foto: joan antoni guerrero |
R.- Creo que hay situaciones, y especialmente la de Cuba, en que ya pensar qué es lo mejor ya no es lo más práctico. Lo mejor, por supuesto, sería posiblemente que entreguen el poder o que se lo quiten y que se establezca un gobierno constitucional, con otra Constitución porque la actual desgraciadamente es la única en el mundo que tiene nombres y apellidos. Ellos están constitucionalmente amparados. Nuestra Constitución no sirve porque la escribieron ellos mismos y a su favor. Lo ideal sería cambiar absolutamente el gobierno y hacer unas elecciones libres, democráticas, donde existan varios candidatos de todas las provincias del país si fuera posible y que el pueblo entero decida quién debe gobernar y por qué tiempo. Pero teniendo en cuenta la efectividad que por 50 años han tenido los mecanismos que este gobierno ha creado para sostenerse en el poder y la falta de oportunidad que existe para comunicarse, organizarse, rebelarse contra el gobierno, y además teniendo en cuenta que ni siquiera la mayoría de los cubanos tiene el estado de conciencia y de claridad respecto a su propia situación, entonces a los que disentimos del gobierno a veces no nos queda otra que, de alguna manera, pensar que lo que venga va a ser a partir de lo que existe, de alguna forma. Entonces, ¿qué hacemos?, lograr la mayor presión social interna y además externa internacional para que el gobierno no pueda estar tranquilo en una posición como ya hace un tiempo que no lo está. Tiene que moverse, pero tiene que moverse porque ya su posición es incómoda y porque de alguna manera, si no se mueve ni dentro ni fuera encuentran ninguna cooperación, y este gobierno vive de la cooperación. Entonces la situación interna sí se le calienta un poco más y por tanto la gente, en términos de conciencia, avanza más hacia la disidencia. Por eso yo creo que no es que sea lo que nosotros deseamos, es que entre lo malo y lo peor, entre que no cambie nada y que de alguna manera se obligue a estas personas a moverse, creemos que esa es una de las cosas que sí objetivamente podemos hacer. De verdad no vemos un cambio violento en Cuba, entre otras cosas, no es viable, dada las especiales condiciones del país: es una isla rodeada de mar, sin frontera con nadie, sin referencia directa en ningún otro lugar, no es el muro de Berlín, nuestro muro tiene 90 millas mínimo, entonces realmente no se ve hacia el otro lado.
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