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Aciertos y desaciertos de las UBPC
Juan Varela Pérez
juan.pvp@granma.cip.cu
A la creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), en septiembre de 1993, le animó un fin muy noble: iniciando el periodo especial, se trataba de aprovechar todo el potencial técnico, rescatar tierras ociosas, incrementar la producción y el ingreso de los trabajadores, así como utilizar mejor los recursos disponibles.
Por entonces las entidades de la Agricultura recibían unos 1 800 millones anuales en subsidios, el salario de los obreros era muy bajo y estaba sujeto a normas que, alteradas con frecuencia, frenaban las fuerzas productivas.
Por supuesto, no en todas ni en todas partes las cosas salieron mal. La Emilio Hernández Cruz, de Artemisa, demuestra los favorables resultados que se obtienen cuando todo se hace bien. En 15 de los 16 años de existencia logra la condición de rentable, y hace una década no precisa de crédito bancario.
Tropiezos
El tiempo demostró que al no haberse reconocido como verdaderas cooperativas, muchas quedaron a mitad de camino entre la granja estatal y la CPA. Ni eran cooperativistas, ni eran del todo obreros agrícolas; se creó un limbo, pero hubo más: surgieron agentes deformadores de su esencia, al punto de mantener intacta la estructura de las empresas originarias subordinándolas a su control.
Fundadores de las UBPC coinciden en que la premura en su constitución impidió que madurara la idea y se crearan las condiciones propicias, olvidando los principios básicos aprobados para llevar a feliz término un proceso transformador de esa magnitud.
Faltó también el oportuno seguimiento a algo que nacía.
En la etapa de preparación abundaron los puntos débiles, a partir de un concepto muy grave: confiar en que sobre la marcha se "arreglarían las cosas". Y cómo esperar soluciones mágicas: no hay colectivo capaz de andar bien, sin conductores eficientes.
Luces en el camino
El proceso de reorganización que lleva adelante el Ministerio de la Agricultura trata de ir a la raíz de los problemas y corregirlos; en la actualidad, les da seguimiento a las 1 463 UBPC, de las cuales 402 no obtienen ganancias.
La disminución del personal indirecto, así como la medida de simplificar el aparato de dirección, contribuirá a fortalecer la base con técnicos y personal que acumulan años de experiencia.
Los dirigentes del organismo están convencidos de que el panorama de hoy, nada satisfactorio, puede transformarse gradualmente según se estabilice la fuerza laboral y sean erradicadas las insuficiencias que lo impiden.
Buena parte de la recuperación, el futuro y la existencia de esas unidades dependerá del grado de organización, disciplina y entrega de los 83 791 integrantes, en particular, los 1 394 técnicos de nivel superior y los 7 806 de nivel medio.
La decisión tuvo en cuenta resultados económicos adversos y deudas sin respaldo productivo, déficit de fuerza de trabajo, deterioro en los rendimientos y connotadas manifestaciones de corrupción que involucraron a la dirección de la junta administrativa y miembros de esas cooperativas.
Fundadores de las UBPC como Justo Terry, Norma León, Abel Fonseca y Lucio González aseguran que el camino por andar aún es largo, en especial en las más atrasadas, pero reconocen que las cosas empiezan a cambiar.
Saben, porque lo disfrutan, que otra valiosa oportunidad se les abre a todos; mediante la diversificación pueden agregar a su producción fundamental la firma de convenios en porcino, ganado menor, aves, ceba de toros, la siembra de plátano tradicional y extradenso, creación de fincas de frutales y forestales, y un capítulo a veces marginado: el mejoramiento de los suelos.
Esta alternativa aumenta el suministro de alimentos, ensancha el radio de posibilidades y eleva la economía individual. Hay varias UBPC que se adelantan y ya constituyen verdaderas guías por la forma de asumir el reto y el adelanto en las plantaciones en cosecha y las que fomentan.
La vinculación del hombre al área, los resultados finales de la producción, la atención al hombre y el autoabastecimiento de sus miembros y familiares, son principios que tienen, en este momento, absoluto seguimiento en el Ministerio de la Agricultura.
Los especialistas consideran que la diversificación, de comportarse como en sus inicios, contribuirá al desarrollo económico, productivo y social de las UBPC, y constituye un resorte que mueve el sentido de pertenencia.
Pero hace falta acabar de definir las formas cooperativas de este sistema de producción estatal socialista, porque su relación tenencia de tierra-producción es un elemento de primer orden, ya que estas estructuras poseen el 42% de las tierras cultivables, aunque todavía no han demostrado todo su potencial productivo, especialmente en cultivos varios.
Lograr que en fecha no lejana los aciertos superen los desaciertos, es el compromiso de quienes confían en que las mejores Unidades Básicas de Producción Cooperativa consoliden sus posiciones y las restantes den el salto para acabar de incorporarse a ese camino en un corto plazo.