Eugenio Yáñez/ Cubanálisis-El Think-Tank
A medio camino en todo, sin que nada de lo comenzado concluya, sigue naufragando la piragua cubana en el mar de la felicidad, mientras un alienado Fidel Castro escribe pronósticos tremendistas en sus muy irreflexivas reflexiones a las que cada vez menos personas hacen caso, empeñado en torpedear todo lo poco que se está haciendo tarde, mal y nunca, asustando con una guerra nuclear en Irán y la península coreana, mintiendo alevosamente al decir que le gustaría estar equivocado –nada menos que él, el perfecto- y pretendiendo de paso que los agobiados cubanos no puedan ni siquiera disfrutar del mundial de fútbol por televisión.
La gerontocracia cubana, por su parte, sigue dando muestras de estar más perdida que el equipo de Corea del Norte cuando Portugal les goleó 7 por 0, a pesar de que anunciaron que habían ido a Sudáfrica listos para vencer nada menos que a Brasil, y que estaban inspirados por el camarada Kim Jon Il.
Acaba de terminar en toda Cuba una gran auditoría nacional en empresas y unidades presupuestadas, donde han salido a la superficie, como era de esperar, miles de ilegalidades, irregularidades y descontrol administrativo por todas partes. Y aunque las cifras reales del descontrol deben ser de espanto, la magra información hecha pública no menciona las palabras que describirían la realidad con más exactitud: delitos, corrupción, malversación, desvío de recursos, o inmoralidad.
Y lo más importante, claro está, es que ya se realizó la auditoría, aunque habría que preguntarse para qué. Es de esperar ahora un aburrido discurso del supuesto segundo al mando del régimen, José Ramón Machado Ventura, cargado de declaraciones abstractas y lugares comunes, hablando sobre la necesidad de que la militancia partidista y el pueblo en general enfrenten estas situaciones.
En otro orden de cosas, las gestiones de la Iglesia Católica con el régimen han dado por resultado conocido hasta ahora, además de no darle las órdenes necesarias al pueblo enardecido para que se enardezca y maltrate y golpee a las Damas de Blanco y de Apoyo, la excarcelación hace pocos días, con licencia extra-penal, nunca indulto o amnistía, de Ariel Sigler Amaya, prisionero de conciencia de la Primavera Negra del 2003.
Las fotos de Sigler Amaya al llegar a su casa son más elocuentes que cualquier narración sobre el tema: se le ve inválido, demacrado, casi al borde de la muerte tras más de siete años de maltratos y abusos en las ergástulas del régimen.
Es importante comparar esas fotos con las de la salida de la prisión de Isla de Pinos de Fidel Castro y los demás asaltantes al cuartel Moncada, amnistiados en 1955 por la dictadura batistiana a pesar de que aquella acción provocó decenas de muertos de ambos lados, o con las de los espías convictos de la Red Avispa, alias los cinco héroes anti-terroristas, que cumplen prisión en Estados Unidos escribiendo poesías o pintando cuadros, que da la impresión de que les visitan continuamente las musas.
Otro de los resultados de la reunión de la alta jerarquía católica cubana con el régimen, más de cinco semanas después de haberse realizado, ha sido el traslado de una docena de prisioneros de conciencia a cárceles ubicadas en sus provincias de residencia, lo que no es nada difícil para el gobierno, teniendo en cuenta que en el paraíso proletario cubano existen más de doscientas cárceles repartidas por todo el país, así que siempre habrá una relativamente cerca de la vivienda de los prisioneros políticos.
Nada más se ha logrado en el período post-reunión Iglesia-régimen. El médico disidente Dr. Darsi Ferrer no fue excarcelado, como dice tanta mala prensa, sino condenado a prisión domiciliaria por el delito común de receptación, ya que supuestamente obtuvo un par de sacos de cemento en el mercado negro. Para nada se menciona su destacada actitud como activista de derechos humanos y denuncia de las condiciones sanitarias del país, en el provisionalmente frustrado intento de mantenerlo en el tanque como medida represiva de escarmiento.
Y como estaba ilegalmente preso por ese pretendido delito, para el que los fiscales-marionetas asesorados por el aparato pedían tres años en la cárcel, el régimen dictó la sanción de prisión domiciliaria para no perder su virginidad de guapo de barrio que no se deja intimidar por nadie, aunque las decenas de activistas que apoyaban a Darsi Ferrer afuera del tribunal, así como diplomáticos y la prensa extranjera, sí que eran un verdadero motivo de preocupación para el gobierno, que diga lo que diga sabe que está contra la pared y bajo atenta observación del mundo entero.
No se trata de que no sean positivos esos pequeños pasos que se han materializado tras la reunión de la jerarquía eclesiástica con el régimen, sino que no son suficientes en las dramáticas condiciones actuales. Y aunque existen enfoques optimistas en el sentido de que habrá más resultados en esa dirección, teniendo al gobierno cubano de contraparte no es saludable confiar en promesas que, -hay que recordar- no ha hecho públicamente, pues lo poco que se conoce son las versiones ofrecidas por la Iglesia, que sin dudar de ellas hasta ahora no iluminan demasiado.
Sin embargo, los problemas no acaban, y lejos de amainar, la tormenta se espesa día a día. Si los que tienen que ver con la espiritualidad y la superestructura son volátiles, los que tienen que ver con la más prosaica subsistencia de los cubanos cada día son más y mayores, y las posibles soluciones cada vez más abstractas y lejanas.
Ahora, después de casi dos años de entrega en usufructo de tierras abandonadas a quienes desearan ponerlas a producir, y tras un proceso plagado de interminables enredos burocráticos, ineptitud, confusión y abusivos condicionamientos políticos, el millón de hectáreas constituyen solo el 56% de las tierras abandonadas que podrían asignarse en usufructo. Y para más escarnio, la prensa del régimen parece desayunarse en estos días con la noticia de que para desbrozar las malezas y hacer producir la tierra hacen falta instrumentos y aperos de labranza, insumos y semillas, que los usufructuarios no tienen ni pueden obtener, pues ni están a la venta ni se pueden alquilar, y tampoco hay créditos disponibles para ello.
Sin embargo, ya un sabio burócrata a cargo de no está claro qué, dijo en la prensa que los resultados productivos de este reparto de usufructos nunca se pensaron como inmediatos: “Evaluar los resultados del proceso es un poco prematuro... el impacto productivo debe verse en los dos años sucesivos’’. Naturalmente, ya se amenazó a los usufructuarios con retirarles la concesión si no hay resultados productivos, aunque no se hace nada serio por parte del gobierno para apoyarlos, pero ya se justifica la ausencia de resultados o el hecho de que demorarán en apreciarse a causa, como todo el mundo se imagina ya la cantaleta de siempre, de la no disponibilidad de recursos y, como todos sabemos, compañeras y compañeros, la crisis mundial del capitalismo, el criminal bloqueo imperialista, las condiciones climáticas, el calentamiento global, y bla, bla, bla…
El calor arrecia en estos tiempos veraniegos en Cuba, pero las perspectivas no son para nada halagüeñas: la crisis energética se mantiene y se complica diariamente a causa de la ineficiencia, los baches en la generación eléctrica y la ineptitud gubernamental, por lo que continúan las interrupciones productivas y las prohibiciones de utilizar los equipos de aire acondicionado en los establecimientos estatales.
Los cortes de electricidad ya están a la vuelta de la esquina una vez más, mientras los niños y jóvenes se mantienen en sus casas porque tienen receso escolar pero ninguna opción recreativa; los imprescindibles suministros alimenticios escasean cada día más y solamente aparecen, cuando lo hacen, a precios estratosféricos, por lo que la muy devaluada moneda nacional cada vez alcanza menos para cubrir las más elementales necesidades.
Por si fuera poco, están saliendo a la luz otros problemas con la moneda supuestamente “fuerte”, el peso cubano convertible o CUC. Aparentemente, el régimen no ha tenido el más mínimo pudor, al ver vaciarse sus arcas por la crisis estructural del sistema, la legendaria ineficiencia y la corrupción rampante, en imprimir muchos más “chavitos” que los que se debería haber hecho considerando su verdadero respaldo en oro o en dinero “de verdad”, como dólares, euros u otras monedas responsables.
Diciéndolo en otras palabras, el peso convertible cubano cada vez es más peso muerto y mucho menos convertible, aunque nunca fue realmente convertible en el concepto internacional de una moneda.
Cada vez más el CUC se va pareciendo al peso cubano que circula para los cubanos de a pie, que a pesar de decir en todos los billetes que ese instrumento está respaldado por oro y demás activos de la nación cubana, en realidad no tiene el más mínimo sostén y cada vez se debilita más.
Han habido incluso comentarios en la televisión sobre la posibilidad de ajustar la falsa paridad del CUC con relación al dólar estadounidense y el euro, en lo que sería una devaluación del llamado peso convertible cubano, con la intención de estimular el turismo extranjero, sobre todo el europeo.
Los problemas no terminan: “Papá-Estado” tiene todos los bolsillos y almacenes vacíos, pero las gavetas llenas de múltiples reclamos de pago de muchas deudas atrasadas de inversionistas y suministradores extranjeros, por lo que el crédito no es una alternativa seria, y la única fuente relativamente estable de ingresos para el régimen sigue siendo hasta ahora el patrimonio venezolano. Pero Hugo Chávez está enfrentando dificultades internas y experimenta muchas limitaciones económicas, no solamente por los precios del petróleo, sino principalmente por el absoluto descontrol e irresponsabilidad gubernamental y la gigantesca corrupción “bolivariana”.
Las esperanzas que en algún momento pudo haber despertado Raúl Castro, sobre todo después de su publicitado llamado el 26 de Julio del 2007 a discutir abiertamente los problemas del país para buscarles soluciones, se han desmoronado ante tantas promesas incumplidas, multiplicidad de dificultades y total ausencia de programas o proyectos de soluciones para la crisis más grande y profunda que ha vivido la nación cubana en toda su historia.
Aunque los sicofantes oficiales con credenciales de pensadores profundos aseguran que “se están haciendo muchas cosas”, parece que solamente ellos lo conocen. Lo que puedan decir en un momento, sea en una conferencia, en la prensa, o hasta en la Semana Social de la Iglesia recientemente concluida, podrá ser -en el mejor de los casos- su interpretación honesta de la realidad, pero no es un reflejo del pensamiento oficial, y mucho menos de la acción oficial en cualquier sentido.
Ciertamente, tienen en estos momentos ciertas licencias para opinar, publicar y decir cosas que eran absolutamente impensables en tiempos del Comandante, y eso es un avance, pero lo que no acaban de comprender, ni ellos mismos ni muchos expertos fuera de Cuba, es que la intelectualidad y la academia no tienen peso específico alguno en los oscuros cuarteles de la gerontocracia cubana, que es donde se toman las decisiones.
Esas decisiones se toman en la Comisión del Buró Político, pues ni siquiera se hace en el Buró Político del Partido o en el Consejo de Ministros, y mucho menos en la Asamblea Nacional del Poder Popular, que existe para refrendar, con apoyo unánime, lo que se decida en esa Comisión, ya sea partir una provincia en dos o realizar un concierto en la calle.
Para la nomenklatura y la población, el que anuncia y promete, las muy pocas veces que lo hace, es Raúl Castro. Pero no está cumpliendo en nada ni en ninguna parte.
Se está acercando la fecha en que el acueducto de Santiago de Cuba debería estar funcionando a plenitud, para aliviar una situación que por décadas ha creado problemas a los orientales.
En Julio del 2008 el general Raúl Castro dijo en esa ciudad que estaba haciendo pública la información sobre las instituciones encargadas de ejecutar esa obra para que los santiagueros supieran a quien pedirle cuentas en caso de que no se cumpliera, y todo parece indicar, aunque la prensa oficial siga padeciendo de su proverbial autismo informativo y el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés visite y visite la obra, que no se cumplirán los planes previstos y el acueducto no estará listo, por lo que seguirán las pipas distribuidoras y la carga de cubos y latones de agua para enfrentar las necesidades elementales de agua de los santiagueros.
Entonces, analizando todas las situaciones en conjunto, está demasiado claro que la capacidad del general-presidente y la gerontocracia aferrada al poder contra el sentido común, solo alcanza para priorizar los esfuerzos y recursos materiales y humanos para lo que mejor saben hacer, para la represión, pero resulta absolutamente insuficiente para culminar ninguna tarea constructiva, ni en el plano político, ni en el económico, ni en el social.
Sin embargo, el mayor contraste con esta aplastante realidad que se constata diariamente se encuentra en la muy alienada descripción de la situación actual del país que hace Fidel Castro en su siempre (pen)última “reflexión”:
Los sueños más revolucionarios se están cumpliendo y la Patria se recupera firmemente.
No hacen falta comentarios.