Antonio Arencibia/ Cubanálisis-El Think-Tank
La reanudación de la actividad política de Fidel Castro desde el 7 de julio ha sido analizada por muchos observadores como un factor desestabilizador dentro de los planes de sucesión del régimen. Ahora, con un acto en la escalinata universitaria en La Habana, reasume su papel de agitador de “masas”, aunque sea en tema tan ajeno a los imperativos de la sociedad cubana como son las sanciones contra Irán aprobadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El viejo dictador, que hasta ahora se ha mantenido -más o menos- al margen de la política interna, señaló públicamente que China y Rusia, países con derecho a vetar las sanciones, no lo hicieron; planteamiento que no pueden haber dejado de notar esos gobiernos “amigos” aludidos. También hay que apuntar que el alineamiento abierto de Castro con Ahmadineyad sigue la política pro-iraní de Chávez, y establece un compromiso estratégico al que Raúl Castro se ha mostrado renuente durante varios años.
Pero quizá lo más delicado para el curso político emprendido por el gobierno del general-presidente sean las contradictorias valoraciones del Comandante sobre Obama, ya sea negándole autoridad de decisión al frente de Estados Unidos o exagerando sus posibilidades de evitar la confrontación militar con Irán o Corea del Norte. Al State Department le toca detectar, valorar y reportar al Presidente declaraciones de ese tipo.
Tampoco se puede obviar el calificativo de satélites de Estados Unidos que Castro aplica a los países de la Unión Europea mientras que La Habana les reclama -a través del gobierno de Zapatero- la eliminación de la Posición Común. Ni que con sus Reflexiones y declaraciones recientes amenaza volver a enturbiar las relaciones con México. Por todo eso podemos concluir que el “re-su-ci-ta-do” tiene como propósito, en lo adelante, cantarle las 40 a cualquier nación, sin importarle las consecuencias para el gobierno de su hermano menor, y mucho menos para el país.
Antes de continuar debo hacer una introducción al panorama político interno en momentos en que vuelve Fidel Castro redivivo al primer plano nacional.
La vuelta de Castro y las tendencias grupales
Hace algún tiempo, el historiador Juan Benemelis escribió en estas mismas páginas un interesante balance de las fuerzas que condujeron al triunfo del 1o de Enero de 1959:
La lucha anti-batistiana no fue producto del sino clasista o búsqueda de reivindicaciones sociales; ella sobresale por su eminente naturaleza generacional, política y de filiaciones grupales y caudillistas. [República y rebelión. Cubanalisis, 11 de febrero del 2008]
Medio siglo más tarde, tras el éxodo masivo de Cuba de las capas altas y medias, y de gran número de obreros calificados y pequeños campesinos; fracasado el modelo de falso igualitarismo aplicado a los de abajo, y convertido el proletariado y el campesinado en pretextos ideológicos para establecer una dictadura militar, no prima la conciencia clasista en los que se oponen al “socialismo de estado”.
A tres generaciones de 1959, el grueso de la masa poblacional que no conoció el ancien régime se diferencia radicalmente por sus intereses coetáneos de la llamada Generación del Centenario, en nombre de la cual el castrismo ha gobernado. Por otra parte, están surgiendo con cierta fuerza afiliaciones a variados partidos y tendencias de la izquierda política. Mientras, al mismo tiempo, se siguen manifestando con fuerza entre los aparatchiks las lealtades grupales y el seguimiento de caudillos.
Teniendo en cuenta lo anterior, se podrían encasillar las fuerzas visibles del pulso político-social criollo en estos momentos de la Sucesión bajo las siguientes denominaciones:
Reformistas:
Vamos a considerar así a la parte de la nomenclatura y de la intelectualidad que se acogen a la línea oficial “raulista” de cambios económicos lentos y muy mesurados hacia alguna versión del socialismo de mercado. Su núcleo principal está en los veteranos activos del Segundo Frente Oriental que comandaba Raúl Castro y que copan los puestos clave de su gobierno. Solo cabría preguntarse hasta que punto seguirán a su antiguo jefe.
Inmovilistas:
Número reducido de altos funcionarios con algún poder obstruccionista que quieren mantener el sistema sin cambios. Su posición es silenciosa, y prefieren dejar todo como está, por el miedo a apoyar a los reformistas y que haya un cambio de política en la cúpula. Durante la Sucesión han estado jugando a “nadar y guardar la ropa”.
La reactivación de Fidel Castro como figura pública endurecerá su reticencia ante algunas medidas, como lo han venido haciendo con el proceso de entrega de tierras improductivas en usufructo. Se les ha querido identificar con toda la “burocracia”, pero eso no es exacto, es una justificación y acusación política de los reformistas.
Neo-socialistas:
Pequeño grupo de intelectuales y funcionarios medios que ha surgido con fuerza a partir del llamado “debate nacional sobre la situación del país”, al que convocó Raúl Castro “dentro de los límites del socialismo”, en julio del 2007.
Frustrados porque el debate no se reflejó en la prensa oficial y no se hicieron conclusiones a su término, la dirección intelectual de esta tendencia -aún amorfa- se ha pronunciado a favor de coaligarse con comunistas, socialistas, trotskistas, guevaristas, marxistas, gramscianos, guiteristas, anarquistas, martianos y autogestionarios, entre otros, para cambiar “el actual estatalismo burocrático autoritario”.
Entre sus propuestas principales elevadas como programa alternativo al Congreso sin fecha del PCC, están la “autogestión socialista” y la ampliación de la cooperativización. Aunque mantienen algunos sitios de Internet dentro de Cuba, los artículos más críticos se publican en los de la izquierda radical de España.
Neo-talibanes:
No confundirlos con los tronados “talibanes criollos” pues a diferencia de ellos, que parecían apoyar las medidas de socialismo de mercado del gobierno de Raúl Castro, los neo las critican abiertamente.
Lo han hecho contra la reciente decisión de incrementar la entrega de propiedades en usufructo a extranjeros hasta 99 años, calificándola de fomentadora de “enclaves del capitalismo” en la Isla.
Su gran debilidad es que no aportan soluciones diferentes, lo que ha llevado a algunos a considerarlos representantes de los inmovilistas, aunque no tienen poder de obstrucción de medidas oficiales.
Hay que apuntar que su crítica coincide, de forma demasiado oportuna, con la reaparición pública de Fidel Castro.
Disidencia:
La lucha a favor de los presos de conciencia de la Primavera Negra cuajó en medio de la más dura represión en las Damas de Blanco y las Damas de Apoyo como el rostro público de la Disidencia.
La muerte de Orlando Zapata fue un catalizador de su acción y condujo a la liberación-destierro de unos 30 presos políticos, con la mediación de fuerzas externas.
Como sus reivindicaciones están circunscritas a la liberación de sus familiares, tienen un alcance relativamente limitado en la problemática del país.
Junto a ellas, y apoyándolas, se destacaron algunos blogueros por sobre los líderes históricos de la disidencia, que sostienen programas de democratización política. Los jóvenes blogueros, también muy reprimidos, han estado tratando de coordinar acciones y campañas con los neo-socialistas, denunciando la falta de libre expresión.
No importa el regreso de Fidel Castro pues no está previsto permitir espacios a la disidencia. Si no cuajan las presiones de la Iglesia Católica y el gobierno del PSOE en medidas favorables al régimen, la represión volverá a incrementarse.
Desde hace ya algún tiempo ha cesado la tolerancia del régimen respecto a los neo-socialistas. Dos de los colaboradores de Kaos en la Red, (uno, miembro de la Cátedra Haydee Santamaría y otro vinculado a Socialismo Participativo y Democrático), fueron privados, respectivamente, de la renovación de contratos de trabajo y a la separación de su cargo y de su sector laboral.
Los grupos mencionados forman parte de La Red Protagónica OBSERVATORIO CRÍTICO que abarca a estos y otros colectivos minoritarios que propugnan un “nuevo socialismo” para Cuba.
Pero en mi opinión no basta para las sanciones que hayan escrito artículos críticos que solo pueden leerse en el extranjero. Creo que al régimen le interesa más impedir los intercambios que algunos miembros del “Observatorio Crítico” han tenido con brasileños del Movimiento Sin Tierra, con mexicanos de las Comunidades Zapatistas, y con venezolanos de tendencia anarquista.
En definitiva, cuando se trata de mantener el poder absoluto, no hay tregua, ni siquiera con los comunistas ortodoxos extranjeros, que se atrevan a alentar “fracciones” en el PCC.
¿Cuál socialismo?
En resumen, del contacto con ese verdadero Caos que es la izquierda mundial no ortodoxa pueden salir ideas incendiarias y aún más utópicas que las que los castristas abrazaron en sus inicios, y que saben que tienen que arrancar hoy de raíz. Por eso quisieran un modelo mucho más pragmático y con menos carga ideológica, como el que se desprende de estas declaraciones que hizo Mariela Castro al diario suizo Le Temps:
El socialismo sigue siendo una hipótesis teórica y científica reciente en el plano histórico. Hasta hoy, la mayoría de las experiencias han sido desastrosas. Hay que sacar lecciones de eso. No es fácil, porque el socialismo no puede ser globalizado como se ha hecho con el capitalismo. Cada país debe inventar su propio socialismo, según sus características culturales e históricas.
Interesante, ¿verdad? Si no se equivoca la “sobrinísima” al citar a su papá, la receta es un socialismo á la Raul, como habrán otros á la Chavez, á la Kim, o á la Hu . A olvidarse de la revolución permanente, del “dos, tres, muchos Vietnam”, del Ché Guevara y, claro, de los sueños de grandeza nuclear y liderazgo “tercermundista” del Tío Fidel.
En esa entrevista Mariela Castro pinta un cuadro demasiado idílico de quien antes “era un ciclón […] Pero ya no es el mismo Fidel”.
Dice que “[s]igue siendo el Líder Máximo del Partido Comunista y con ese cargo se reúne con Raúl todos los días para pasar revista a los grandes temas políticos. Se entienden bien. Siempre se han comprendido y han sabido superar sus divergencias, como hermanos, o como dirigentes políticos.”
El problema sigue siendo lo impredecible que es Fidel Castro, y la obediencia ciega que le rinden todos.
Nada le cuesta hacer “anunciar” un acto con estudiantes universitarios para que se convierta en multitudinario-obligatorio, y pueda hablar entonces desde el Alma Mater -con escolta y médicos- sobre la paz mundial y la preservación del planeta, como si fuera un “sabio respetado”.
Tampoco le cuesta organizar un juicio sumarísimo televisado que culmina con cuatro fusilamientos y montones de años de prisión.
Pero, -no hay que exagerar-, le bastan esas conversaciones “con Raúl todos los días”, para que el general modifique cualquier decisión que le desagrade al hermano mayor.
Del talante del Comandante dependerá el resultado de esas conversaciones, y de las decisiones dependerá la preeminencia de unas tendencias sobre otras en los próximos tiempos.
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