La altura del Habana Libre (126m) es mínima comparada con la de la torre Burj Khalifa de Dubai (828m) que Robert escaló en 2011.
Mientras reconocía el viernes el edificio de unos 125 metros y 27 pisos Robert dijo a Prensa Asociada que escogió el hotel por su valor simbólico, ya que fue donde Fidel Castro instaló su oficina en los primeros meses del año 59.
Dijo que para él es un nuevo tipo de edificio, con una estructura particular, en algunos lugares un poco deteriorada.
El hotel, enclavado en la céntrica Rampa habanera, se llamaba Habana Hilton cuando se inauguró en marzo de 1958, pero luego fue expropiado y rebautizado Habana Libre.
El francés, que acostumbra escalar ayudándose solo de sus manos y sin ningún implemento para ayudarse o garantizar su seguridad, subió a la azotea y miró el punto hasta donde deberá llegar el lunes. También escaló un par de metros por el costado como prueba.
"La altura me fascina, me encanta la pureza de lo vertical, me atrae este juego entre la vida y la muerte, en esos momentos siento plenitud" comentó Robert, de mediana estatura y unos 50 kilos.
Comenzó su carrera de escalador un día cuando, a los ocho años, regresó de la escuela y se dio cuenta de que había olvidado la llave de la casa. Los
A los 20, sufrió una caída de 15 metros, seis días en coma y múltiples fracturas: cabeza, nariz, muñecas, codo, cadera y talones. Sin embargo, no se amilanó.
Uno de sus mayores sustos lo pasó en 1999, en Chicago cuando a 350 metros de altura en la famosa Torre de Sears notó que la pared estaba húmeda. "Me sacó de paso, de concentración, fue una lucha contra la muerte, algo terrible", recuerda.
Pero también tiene múltiples recuerdos gratos, en particular cuando en Dubai, en los Emiratos Arabes, escaló los 828 metros del rascacielos más alto del mundo, la torre Burj Khalifa.
"Comencé a las seis de la tarde y terminé cerca de medianoche, una hora dura, pero de gran felicidad".