¡POBRE PÁNFILO!
La noticia salió en Cubanet: el famoso Pánfilo será juzgado por “Peligrosidad social pre-delictiva”, uno de los engendros jurídicos del castrismo, para meter preso a cualquier ciudadano que el régimen considere que le molesta. No importa que hayan firmado los Pactos de la ONU, de respeto a los derechos humanos: el comunismo no respeta ni sus propias ordenanzas, excepto que se diga algo en contra del pensamiento único del execrable Faraón antillano.
Juan Carlos Gonzáles, alias Pánfilo, dedico gran parte de su juventud al trabajo en la Marina Mercante. Quizá la propia degradación y casi desaparición de la Marina, otrora joya de la propaganda castrista, obligó a este pobre hombre a buscar otros horizontes. Pero no los encontró. En cambio, como casi todos los cubanos, encontró la miseria y el alcohol.
Y un día, en medio de una borrachera para recordar, y sin tener nada que comer, explotó:
¡Jama, aquí lo que hace falta es jama! ¡Aquí lo que hay es tremenda hambre! ¡Comida! ¡Acere graba ahí, que te lo dice Pánfilo en Cuba, que no dice mentiras! ¡Tremenda hambre!
Y todo fue filmado y puesto en YouTube, donde conoció las glorias de la fama inmediata. En cuestión de días, el humor cubano lo hizo más famoso que Madona y hasta llegó a ser pariente del Presidente de EE.UU.: Pánfilo Ojama. Y lo pusieron a cantar reggeaton en la famosa red de redes. Y le llenó el día de carcajadas a millones de cubanos alrededor del mundo.
Fue suficiente para las hordas totalitarias, que han desterrado hasta el humor de la isla bella. Y a su casa llegó el espanto de la soldadesca, la tenebrosa Seguridad del Estado y la Policía. Le hicieron la vida imposible. Como dijo en su segundo video: ”! Acere, estoy metido en tremenda candela! ¡Ustedes han hecho mucha plata, pero yo no he visto un kilo!”
Su familia está en la fuacata, en la prángana, vale decir, en una siniestra ordalía medieval de miseria y terror.
Pánfilo es el producto más vistoso del castrismo: el hambre, la pobreza y la miseria como instrumentos de dominación. Y el alcohol para no sentir, no pensar, no sufrir y, sobre todo, no hablar contra la dictadura militar.
Desde luego que esa mafia en el poder, esa gentuza excretal - perdonen la licencia poética - que todo lo manipula y lo llena de mentiras, no publica las exorbitantes estadísticas del alcoholismo en Cuba: hombres y mujeres, viejos y jóvenes y, ¡hasta niños! son grandes consumidores de bebidas alcohólicas.
Ese alcoholismo engendra violencia familiar y ha disparado las tasas de divorcio a límites insospechables, que tampoco la mafia publica. Como no publica las cifras de muertes productos del alcohol, las cifras de abortos o las cifras de embarazos prematuros en niñas y jovencitas del país. Todo eso es parte de una operación de escamoteo de la verdad bien vertebrada.
Pero Pánfilo es también la muestra de la escandalosa situación de los negros bajo la bota castrista. Ese segmento poblacional, el más vulnerable de la sociedad cubana, demuestra la cruda realidad del totalitarismo: decenas de miles en las ergástulas castristas, por delitos que no son delitos en ningún otro país. Cientos de miles en los peores trabajos, bien, pero bien lejos de los centros de poder, fuera del turismo y de los centros de las divisas, condenados a la prostitución y a la búsqueda ilegal en el mercado negro, de algunos recursos para la subsistencia y la sobrevivencia, bajo todos los límites de la miseria y la pobreza.
Los viejos y no tan viejos, durmiendo las borracheras en las calles o de “buzos y leones”, hurgando en la basura o las negras viejas, vestidas a la usanza del siglo XVIII, en las plazas del turismo extranjero, para buscarse la difícil moneda dura. Y los grupos de músicos, en una desenfrenada competencia para que les den algo de la moneda “del enemigo”.
La picaresca cubana ha contribuido a esta inmerecida situación de este pobre hombre.
Ahora, por lo menos, deberíamos expresar en toda la red, nuestra condena y profunda repugnancia contra los verdugos del totalitarismo y la solidaridad sin límites para Juan Carlos Gonzáles y su familia.
Al final, Pánfilo no cometió ningún delito. Decir que en la Cuba de los Faraones castristas, hay tremenda hambre, es una verdad de Perogrullo, que todo el mundo conoce.
Pero la represión de estas hordas de la infamia, no conoce de libertades ni derechos. Ahora su rencor va dirigido a este pobre hombre, cuyo único delito ha sido decir la verdad.
¡Libertad para Pánfilo!
¡Libertad para el pueblo de Cuba!
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.