Parecía que el país se podía enfilar por un nuevo rumbo. Muchas expectativas se crearon alrededor de este paso que asumió el nuevo monarca. Sin embargo todo ha quedado en el olvido. No se ratifico el Protocolo Facultativo, instrumento que da legitimidad al Pacto de Derechos Civiles y Políticos, no se publico en ningún medio el contenido de los instrumentos de derechos humanos establecido por las Naciones Unidas y no ha habido ningún interés en cumplir lo estipulado en los mismos.
El Partido Liberal Nacional Cubano (PLNC) durante todo el 2008 entablo una campaña sostenida por la publicidad de los Pactos firmado por la dictadura de los hermanos Castro sustentada en la importancia que reviste para el pueblo cubano el cumplimiento de los mismos.
El 7 de agosto fue presentado ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) el documento petición y comunicado de intención firmado por líderes de trece organizaciones quienes a título personal les solicitamos a los parlamentarios cubanos que sometieran a un debate público cinco puntos de cada uno de los dos grandes pactos suscrito por el entonces canciller Felipe Pérez Roque con la anuencia del General Castro.
Los cinco puntos en cuestión eran los siguientes.
Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
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Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. En particular, nadie será sometido sin su libre consentimiento a experimentos médicos o científicos.
Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personal. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta. Toda persona tendrá derecho a salir libremente de cualquier país, incluso del propio.
Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país.
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación.
Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.
Toda persona tiene derecho a asociarse libremente con otras, incluso el derecho a fundar sindicatos y afiliarse a ellos para la protección de sus intereses.
Participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos.
Tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país
Igual oportunidad para todos de ser promovidos, dentro de su trabajo, a la categoría superior que les corresponda, sin más consideraciones que los factores de tiempo de servicio y capacidad;
El derecho de toda persona a fundar sindicatos y a afiliarse al de su elección, con sujeción únicamente a los estatutos de la organización correspondiente, para promover y proteger sus intereses económicos y sociales. No podrán imponerse otras restricciones al ejercicio de este derecho que las que prescriba la ley y que sean necesarias en una sociedad democrática en interés de la seguridad nacional o del orden público, o para la protección de los derechos y libertades ajenos.
Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales, de escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas, siempre que aquéllas satisfagan las normas mínimas que el Estado prescriba o apruebe en materia de enseñanza, y de hacer que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
El PLNC había distribuido copias del contenido de los Pactos de Derechos Civiles y Políticos, Económicos Sociales y Culturales a todas las estructura del PLNC en todo el país con instrucciones de reproducirlos con nuestros propios esfuerzos e imbuir a la población en nuestro radio de acción del contenido de los documentos firmados por el gobierno cubano, otras organizaciones opositoras en el país también así lo hicieron.
Hasta los días de hoy y en espera de respuesta hemos estado sin que las autoridades cubanas hayan respondido.
Otros esfuerzos se realizaron por el innegable derecho que tienen los ciudadanos de este país en conocer lo que su gobierno firmo. En tal sentido el documento petición y comunicado de intención fue suscrito por otros pobladores cubanos en otras nueve provincias. Propuesta presentada ante las respectivas Asambleas Provinciales y sin respuestas. Igual actitud asumió la ANPP.
Aunque vimos con innegables positividad el rumbo del gobierno cubano el 28 de febrero del 2008 cuando firmaron los dos grandes pactos internacionales de derechos humanos lo demostrado hasta hoy es que resulto ser un fiasco. Ya que primo la búsqueda de legitimidad internacional del General Castro contra todas las esperanzas de los cubanos.
Hoy el nuevo gobernante de Cuba ha acentuado su poder y ha conseguido todo el dominio económico y político de la nación. Ha dado un vuelco más a la tuerca en aras de consolidarse y se ha olvidado de conducir al país hacia grandes transformaciones que mejoren la vida de los cubanos.
Los presos políticos siguen languideciendo en las inmundas cárceles cubanas y todos los cubanos nos quedamos con las expectativas congeladas luego de aquel discurso en Camagüey que anunciara cambios estructurales y de concepto.
El PLNC no depondrá sus perseverancia y voluntad de seguir luchando por una Cuba democrática, prospera y moderna. Los nuevos mandamases deben saber que están en presencia de un pueblo cansado y engañado por medio siglo. Deben saber también que su edad es avanzada y que el futuro pertenece al cambio, demorarlo es un crimen que no será olvidado. Por nuestra parte nos comprometemos a seguir sin descanso nuestra desigual batalla que no por ello es justa.
León Padrón Azcuy
Presidente del PLNC