Labor constante, pero discreta
Miguel Díaz-Canel cumplirá el martes sus primeros 100 días como número dos de Cuba, en los que ha desplegado una labor constante pero discreta, sin opacar a su mentor, el presidente Raúl Castro, ni a otros dirigentes históricos del régimen comunista.
Ingeniero electrónico de 53 años, fue designado el 24 de febrero como primer vicepresidente del Consejo de Estado, órgano supremo del poder cubano, en lugar de José Ramón Machado (de 82 años), un histórico que conservó el segundo puesto en el Partido Comunista (único), que gobierna la isla desde hace medio siglo.
"Su función es la de vicepresidente, complementando, sin competir con el liderazgo presidencial" y sus "planteamientos son a tono con un tiempo de cambio, pero sin grandes revuelos", dijo a la AFP el analista cubano Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver (Colorado, Estados Unidos).
Primer dirigente de tan alto rango nacido después del triunfo de la revolución de Fidel Castro en 1959, Díaz-Canel ha cumplido tareas dentro y fuera de Cuba, asistiendo a reuniones netamente políticas, pero también a otras actividades protocolares. Ha estado, no obstante, totalmente ajeno al escabroso campo de la economía.
Es el dirigente de mayor jerarquía en el equipo de cincuentones que se perfila en la primera línea para el relevo en 2018 --cuando termina el último periodo presidencial de Raúl--, que integran también el vicepresidente Marino Murillo (52), a cargo de las reformas económicas; el canciller Bruno Rodríguez (55), recientemente ascendido al selecto Buró Político del Partido; y la jefa del Partido en La Habana, Mercedes López Acea (48 años).
Díaz-Canel "no es un advenedizo ni un improvisado", afirmó Raúl Castro en febrero, al destacar una hoja de servicios de 30 años, que incluye el mando del Partido en dos provincias, Villa Clara (centro) y Holguín (oriente), tres años de ministro de Educación Superior (2009-2012) y vicepresidente del Consejo de Ministros (en 2012). Es miembro del Buró Político desde 2004.
"Sus primeros 100 días han sido muy buenos y esperanzadores", dijo a AFP el politólogo y economista Esteban Morales, quien lo caracteriza como un hombre "carente de dogmatismo, realista e inteligente".
Representó a Cuba en actos de apoyo al gobierno chavista de Venezuela, en la toma de posesión de Rafael Correa en Ecuador, en la cumbre del Caribe en Haití y en una reunión preparatoria del Foro de Sao Paulo en La Habana.
Además, ha participado en numerosos actos públicos en La Habana, como la asamblea del Consejo Latinoamericano de Iglesias, que agrupa a las confesiones protestantes.
"Si los primeros 100 días son anticipo de futuro, veremos a un vicepresidente que se familiariza más con sus funciones, más eficiente pero sin grandes innovaciones. Va con la lógica del sistema", señaló López-Levy.
Contra el 'silencio informativo'
Nacido el 20 de abril de 1960 en la provincia central de Villa Clara, tiene dos hijos de su primera esposa, Martha, y ahora está casado con Lis Cuesta, una profesora universitaria de cultura cubana.
Tuvo su única experiencia en el ejército cuando cumplió su servicio militar de tres años en unidades coheteriles antiaéreas, luego de terminar sus estudios universitarios en 1982, y cumplió una "misión internacionalista" en Nicaragua bajo el primer gobierno sandinista, en los años 80.
A diferencia de ex prominentes dirigentes cubanos, como los defenestrados Carlos Lage, Roberto Robaina o Felipe Pérez Roque, ha evitado todo protagonismo, no ha ofrecido ninguna entrevista de prensa ni se ha reunido con corresponsales extranjeros. Solo ha hablado en actos oficiales y reuniones.
"Su figura parece destinada a jugar con la imagen de un poscastrismo light y más pragmático en un futuro aparentemente cercano. Y en este sentido no significa otra cosa que un nuevo disfraz", escribió el analista cubano anticastrista Alejandro Armengol, residente en Miami, en el portal www.cubaencuentro.com.
Hace un mes Díaz-Canel se pronunció contra el "silencio" informativo, una de las fuertes críticas que recibe Cuba.
"Hoy, con el desarrollo de la informática y de la internet, prohibir algo es casi una quimera imposible, no tiene sentido", declaró en un seminario de educación.
"Las noticias de todos lados, las que son buenas y las que son malas, las que están manipuladas y las que son verdades, las que están a medias, circulan por las redes, llegan a las personas, la gente las conoce, y ¿lo peor es entonces qué?: el silencio", agregó el número dos cubano.
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