nuevamente Correa abandona al tecnócrata y su olfato político lo conduce a los brazos de la diosa Ocasión.
Al igual que los expresidentes Bucaram y Gutiérrez, de los que le separan concepciones y antipatías, emplea hábil y audazmente los debitos sociales acumulados, desplegando un discurso abiertamente de izquierda. Se inventa conspiraciones internas y externas de acreedores y banqueros que pretendían hacer fracasar sus programas sociales y de atención a los excluidos que desestabilizaría el gobierno, y propone una “nueva arquitectura financiera donde se vuelva impostergable la creación de un tribunal internacional de deuda”.
Finalmente, el 4 de diciembre del 2005 formalizó su precandidatura como “independiente” en un acto celebrado en la UASB, con el vaticinio de que en 2007 iba a expedirse la “partida de defunción de la partidocracia tradicional”. Despliega una intensa campana electoral a través de los medios de comunicación, giras regionales donde arengaba a los indígenas en un aceptable quichua, y viaja a Estados Unidos, España e Italia a conquistar las simpatías y el voto de la significativa diáspora ecuatoriana.
Y es que el cansancio y la frustración de la ciudadanía respecto a los partidos y políticos tradicionales le imprimía a las próximas elecciones presidenciales la apertura necesaria para que una figura emergente, carismática, ambiciosa y vital, que contara con los recursos financieros y la plataforma logística adecuada, la posibilidad cierta de conquistar el Carondelet. Correa lo sabía y a ello se consagró, pero requeriría tiempo y un pretexto plausible para engatusar al electorado. Lo “construyó”.
La ocasión no tardó en presentarse. A finales de julio el Banco Mundial rechazo su petición de un crédito de 100 millones de dólares, y el presidente Palacio no aprobó sus gestiones con Chávez para la compra de 300 millones de bonos de la deuda ecuatoriana y acuerdos energéticos. Igualmente propuso para la nueva emisión de bonos de tesorería, una tasa de rendimiento más baja que la del mercado [8.5%] con el evidente propósito de desestimular su compra privada, ya que tenia concertada la venta del 50% de la misma a Venezuela. Correa exigió en su carta de renuncia [3] que la venta se hiciera con la autorización presidencial y cita la falta de apoyo del presidente como un factor clave en la decisión de renunciar a su cargo, el 8 de agosto de 2005.
Mi situación en el gobierno se ha hecho “insostenible”, declara luego que el presidente cedió a las presiones de un “círculo oscuro” de asesores que lo alertaban contra una asociación con Chávez y su Socialismo Bolivariano del Siglo XXI. Dimite el 4 de agosto y la Presidencia emite una comunicación informando que Correa había incumplido con el deber de “mantener permanentemente informado” al presidente, además de haberle exigido inconsultamente una explicación al entonces presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, sobre la desestimación de la solicitud crediticia.
La reacción de los movimientos sociales a su salida del gobierno fue la calculada y necesitada por Correa: el gobierno bloquea los programas sociales promovidos por el ministro. Su popularidad se acrecienta y opaca al resto de los candidatos. El PhD en Economía obtuvo su primera maestría en realpolitik.
(continuará)
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NOTAS:
[2]
Indicadores Económicos
(Fuente: Banco Central del Ecuador)
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|
Indicador
|
2006
|
2007
|
2008
|
2009
|
2010
|
2011
|
2011
|
|
4,75%
|
2,04%
|
7,24%
|
0,36%
|
3,58%
|
6,50%
|
5,01%
|
P.I.B.
(en miles de dólares del 2000)
|
41.705,01
|
45.503,56
|
54.208,52
|
52.027,86
|
57.978,12
|
65.945,43
|
|
|
195,5
|
186,5
|
184,7
|
177,4
|
177,4
|
182,6
|
|
|
5.183,6
|
5.992,8
|
7.097,7
|
6.898,4
|
7.816,7
|
9.237,1
|
|
Crecimiento de depósitos bancarios
(en porcentajes)
|
23%
|
12%
|
|
|
|
|
|
|
8,85%
|
10,09%
|
9,77%
|
9,19%
|
8,68%
|
8,35%
|
|
[3] http://ifis.choike.org/informes/122.html
Source: Diario Expreso
Mr. President,
With regards to today’s oral request I hereby duly inform you that after the last technical meeting held in Caracas among Ecuadoran and Venezuelan technicians on August 1st and 2nd, it was agreed that the coupon rate of the bonds to be issued by the country at international level will be 8.5%. This was the last important detail missing in the negotiation carried out with Venezuela and it is added to that which was agreed between the Economy Ministers of Ecuador and Venezuela at the meetings held previously in Washington, as it is publicly known.
It is worth mentioning that there have also been conversations with economic authorities from Colombia and Brazil aimed at the sale of bonds to the public and private sectors in those countries. In this sense, the only commitment undertaken by Venezuela’s Economy Ministry is to buy at least 50% of bonds to ensure the success of the operation. The bonds will be globally tradable and will represent not only an essential financing source for the country but also the return, after 20 years, to the international financial markets.
Both the Finance Vice-Minister and the Sub-Secretary of the Treasury arrived yesterday, August 2nd, very late at night, from Caracas, and today, very early in the morning they departed for New York to advance the bond operation. I carried out this whole operation, Mr. President, with your due knowledge and authorization, except for some technical details that were within my field of expertise.
On account of the above, Mr. President, I have to tell you, with all due respect, that I do not understand your displeasure at international commitments allegedly entered into by me without your knowledge. I am afraid that the real problem is the strong pressure seeking to block any relationship with a brother country like Venezuela and resulting from this the lack of credibility on my work as Minister of Economy and Finance.
Apart from the above, in the working meeting at the Foreing Office, it was evident and even embarrasing the lack of executive support of the Ministry of Energy and Mines to advance the oil refining and direct gas trade projects with Venezuela. It should be pointed out that both operations, although largely beneficial for the country, are affecting the interests of local groups.
In this way, Mr. President, and so that you may have freedom to make the best decisions for the sake of our country, I hereby submit my resignation as Ecuador’s Minister of Economy and Finance, the post you kindly appointed me to and to which I have devoted all my efforts and limited capacities. I should be grateful, Mr. President, if you could allow me to present, within a period of one week, the corresponding task report as well as the economic proposal prepared by this Ministry, which we intended to submit for the country’s consideration.
God bless you, Mr. President, since your success is the success of our nation.
Rafael Correa Delgado