CONTRA EL PINGALISMO CASTRISTA/
"Se que no existe el consuelo
que no existe
la anhelada tierrra de mis suenos
ni la desgarrada vision de nuestros heroes.
Pero
te seguimos buscando, patria,..." - Reinaldo Arenas
Hace exactamente 70 años el economista austriaco Friedrich Hayek publicó Camino de servidumbre. El
libro, un best seller en su tiempo, conserva (casi) toda su vigencia en
esta América Latina nuestra que no aprende de sus errores ni olvida sus
peores comportamientos. Tres décadas después de publicar su obra más
conocida, la academia sueca le otorgó el Premio Nobel de Economía en
1974.
¿Qué dijo Hayek en su famoso libro? Algo muy
importante: que la planificación centralizada por el Estado va en contra
de las libertades y del progreso. Nos empobrece espiritual y
materialmente.
¿Por qué? En esencia, aunque no lo explicó Hayek de
esa manera, porque la libertad es el ejercicio pleno de la facultad que
tenemos de tomar decisiones y construir con ellas nuestras vidas de
acuerdo con nuestros valores, intereses y querencias.
Cuando el Estado decide por nosotros lo que
supuestamente nos conviene, además de empobrecernos, nos genera un
profundo malestar. Ese tipo de Estado deja de ser un conjunto de
instituciones a nuestro servicio y bajo nuestras órdenes, y pasa a
convertirse en nuestro amo y señor. Nos somete a la más vil servidumbre.
Sucedió en Cuba, como ha ocurrido siempre en los
Estados totalitarios, cuando el gobierno estableció los libros que
debíamos leer y los que debían ser destruidos. Cuando unos
revolucionarios iluminados decidieron las verdades que ya habían sido
establecidas y hasta el modo en que nos debíamos ganar la vida.
Incluso, escogieron las personas a las que debíamos
querer o detestar, como ocurrió cuando se dio la orden de interrumpir
los lazos con los “gusanos” que habían abandonado el país y se rompieron
parejas, y padres, hijos y hermanos dejaron de hablarse. O cuando se
persiguió a los homosexuales porque el Estado, cruelmente, había hecho
metástasis a la zona afectiva y había decidido controlar las emociones
de las personas para hacerlas felices y obligatoriamente “normales”
mediante la reeducación que se lograba maltratándolas en los campos de
caña.
Al margen de lo que Hayek escribió en Camino de servidumbre,
hay un elemento esencial que mantiene la vigencia de la obra siete
décadas después de haberse publicado. Del texto se desprende el rol que
debe desempeñar el Estado en su relación con la sociedad, y, sobre todo,
el que no debe jugar porque todos acabamos perjudicados.
No es verdad que el Estado, una entelequia manejada
por personas, como todas, que tienen sus intereses, preferencias y
clientelas políticas, es capaz de definir el “bien común” y actuar
eficientemente y con sentido de la justicia. Lo demostró otro Premio
Nobel de economía de la misma cuerda de Hayek, James M. Buchanan, con
sus estudios sobre la “elección pública”.
No es verdad que el Estado debe elegir "triunfadores”
y “fracasados” o asumir la función de repartidor de bienes para igualar
los resultados del trabajo. Suele hacerlo mal, distorsiona y reduce el
proceso de creación de riquezas y demoniza los logros económicos como si
fueran actos vergonzosos.
Entre las decisiones sesgadas de los funcionarios
convertidos en comisarios, supuestamente transformados en píos agentes
de una improbable justicia social, y el mercado, conformado por las
decisiones libres de millones de personas, el mejor resultado, el que
suele conducir al desarrollo y eleva el nivel de vida de toda la
sociedad, es el que se deriva del mercado que es, sin duda, una
expresión de la libertad.
Al principio de esta nota subrayé que Camino de servidumbre conserva casi toda
su vigencia. ¿En qué falla? Tal vez en suponer que el socialismo
conduce inevitablemente al totalitarismo. No siempre es cierto. Los
socialistas inteligentes aprenden de la experiencia y pueden rectificar.
Lo hicieron los suecos ante la crisis económica de
los años noventa provocada por los excesos del Estado de Bienestar.
Termino con un párrafo de Mauricio Rojas, un chileno del socialismo
carnívoro que llegó a Suecia exiliado tras el golpe de Pinochet, allí
adquirió un doctorado en economía, evolucionó intelectual y
emocionalmente, y llegó a ser miembro del parlamento sueco representando
al partido de los liberales.
Dice Rojas, hoy de regreso en Chile, muy preocupado por las medidas que está tomando la señora Bachelet:
“Sería muy lamentable emprender un camino, el del
gran Estado-patrón, que otros han tenido que desandar. Se puede
construir un Estado del bienestar distinto, que una la fuerza creativa
de la competencia, la diversidad y el capitalismo con un profundo
compromiso solidario, pero para ello no hay que dejarse llevar por las
consignas de quienes creen tener la razón por el simple hecho de gritar
más alto”.
----------------- José Manuel González
Brian Anderson, Editor of City Journal,
interviews Charles R. Kesler, Dengler-Dykema Distinguished Professor of
Government at Claremont McKenna College, and the editor of the Claremont
Review of Books, about his new book that asks the question: Is Barack
Obama the savior of liberalism—or the last liberal president?
Corresponde rendirle homenaje a quien por su obra y prestigio, se hiciera merecedor a ocupar un importante sitial en la historia de las ideas del siglo veinte. Alguien que fuera un tenaz paladín de los emprendedores y de los innovadores tanto intelectuales como empresariales, cuya tarea constituye la llave para el progreso de la humanidad y quienes, como él nos lo demostrara, solamente pueden florecer en el contexto de una sociedad libre.
Ese hombre es Ludwig von Mises quien nació un 29 de septiembre de 1881 en la ciudad de Lemberg, en territorio que por entonces pertenecía al imperio austrohúngaro. La vasta cantidad de libros y artículos por él publicados y de conferencias brindadas conforman un valioso conjunto de obras que aquellos que deseen abocarse al estudio de la epistemología, la economía y la filosofía de la libertad no pueden soslayar. Sus dos trabajos más importantes y los que mejor reflejan su pensamiento son Socialismo (1922) y La Acción Humana (1949). Para quienes recién se inicien en el pensamiento miseano, su lectura quizás debería estar precedida por alguna de sus obras más populares, tales como Burocracia (1944) y Planificación para la Libertad (1952).
Mises era un ferviente defensor de la economía de mercado y de la sociedad abierta. Su oposición al socialismo, y a toda forma de intervención gubernamental, derivaba de su simpatía por el capitalismo y su afecto por la libertad individual y convicción de que los intereses individuales de los hombres libres pueden convivir en armonía, en razón de que en una sociedad abierta la ganancia de un individuo no está constituía por la perdida de otro, sino en realidad por el beneficio que el primero le proporciona a sus semejantes.
La puesta en práctica de sus enseñanzas resulta necesaria para la preservación de la civilización. Con Mises quedó demostrado que en su esencia la vida en sociedad se basa en la división del trabajo. Si careciéramos de la mayor productividad laboral que nos brinda la división del trabajo, sencillamente gran parte de la humanidad moriría de inanición. Al mismo tiempo, encontramos que la propia existencia y el eficaz funcionamiento de esa división del trabajo dependen fundamentalmente de que contemos con las instituciones básicas de una sociedad abierta, es decir: gobierno limitado y libertad económica, propiedad privada, moneda sana, ahorro e inversión, libre competencia, y afán de lucro. Como vemos, se trata de instituciones que en todas partes, y en especial en nuestro país, han sido severamente atacadas desde hace ya varias décadas.
Cuando Mises ingresa al mundo de las ideas, el marxismo y otras corrientes socialistas detentaban un monopolio intelectual de facto, situación a la que coadyuvaron ciertos errores e inconsistencias significativas en los trabajos de Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823) y algunos de sus seguidores. A su vez, las obras de William S. Jevons (1835-82), y de los primeros economistas austriacos—Carl Menger (1840-1921) y Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914)—no eran lo suficientemente extensas como para ofrecer una contraofensiva eficaz frente a los socialistas. Por su parte, Frédéric Bastiat (1801-1850) si bien había procurado ofrecer una, falleció muy joven, y de todos modos probablemente hubiese carecido de la profundidad teórica necesaria.
Así las cosas, cuando el profesor von Mises irrumpió en el mundo de las ideas, virtualmente no había ni una oposición intelectual al socialismo ni una defensa del capitalismo que tuviesen un carácter sistemático. Las murallas intelectuales de la civilización estaban desguarnecidas y lo que Mises logró, y que constituye la esencia de su grandeza, fue la construcción de una defensa intelectual de la sociedad abierta.
Por entonces, el núcleo del argumento colectivista sostenía que las instituciones de una sociedad liberal estaban al servicio de los intereses de tan solo un puñado de poderosos explotadores, especuladores y monopolistas y que dichas instituciones se desenvolvían en flagrante oposición al bienestar de la gran mayoría de la sociedad, bienestar del que supuestamente el socialismo sí vendría a ocuparse.
La respuesta que solía ofrecerse frente a este planteo era una que exclusivamente se avocaba a pergeñar mecanismos tendientes a quitarle a los emprendedores un poco menos del fruto de su trabajo que lo que exigían los socialistas. Mises en cambio, desafió esa conjetura simplista y generalizada y demostró que una sociedad basada en el respeto por la libertad de acción y la propiedad privada favorece los intereses individuales de todos sus integrantes, incluidos aquellos que no son “capitalistas”—sino “proletarios”, según la jerga de la época.
En una sociedad libre, demostraba el profesor von Mises, la propiedad privada de los medios de producción está al servicio del mercado. Los beneficiarios directos de las empresas y comercios son todos aquellos que adquieren sus productos y utilizan sus servicios. Y, junto con el incentivo de las perdidas y las ganancias y la libertad para competir que el mercado implica, la existencia de la propiedad privada garantiza una siempre creciente oferta de productos para todos.
La mayor y más original contribución al pensamiento económico que hiciera Mises fue la de demostrar que el socialismo no solamente elimina el incentivo que proporcionan las ganancias y las perdidas y la libertad de competir junto con la propiedad privada de los medios de producción, sino que torna imposible el cálculo económico, y en consecuencia es un sistema que redunda en el caos. Por socialismo entendemos a la abolición del sistema de precios y la división del trabajo; y la concentración de todo el proceso de toma de decisiones en manos de una junta de planificación centralizada o dictador supremo.
Sin embargo, la planificación de un sistema económico está más allá del poder y del conocimiento de alguien: el número, la diversidad, y las características propias de los distintos factores de producción, las diferentes alternativas tecnológicas que están abiertas a ellos, y las disímiles combinaciones posibles de lo que se podría llegar a producir con ellos, escapan a las facultades de incluso el más grande de los genios que pudiésemos concebir.
Mises probó que la planificación económica requiere de la cooperación de todos los participantes del sistema económico. Ella solamente puede existir en una sociedad libre y capitalista en la cual, cada día, los empresarios efectúen sus planes basándose en el cálculo de las ganancias y las pérdidas; donde por su parte los trabajadores, hagan lo mismo en función de los salarios que se están abonando por servicios similares a los que ellos ofrecen y los consumidores planifiquen ponderando los precios de los bienes de consumo a su disposición.
Sostenía que el cálculo económico es esencial para una economía desarrollada; y de ello se colige una importante conclusión adicional: Solamente en una economía capitalista puede tener lugar el cálculo monetario. Una economía centralmente planificada no tiene manera de calcular económicamente y de esa forma no puede prosperar. Mises demostró la imposibilidad de todos los esquemas socialistas, porque los mismos dejan a los planificadotes económicos sin medio alguno con el cual desarrollar el calculo económico. Una oficina central de planificación no posee ningún mecanismo que pueda suplir el rol que los precios desempeñan en el mercado.
Las contribuciones que Ludwig von Mises hizo a la confrontación teórica entre el capitalismo y el socialismo son inmensas. Antes de su aparición en escena, la mayoría de los individuos no eran concientes de que en una sociedad libre existe una planificación económica. Aceptaban, sin entrar en detalles, el dogma marxista de que el capitalismo implicaba una anarquía en materia de producción y que el socialismo venía a representar a la planificación económica racional.
Quienes viven en una sociedad capitalista, se encuentran literalmente rodeados por la planificación económica, y sin embargo no se dan cuenta de su existencia. A diario, hay incontables empresarios que están planificando expandir o achicar sus empresas, introducir nuevos productos o discontinuar alguno de los más vetustos, abrir nuevas sucursales o cerrar alguna de las existentes, modificar sus métodos de producción o seguir con los métodos y procesos actuales, contratar a nuevos trabajadores o dejar que se marchen algunos de los que ya trabajan para ellos. Y también, a cada instante existen innúmeros trabajadores que están planificando mejorar sus habilidades, cambiar de empleo, o seguir como están; y cientos de miles de consumidores, planificando adquirir una casa, automóviles, electrodomésticos o simplemente helados.
No obstante ello, la gente no utiliza el término planificación para referirse a todas esas tareas, reservándolo pura y exclusivamente para describir los vanos esfuerzos de un puñado de burócratas gubernamentales, quienes, habiendo obstaculizado o directamente prohibido la planificación por parte de los demás, presuponen que con su sapiencia e inteligencia pueden reemplazar las decisiones de millones de seres. Cualquier similitud con la presuntuosa actitud de los líderes de nuestra Argentina actual no es mera coincidencia.
Mises fue quien destacó la existencia de la planificación dentro de la economía de mercado, la circunstancia de que la misma se basa en los precios, es decir en el cálculo económico, y el hecho de que el sistema de precios es el único que nos brinda a cada instante la información necesaria para coordinar las actividades de decenas de millones de planificadores individuales.
Demostró que cada individuo, al preocuparse por obtener un ingreso y limitar sus gastos, es guiado de manera tal que ajusta sus planes individuales a los planes del resto de la sociedad. Por ejemplo, aquel empleado que decide convertirse en ingeniero en lugar de dedicarse a la música, en virtud de que al valorar más los mayores ingresos que obtendrá como ingeniero, modifica los planes atinentes a su carrera profesional en respuesta a los planes que otros tienen de solicitar sus servicios de ingeniería y no de demandar sus composiciones musicales. O el caso de la persona que decide que un automóvil es demasiado costoso y por ende claudica en su plan de adquirirlo, que está de manera similar involucrada en un proceso tendiente a ajustar sus propios planes con los planes de los demás; en virtud de que lo que vuelve demasiado costoso al vehículo en cuestión son los planes de los otros de comprarlo al tener la posibilidad y el deseo de pagar más por él.
Fundamentalmente, lo que Mises demostró fue la circunstancia de que toda empresa, al procurar obtener ganancias y evitar las pérdidas, es guiada en la planificación de sus actividades de un modo en el que no tan solo la misma resulta útil para los planes de sus propios clientes, sino que toma en cuenta además los planes de todos los demás usuarios de los mismos factores de producción en el mercado.
En definitiva, el profesor von Mises logró demostrar que el proceso de mercado implica la existencia de un sistema económico planificado de manera racional mediante la combinación de los esfuerzos basados en el interés propio de todos aquellos que participan en él. El fracaso del socialismo, probó Mises, se debe al hecho de que el mismo no representa una planificación económica, sino su destrucción, dado que la misma solamente puede existir en el marco de una sociedad libre y del sistema de precios.
Demostró también que la competencia que tiene lugar en el proceso de mercado es de una naturaleza totalmente distinta a la que observamos por ejemplo en el reino animal. No se trata de una competencia por los escasos medios de subsistencia que suministra la naturaleza, sino una competencia por la creación de una nueva y adicional riqueza, de la cual todos se benefician.
Por ejemplo, las consecuencias de la competencia que en su momento tuvo lugar entre los técnicos que se dedicaban a la reparación de las antiguas máquinas de escribir y aquellos que comenzaron a desempeñarse en el incipiente campo de la industria informática no fueron las de que el primero de los grupos pereció a causa de una hambruna, sino la de que todos comenzaron a disponer de más recursos e ingresos para adquirir también cantidades adicionales de otros bienes. Esto fue cierto incluso respecto de los técnicos que “perdieron” la competencia, tan pronto como fueron reubicados en otras áreas del de mercado, las que lograron expandirse precisamente debido a las innovaciones en el rubro de la cibernética.
Al repensar la Ley de las ventajas comparativas de David Ricardo, el profesor von Mises demostró que en el proceso competitivo que tiene lugar en el mercado hay lugar para todos, incluso para aquellos que posean las más modestas de las habilidades. Esos individuos solamente precisan concentrarse en las áreas en las cuales su inferioridad productiva sea menor en términos relativos. Por ejemplo, una persona que no es capaz de desempeñarse más que como un mero albañil no tiene que temerle a la competencia del resto de la sociedad, en la que casi todos sus miembros podrían ser mejores albañiles que él, si a eso deseasen dedicarse. La persona de capacidad limitada que está deseando trabajar como albañil por menos de lo que otros pueden percibir en otras actividades, no tiene porque preocuparse respecto de la competencia de aquellos. En verdad, los está dejando fuera de competencia para el puesto de albañil al desear aceptar un ingreso más bajo que el de ellos.
Von Mises demostró que una armonía de intereses prevalece también en este caso. La existencia del albañil del ejemplo permite que individuos más talentosos dediquen su tiempo a tareas más exigentes, mientras que la existencia de estos últimos le permite a su vez al albañil acceder a bienes y servicios que de otra forma resultarían imposibles de obtener para él.
Sostuvo con una lógica incontestable que las causas económicas de los conflictos bélicos son el resultado de la interferencia gubernamental, bajo la forma de barreras comerciales y migratorias, y que dicha interferencia que viene a restringir las relaciones económicas con el extranjero es a su vez una consecuencia de otra ingerencia gubernamental, aquella que restringe la actividad económica interna. Por ejemplo, los aranceles se vuelven necesarios como una forma de evitar la desocupación solamente en un contexto en el cual existan leyes de salario mínimo y una legislación favorable a los sindicatos, la cual impide que la mano de obra interna enfrente de igual a igual a la competencia extranjera mediante la aceptación de salarios más bajos cuando fuese necesario. Mises demostró también que el fundamento de la paz mundial es una política de laissez-faire tanto a nivel interno como internacional.
Algo que von Mises puso en evidencia es el hecho de que todas las acusaciones en contra del mercado libre eran infundadas o que las mismas debían ser dirigidas contra la intervención gubernamental, la cual distorsiona y destruye las realizaciones y logros del mercado.
Estuvo entre los primeros en señalar que la pobreza que existía en los albores de la Revolución Industrial era fruto del legado de toda la historia previa. La misma se debía a que la productividad del trabajo era todavía sumamente baja, y a que los científicos, inventores, empresarios, ahorristas e inversionistas solamente podían alcanzar progresos de un modo muy paulatino pues les resultaba dificultoso acumular el capital necesario para poder incrementarlos con el paso del tiempo.
Demostró que todas las políticas legislativas tendientes supuestamente a mejorar la condición de los trabajadores y de las masas eran en verdad contrarias a los intereses de aquellos a los que estaban diseñadas a ayudar—que su efecto era el de generar desempleo, retardar la acumulación de capital, y de esa manera mantener baja la productividad del trabajo y el estándar de vida de todos.
En una trascendental y original contribución al pensamiento económico, demostró que las depresiones eran consecuencia de las políticas de expansión crediticia auspiciadas por el gobierno, diseñadas para lograr que la tasa de interés se mantuviese por debajo de los niveles del mercado. Dichas políticas, evidenció Mises, daban lugar a malas inversiones a gran escala, las que privaban al mercado del capital liquido necesario y resultaban a posteriori en contracciones del crédito que provocaban los ciclos económicos de depresión.
Fue uno de los principales defensores del patrón oro y del laissez-faire en el ámbito de la industria bancaria, la cual consideraba que alcanzaría en ese marco virtualmente una reserva cercana al 100%, lo que imposibilitaría de ese modo tanto la inflación como la deflación de la moneda.
En síntesis, Mises fue capaz de demostrar: que la expansión de los mercados libres, la división del trabajo, y la inversión privada de capital constituyen el único sendero posible hacia la prosperidad y el florecimiento de la especie humana; que el socialismo sería desastroso para una economía moderna en virtud de que la ausencia de propiedad privada de la tierra y de los bienes de capital impide cualquier clase de determinación racional de los precios, o estimación de costos, y que la intervención gubernamental, además de obstaculizar y paralizar al mercado, resultaría ser anti productiva, conduciendo inevitablemente al socialismo a menos que el conjunto entero de las intervenciones fuese derogado.
En el prologo de la edición en español de Planificación Para la Libertad, el Doctor Alberto Benegas Lynch en su carácter de Presidente del Centro de Estudios sobre la Libertad escribía sobre Mises estos conceptos que compartimos en su totalidad y que cobran una vigencia inusual en nuestro medio por estos días: “De las enseñanzas de Mises resulta claro que es perjudicial sostener que primero hay que producir y luego distribuir, porque la producción y la distribución son simultáneas y sólo se logra la productividad óptima en el marco del respeto a la propiedad y a la libertad. Nadie va a invertir sus ahorros y capitales con entusiasmo si le dicen que cuando haya producido la abundancia que promueve el bienestar general, el estado, compulsivamente, le va a confiscar una parte de la producción para distribuirla de otra manera que no sea mediante el libre juego de los factores productivos. Mises explica con claridad meridiana que ninguna distribución es más justa y equitativa que la que resulta del mercado no intervenido, en el cual cada factor de producción recibe su parte en función de su aporte al proceso productivo”.
Desde el deceso de Mises acaecido el 10 de octubre de 1973 en la Ciudad de New York a los 92 años, su doctrina e influencia han experimentado un renacimiento. Si bien nadie que analice las actuales circunstancias que vive el mundo y en particular América Latina, puede evitar tener un dejo de pesimismo respecto al futuro, las tendencias pueden cambiar y ello en gran medida dependerá de cuán diestros y tenaces seamos en la difusión de ideales tan nobles como los que Ludwing von Mises nos dejara.
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*Gabriel Gasave es Investigador Analista del Centro Para la Prosperidad Global en el Independent Institute e Investigador Asociado en la Fundación Atlas1853
William Easterly es profesor de economía en New York University y co-director del Instituto para Investigaciones de Desarrollo de la misma universidad. Easterly es autor de The White Man’s Burden: Why the West’s Effort to Aid the Rest Have Done So Much Ill and So Little Good (2006). Este es el discurso que Easterly dio al recibir el Premio Hayek del Manhattan Institute el 23 de octubre de 2008. También puede leer este documento en formato PDF aquí.
Introducción
Esta noche nos encontramos en un momento similar a aquel en que Hayek escribió El camino de servidumbre en 1944. En ese entonces, como ahora, un gran colapso financiero fue visto como el fracaso de la libertad. En realidad, las cosas eran incluso peores en ese entonces para el punto de vista de Hayek. Luego de la Gran Depresión, muchos señalaron el aparente éxito de la industrialización planificada centralmente en la Unión Soviética en superar en rendimiento a los mercados. Como Hayek escribió en 1944, la democracia casi no existía aparte de unas pocas sociedades que hablaban inglés. Aún en EE.UU., las personas indicaban el aparente éxito de la planificación estatal, impuesta desde arriba, para la producción de armas en tiempos de guerra. Bajo estas circunstancias, Hayek sabía que sería caricaturizado como un ideólogo de derecha, aunque sus ideas no encajaban en el rancio debate partidario acerca de los mercados versus el Estado. Él argumentó que el mejor sistema a largo plazo dependía de la creatividad de los individuos ubicados en la base de la pirámide productiva, quienes gozaban tanto de libertad política como económica. De la manera que describiré abajo, Hayek consideró que el Estado y el mercado funcionan mejor cuando son el resultado de desarrollo espontáneo de abajo hacia arriba, con nadie a cargo.
Se requirió de coraje para criticar al control desde arriba hacia abajo luego de las calamidades tenebrosas de la Gran Depresión: aún así la visión de Hayek sería reivindicada por los eventos subsecuentes. ¿Cuántos de nosotros mostraremos un coraje intelectual similar en medio del colapso financiero de hoy?
Los expertos en desarrollo
Hayek no habló de esto en ese momento, pero sus advertencias acerca del avance de la planificación de arriba hacia abajo tal vez fueron más relevantes en el llamado Tercer Mundo. Desafortunadamente el campo de estudio llamado economía de desarrollo nació en el momento en que más se dudó de la libertad individual. Como resultado, los economistas concibieron al desarrollo desde el principio—y aún hoy lo conciben así a un extremo que da susto—como un proceso de arriba hacia abajo conducido por expertos en desarrollo que operan con un cheque en blanco.
Los expertos en desarrollo “de arriba hacia abajo” demostrarían estar equivocados una y otra vez. Aún así la concepción del desarrollo como un proceso de arriba hacia abajo comprobaría ser resistente al fracaso, por razones que también intentaré describir.
En sus principios la idea predominante era la del Gran Empuje. En las décadas de los cuarenta y cincuenta se pensaba que las naciones del Tercer Mundo estaban “atrapadas en la pobreza” ya que ésta generaba un círculo vicioso de excesivo crecimiento de la población, mala salud, analfabetismo, pésima infraestructura y pocos ahorros. La respuesta, de acuerdo a economistas de desarrollo tales como Sir Arthur Lewis, era una inyección gigante de ayuda externa—el “gran empuje”—para pagar inversiones en todas estas áreas de una vez por todas. Se pensó que algunos países eran más difíciles de desarrollar que otros. A principios de la década de los sesenta, el Banco Mundial ridiculizó a un país que carecía de recursos diciendo que era poco probable que este lograra siquiera un éxito modesto en exportar. Al mismo tiempo, el experto en desarrollo Gunnar Myrdal también advirtió acerca de otro país, diciendo que el crecimiento de la población era un “problema explosivo”. El nombre del primer país es Corea del Sur. El segundo es Singapur. Y no es que los expertos en desarrollo siempre fueron pesimistas: El Banco Mundial dijo en 1958 de otra nación que su “potencial se compara favorablemente con aquellos de otros países en el sureste de Asia”. Ese país es Myanmar.
Al igual que con las predicciones acerca de los países, el desempeño de los expertos en desarrollo no mejoró con las predicciones generales. Sir Arthur Lewis y otros tenían un modelo muy particular de cómo la ayuda externa aumenta el crecimiento que nos permite ser precisos acerca de cuánto crecimiento ellos esperaban por una determinada cantidad de ayuda externa. Para un cuarto de los países que han recibido la mayor cantidad de ayuda a lo largo de los últimos cuarenta y cinco años, la predicción era que su ingreso per cápita aumentaría desde alrededor de $500 por persona en 1960 a más de $5.000 por persona hoy. Este aumento de más de 1.000% fue más que superado por unos pocos países que recibieron poca ayuda con niveles de pobreza similares a otros que recibieron ayuda considerable. Tal fue el caso de Corea del Sur, la cual aprovechó las oportunidades en el mercado creadas por el boom global en el comercio internacional luego de la Segunda Guerra Mundial. Ahí quedó la idea de que estas naciones estaban “atrapadas en la pobreza”. Mientras tanto, los países que recibieron mucha ayuda externa no llegaron a los $5.000 por persona; su ingreso hoy todavía es de $500. Hasta ahí llegó la idea del Gran Empuje. Cuando las predicciones de una teoría fracasan, la teoría queda descartada. Qué tragedia que ideas así de fracasadas condenaron a tanta gente a continuar en la pobreza.
¿Es posible el desarrollo planeado?
Hayek no escribió mucho acerca de desarrollo, pero su defensa de los mercados y la crítica a la planificación central fueron muy relevantes para estos debates. En un artículo clásico de 1945, Hayek indicó que ningún planificador central desde arriba podía de alguna manera tener suficiente información para asignar los recursos y provocar el funcionamiento de las fábricas. Un sistema descentralizado, con flujo de información de abajo hacia arriba, permitía que cada individuo utilice su conocimiento de cientos de diminutos factores locales y problemas imprevistos de tal forma que haga que su proyecto funcione y que sus acciones sean coordinadas con otros a través de los precios del mercado—que señalan a todos cuáles productos son abundantes y cuáles escasos.
Lo que Hayek correctamente llamó una “maravilla” era un sistema de abajo hacia arriba que nadie tiene que dirigir o siquiera comprender para que funcione. Como Hayek dijo en 1945: “aquellos que claman por una dirección ‘consciente’. . . no pueden creer que cualquier cosa que haya evolucionado sin diseño (e incluso sin nuestro entendimiento) debería resolver problemas que no deberíamos ser capaces de resolver conscientemente”.
Hubo economistas de desarrollo que entendieron en ese entonces la importancia de la libertad individual en el desarrollo, tales como el economista sudafricano Herbert Frankel y el economista inglés-húngaro P.T. Bauer. Desafortunadamente, hay más recompensas para las malas ideas en la economía del desarrollo que para las buenas. Arthur Lewis y Gunnar Myrdal ambos ganaron un Premio Nóbel. P.T. Bauer fue descalificado como un herético, y el pobre Herbert Frankel fue ignorado y luego olvidado por completo. Yo vengo a hablar aquí ante ustedes orgullosamente aspirando a ser el Herbert Frankel de esta generación.
Esto no es una manera de decir que los economistas de desarrollo no eran capaces de cambiar con los sucesos. En la década de los ochenta, las ideas de libre mercado finalmente empezaron a ganar aceptación entre algunos economistas de desarrollo debido al fracaso de la ayuda externa y al éxito de los tigres asiáticos. Aún así, paradójicamente, estos mismos economistas de desarrollo no renunciaron a su técnica de planificar desde arriba hacia abajo. Solamente recitar las palabras “mercados libres” no lo absuelve a uno de ser un planificador. Como la cita de Hayek acaba de señalar, los mercados evolucionan de abajo hacia arriba sin ningún diseño consciente. Con poco conocimiento de las medidas, la política, o las instituciones locales los burócratas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial impusieron sus propios diseños de transición hacia un mercado libre en África, Latinoamérica y el Medio Oriente en la década de los ochenta y la de los noventa.
Estos intentos se volvieron aún más absurdos con la caída del Muro de Berlín y la imposición de la “terapia de shock” sobre Europa Oriental y la antigua Unión Soviética, en un intento de gran envergadura por parte de los mismos burócratas de convertir en un solo golpe a una economía comunista en una capitalista. Jeffrey Sachs fue el padre intelectual de la terapia del shock. De nuevo, los críticos estuvieron en la minoría. Peter Murrell de la Universidad de Maryland y John McMillan de Stanford indicaron los sorprendentes vacíos de los terapeutas del shock. Como lo resumió McMillan, “si hubiésemos podido planear las reformas, entonces hubiésemos podido planificar la economía”.
En los ochenta y noventa, el crecimiento en el PIB per cápita fue de cero en África, Latinoamérica y el Medio Oriente, y las repúblicas de la antigua Unión Soviética experimentaron una de las peores depresiones en la historia económica. La reacción luego de tal fracaso de estas mal llamadas “reformas de libre mercado”, impuestas por extranjeros, fortalecieron a figuras xenófobas y anti-libertad como Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Robert Mugabe de Zimbabwe y Vladimir Putin de Rusia.
Pero una vez más, estar en lo correcto conseguía poca recompensa: Murrell y McMillan fueron ignorados, mientras que Jeffrey Sachs se convirtió en un célebre economista a pesar del fracaso de la terapia del shock. Jeffrey Sachs consiguió aún más fama por su método de planificación desde arriba hacia abajo cuando redescubrió las ideas fracasadas hace más de 50 años acerca de las naciones atrapadas en la pobreza y el Gran Empuje de ayuda externa en el nuevo milenio. Estas ideas atrajeron a muchos, mientras que la libertad individual volvió a pasar de moda en el desarrollo; Sachs hasta se ganó el apoyo de estrellas de cine. Sachs citaba el apoyo de Hayek a sus ideas, pero desafortunadamente su apoyo no venía de Friedrich Hayek sino de Salma Hayek.
El orden espontáneo y la mente humana
¿Cómo es que el método de arriba hacia abajo todavía domina la economía del desarrollo a pesar de cincuenta años de predicciones fracasadas por parte de los expertos en desarrollo? Hay muchas razones, pero una que yo creo que es particularmente interesante es que nuestros cerebros están hechos para creer en la planificación desde arriba hacia abajo. El filósofo Daniel Denett argumenta que la evolución humana favoreció esa manera “intencional” de pensar. En cuanto a evolución, ver el comportamiento intencional de todos los animales era beneficioso. Cuando veías a un león moverse, podías apartarte si entendías que este pretendía comerte. Cuando veías a un grupo de cavernícolas de la cueva de al lado acercándose a ti con antorchas y bates, podías defenderte más efectivamente si veías a este grupo con una agenda específica, tal como matar a tus hombres y robar tus mujeres. Los cavernícolas que vieron acción intencional en todas partes sobrevivieron. Los que no, murieron.
Así que ahora tal vez podemos entender las aseveraciones de aquellos que le atribuyen el mal a los procesos espontáneos, tales como los manifestantes anti-globalización que dijeron en 2002 que los líderes corporativos se reúnen en “encuentros de alto nivel” para “delinear el camino de la globalización en nombre de las ganancias privadas”. Donde hay desigualdad en las economías de mercado, la gente cree que alguien pretendió empobrecer a las personas más pobres. Donde hay emprendedores que actúan de manera espontánea y de esa manera crean trabajos y al mismo tiempo destruyen otros, los recientemente desempleados muchas veces creen que alguien conspiró para quitarles su trabajo. Con nuestro antepasado cavernícola, es difícil entender que ninguna persona pretende los buenos o los malos resultados. Otro Premio Nóbel, Kenneth Arrow (alguien que, a diferencia de Hayek, no es visto como un ideólogo de derecha), dijo: “La noción de que a través del funcionamiento de un sistema entero los efectos podrían ser muy diferentes y hasta opuestos a las intenciones es seguramente la contribución intelectual más importante que el pensamiento económico ha hecho al entendimiento general de los procesos sociales”.
La idea que el orden espontáneo no está diseñado o pretendido por alguien se ha vuelto mucho más comprensible en nuestros días de lo que era en los tiempos de Hayek. Ahora nos damos cuenta de que cosas tan diversas como el Internet, el lenguaje, la evolución biológica, las redes sociales, e incluso los peatones caminando en una acera sin tocarse son órdenes espontáneos, con nadie a cargo. Ver el absurdo de la planificación central en estas situaciones ilustra cuán espontáneos estos son: ¿Qué tan bien crees que funcionaría tener un planificador central que nos asigne a nuestros amigos y parejas? ¿Qué tan bien crees que funcionaría que el Departamento de Caminar de Manhattan nos de a cada uno, cada mañana, nuestros caminos precisos dentro de la acera para que no nos golpeemos? Pero cuando persiste la manera de pensar de los cavernícolas de ver a los resultados como pretendidos por alguien, incluso los órdenes de abajo hacia arriba y espontáneos tales como los mercados, siempre se favorecerá la acción de arriba hacia abajo e intencional por parte de expertos que tratan de mejorar los resultados.
Hayek intentó contrarrestar este sesgo indicando qué tanta incertidumbre radical hay en la vida económica, la cual no es posible de procesar por un economista viendo las cosas desde arriba. Por ende, se necesita búsquedas descentralizadas e independientes de todo tipo de éxito por parte de individuos altamente informados y motivados. Él lo puede decir mejor que yo:
La interacción de individuos, que poseen diferente conocimiento y diferentes puntos de vista, es lo que constituye la vida del pensamiento. El crecimiento de la razón es un proceso social basado en la existencia de tales diferencias . . . [S]us resultados no pueden ser previstos . . . . [N]o podemos saber qué opiniones asistirán en este crecimiento y cuáles no.
Y
La libertad es esencial para dar lugar a lo imprevisible e impredecible; la queremos porque hemos aprendido a esperar de ella la oportunidad de realizar muchos de nuestros objetivos . . . . Confiamos en los esfuerzos independientes y competitivos de muchos para inducir la existencia de lo que querremos cuando lo veamos.
La manera en que países fueron exitosos en desarrollarse es a menudo encontrando un gran éxito en los mercados de exportación. Es imposible predecir cuál será el gran éxito. Por eso se necesitan los “esfuerzos independientes y competitivos de muchos” a los cuales Hayek se refería. ¿Quién hubiera previsto que las flores de Kenya capturarían 40 por ciento del mercado europeo que provee a aquellos hombres románticos que llevan flores a casa para sus esposas? Podría decirse lo mismo de los trajes de algodón para mujeres fabricados en Fiji (42 por ciento del mercado estadounidense), de los muelles flotantes hechos en Nigeria (84 por ciento del mercado noruego), de los circuitos electrónicos integrados de las Filipinas (71 por ciento del mercado mundial), o de los jets regionales hechos en Brasil (Embraer ahora tiene 22 por ciento del mercado mundial). El éxito más importante en las exportaciones de Egipto, representando 30% del total de sus exportaciones, son cerámicas de baño, de las cuales 93 por ciento van a Italia. ¿Puede usted imaginarse a un experto en desarrollo diciéndole a los egipcios, “¡El secreto es exportar inodoros a Italia!”?
El desarrollo es impredecible
¡Hayek correctamente predijo que el desarrollo sería impredecible! Esto podría sonar contradictorio, pero esta es una hipótesis genuinamente observable, como la predicción de la teoría de mercados eficientes de que nadie puede, año tras año, predecir la bolsa. Las tasas de crecimiento económico satisfacen la hipótesis anteriormente mencionada, no solamente las anécdotas mencionadas antes, pero también en investigaciones realizadas por mí y por otros que han descubierto que el crecimiento económico rápido rara vez persiste. China e India son los que crecen rápido ahora pero eran los que crecían lento en la década de los sesenta y la de los setenta; Brasil y Costa de Marfil crecían rápido en esa época pero han tenido crecimiento bajo desde 1980. El análisis estadístico sugiere que el crecimiento económico rápido en el corto plazo está determinado principalmente por factores transitorios que no pueden ser previstos. Incluso un mercado completamente libre tendrá intervalos variables de alto crecimiento durante períodos en los que los empresarios tienen mucho éxito y de bajo crecimiento cuando hay escasez de éxitos.
De esta manera la diferencia entre los sistemas exitosos de abajo hacia arriba que protegen la libertad individual y los sistemas que restringen la libertad no puede observarse de manera clara en las tasas de crecimiento a lo largo de períodos limitados, o incluso en períodos de hasta una década. Esta dificultad es explotada por los críticos de la libertad, quienes fácilmente pueden citar un ejemplo de un país no libre con crecimiento rápido (China es el actual favorito). De hecho, las tasas de crecimiento son tan volátiles que los expertos pueden comprobar casi cualquier teoría de desarrollo económico con un ejemplo de un país con crecimiento económico alto que también posee una política económica del agrado del experto. Estos argumentos son el equivalente intelectual de un apostador en Las Vegas que le atribuye su racha de buena suerte a las medias que tenía puestas en ese momento, y luego seguirá usando sus cada vez más apestosas medias en un intento fútil de reproducir esa suerte.
La diferencia entre los sistemas libres y no libres aparece en comparaciones a largo plazo, como en el nivel de ingreso per cápita. El hecho relevante acerca del desempeño de China a largo plazo es que su ingreso per cápita todavía está en la posición 122 en el mundo, detrás de Albania, Ecuador, Gabón, Jamaica, y Surinam, y es un décimo de lo que es el de Estados Unidos. Los niveles de ingreso per cápita están fuertemente correlacionados con las medidas de libertad económica y política, y las técnicas estadísticas sugieren que esta correlación es causal: la libertad causa la prosperidad. Corea del Norte ha tenido periodos de alto crecimiento, pero sería difícil descartar el argumento a favor de la libertad por la gran diferencia que existe hoy en ingreso per cápita, salud y nutrición entre los libres coreanos del sur y los esclavizados coreanos del norte.
La libertad individual
El último intento que nosotros los expertos en desarrollo necesitamos para encontrar empleo es que aceptemos que la libertad individual es el mejor sistema, y también decir que se necesitan expertos en desarrollo para diseñar las reglas que permiten la libertad individual. Es cierto que la libertad necesita de las reglas gubernamentales que protejan la propiedad privada, hagan respetar los contratos, prevengan el fraude y el robo, y muchas otras normas de buen comportamiento que hacen posible el trato entre individuos. Pero eso no significa que los expertos necesitan diseñar las reglas gubernamentales desde arriba hacia abajo. El último y posiblemente el más importante descubrimiento de Hayek fue que las reglas gubernamentales en un libre mercado no son diseñadas, evolucionan de abajo hacia arriba. Como lo dijo Hayek: “El valor de la libertad consiste principalmente en la oportunidad para el crecimiento de aquello que no ha sido diseñado, y el funcionamiento beneficioso de una sociedad libre depende en gran parte de la existencia de instituciones creadas libremente”.
¿Cómo crecen las instituciones libremente? Aquí pienso que los economistas han descubierto más cosas desde el tiempo en que Hayek escribió, aunque todavía tenemos mucho que aprender. Ahora tenemos la “teoría de juegos”, la cual puede describir un resultado en el cual cada uno de nosotros está de acuerdo con respetar los derechos de propiedad y contratos de todos los demás. Cualquiera que hace trampa o roba puede ser castigado con el ostracismo social, el cual carga la penalidad adicional de exclusión de contratos lucrativos en el futuro con otras personas. La norma social se estabilizará alrededor del respeto a la libertad individual que trata a los individuos tanto como merecedores de los frutos de su propio esfuerzo así como también responsables de cualquier costo que ellos impongan sobre el resto de nosotros. Desafortunadamente, también hay otro equilibrio. Si la trampa y el robo empiezan a ser aceptados ampliamente como algo normal, y cada individuo espera vivir de todos los demás, entonces tal sociedad puede quedarse estancada en un resultado de desconfianza y puede que no sea capaz de alcanzar la norma de la libertad. De hecho, las diferencias internacionales como respuesta a la pregunta de la Encuesta Mundial de Valores de que si los individuos debieran responsabilizarse por sí mismos (lo más cercano que este cuestionario llegó a la libertad individual) son pistas excelentes para saber qué sociedades de hecho tienen un libre mercado e instituciones democráticas. Por supuesto, se necesita un gobierno que pase leyes para hacer respetar las reglas, pero los buenos gobiernos simplemente formalizan las normas sociales que vienen de abajo y que respetan la libertad, la cual en gran parte causa el respeto a las reglas.
¿Qué explica las diferentes normas sociales en diferentes países? Aquí, francamente, ni Hayek ni los investigadores de hoy han llegado a una respuesta completamente satisfactoria. Probablemente, accidentes históricos importan: Un estudio reciente encuentra más desconfianza en regiones de África donde individuos fueron traicionados y vendidos como esclavos durante los siglos cuando existía ese mercado. Pero Hayek también sugirió que las reglas y normas están en sí sujetas al proceso evolutivo de supervivencia de los más aptos (tal vez el proceso es más lento de lo que quisiéramos). ¡Los individuos en sociedades pobres sin libertad que ven la conexión entre la libertad y la prosperidad van a querer libertad!
Ahora, un rol claro para los expertos en desarrollo: Pueden intentar acelerar el proceso evolutivo convenciendo a los individuos alrededor del mundo de cómo un sistema de abajo hacia arriba funciona a largo plazo cuando la gente valora la libertad individual.
Estos beneficios no son abstractos: Como una porción de las naciones con libertad económica y/o política ha tenido una tendencia constante hacia arriba desde 1970, la tasa global de pobreza se ha reducido por dos tercios. Para el ciudadano de Kenya empleado en exportar flores a Europa y para el egipcio empleado en la exportación de inodoros a Italia, el libre comercio no es una abstracción.
Tenemos ejemplos similares de cómo escapar de la pobreza en nuestra propia historia. En 1927, un bebé llamado Nathan nació en el Tercer Mundo de Estados Unidos, Virginia del Oeste. Su padre, un inspector de tala de madera mal pagado, murió de tuberculosis cuando el niño tenía dos años. Su madre, llamada Dora, se quedó a cargo de dos niños en Virginia del Oeste durante los peores momentos de la Gran Depresión. Si alguna vez hubo un círculo vicioso de la pobreza, este era uno. Pero Dora trabajó tan duro que fue capaz de mandar a Nathan a la Universidad de Virginia del Oeste (WVU, por su nombre en inglés). Nathan también continuó trabajando duro en varios trabajos hasta que pudo financiar su retorno a WVU para obtener un doctorado en biología. Se fue de Virginia del Oeste debido a una exitosa carrera como profesor de biología, para darles a sus hijos un estilo de vida de clase media. Yo debería saberlo porque yo fui uno de esos niños; Nathan es mi padre. Yo dedico este premio Hayek esta noche a mi padre, como agradecimiento por haber hecho realidad el sueño americano para nuestra familia.
Con tantos ejemplos inspiradores, les debemos a los pobres en todas partes del mundo la defensa de los valores de la libertad individual, los cuales le ofrecen al mundo la última y mejor esperanza de acabar con la pobreza.
Yo cerraré parafraseando a mi político favorito de EE.UU. que amaba la libertad, Abraham Lincoln:
Somos, nosotros, los vivos, los que debemos dedicarnos aquí a la tarea inconclusa que, aquellos que vinieron antes que nosotros, avanzaron tan noblemente. Somos los vivos los que debemos dedicarnos aquí a la gran tarea que aún permanece ante nosotros—que resolvamos aquí, firmemente, que este mundo tendrá un nuevo nacimiento de libertad—y que el desarrollo del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra.
The rioting continues unabated in London, and as of this writing, David Cameron has called out an extensive police presence and vowed to do everything possible to prevent them from spreading. Cameron should have acted earlier, but at least he cut short his Italian vacation to rush back to London and use his powers as prime minister to take the tough action that is needed. The measures include the stationing of 10,000 additional police throughout London, as well as the possible use of water cannons. He has good reason to enforce these measures. Last night, three men were killed when some of the thugs drove their car into a group protecting homes and businesses from looters. As of Wednesday, 1200 people had been arrested.
Londoners had good reason to applaud. An online petition was being circulated calling for rioters to lose all government welfare benefits they might have been receiving. The text said: “No taxpayer should have to contribute to those who have destroyed property, stolen from their community and shown a disregard for the country that provides for them.” And Cameron added that the problem was as “much a moral problem as a political problem,” referring to pockets of society that “are not just broken, but are frankly sick.”
That, of course, will not win him plaudits from the British and the international left wing. As expected, a New York Times report of the riots is written in the usual liberal style, to try and show sympathy for the looters. The story’s headline proclaims: “London Riots Put Spotlight on Troubled, Unemployed Youths in Britain.” It’s the old liberal shibboleth: the underclass riots when the welfare state has failed it. The reporters quote one rioter, 19, as explaining that he took a $195 designer sweater “to get my penny’s worth.” Why not? The culture has told him he has a right to get what the rich can buy, so why not just help himself? The Times story, however, tells readers that the riots “reflect the alienation and resentment of many young people in Britain,” where one million people between 16 and 24 years of age are unemployed. The story notes that “economic despair” and “racial tension and thuggery” derive from the new austerity measures that are starting “to take effect.” In other words: if only the British government had not acted to cut spending and get its economic house in order, then there would be no riots.
Moreover, the story blames teachers who spend time educating solid middle-class students and who ignore those who cannot keep up. As the story says, “the most vulnerable people feel trapped.” As one rioter told police: “You know you are all racist! You know it.”
Recently, I overheard a fellow Amtraker back off a conversation on politics. "You know, it's because I'm a libertarian," he said, sounding like a vegetarian politely declining offal. Later that afternoon, in the otherwise quite groovy loft I sometimes crash at in SoHo, where one might once have expected,say, Of Grammatology or at least a back issue ofElle Decor, there sat not one but two copies of something called The Libertarian Reader. "Libertarianism" places one—so believes the libertarian—not on the political spectrum but slightly above it, and this accounts for its appeal to both the tricorne fringe and owners of premium real estate. Liberty's current bedfellows include Paul Ryan (his staffers are assigned Atlas Shrugged), Glenn Beck (he flogged The Road to Serfdom onto the best-seller list), Slate's Jack Shafer, South Park, the founder of Whole Foods, this nudnik, P.J. O'Rourke, now David Mamet, and to the extent she cares for anything beyond her own naked self-interest—oh, wait, that is libertarianism—Sarah Palin.
Escenario mas que suficiente, para que la elite castrista, lancé de inmediato su mensaje intimidatorio de plaza sitiada, a los demócratas, a través de los mecanismos de represión, donde no puedan faltar la porra, el palo y la conga incendiaria , que mitigué o sofoque cualquier intento de expresión libre, como promovieran por estos días los miembros del Partido Liberal de la Republica de Cuba, quienes se encomendaban a realizar un encuentro de trabajo este jueves 3 de diciembre en la vivienda de Mayra Morejon integrante del partido por la Unidad Democrática Cristiana de Cuba , organización opositora que en días pasados comunico a la dirección del PLRC, su interés por adherirse a la propuesta nacional.
Ante esta agresividad feroz, perpetrada en los últimos días contra miembros de la sociedad civil y directivos del PLRC, por los órganos represivos y las pandillas facinerosas de respuesta rápida. El PLRC se levanta una vez con total hidalguía y mira hacia el futuro como lo ha hecho en otras ocasiones, perdonando la brutalidad y la jauría de sus verdugos, los mismos orientados a minar el desempeño de esta propuesta , la cual ya es acogida en gran parte del territorio nacional y muy pronto convertida en PODEMOS.
Para más hoy el PLRC envía el siguiente mensaje a todo ese ejército de bárbaros, quienes después de los actos represivos del 20 de noviembre y el 3 de diciembre recibieron como estimulo a sus desmanes, un fin de semana en el centro recreativo de la Cocorota, que nuestra propuesta participativa, tiene como premisa la gobernabilidad y la gradualidad como característica en este proceso.
The U.S. Chamber of Commerce's Cuba Policy Equates to "21st Century Mercantilism"
WASHINGTON, May 5 /PRNewswire-USNewswire/ -- This afternoon, Tom Donohue, CEO of the U.S. Chamber of Commerce ("the Chamber"), will be gathering in the U.S. Capitol with Ways and Means Chairman Charlie Rangel of New York, Congressmen Jeff Flake of Arizona, Jerry Moran of Kansas, Bill Delahunt of Massachusetts and Barbara Lee of California in support of a policy of unconditional commercial engagement with the regime of Fidel and Raul Castro in Cuba - the sole remaining dictatorship in the Western Hemisphere.
The Chamber's Cuba policy amounts to nothing more than 21st century mercantilism.
Modern capitalism is based on the notion of the free market: a free trade and flow in goods, services and ideas. In contrast, mercantilism was the economic system that dominated Western European economic thought and policies from the 16th to the late 18th centuries. It amounted to a state policy of mutual benefit between a merchant class and a government seeking to strengthen itself.
Such mercantilist transactions are exactly what the Chamber is proposing for Cuba.
The Cuban regime explicitly prohibits the Cuban people from engaging in trade or other private commercial activity. This is exclusively reserved - under Article 10 of the Cuban regime's 1976 Constitution - for the state and its rulers. The fact remains that every dollar that has been transacted by over 157 U.S.-based companies since 2001 with Cuba have only had one Cuban counterpart, Alimport, which is owned and operated by the Castro regime.
Current U.S. law conditions such commercial engagement to the fundamental recognition and respect for the human, political and economic rights of the Cuban people, including the release of all Cuban political prisoners. Only at such time can trade with Cuba be free and truly benefit the Cuban people.
The U.S.-Cuba Democracy PAC is a federal political action committee formed to promote an unconditional transition in Cuba to democracy, the rule of law, and the free market.
¨Saturno jugando con sus hijos¨/ Pedro Pablo Oliva
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Carta desde la carcel de Fidel Castro Ruz
“…después de todo, para mí la cárcel es un buen descanso, que sólo tiene de malo el que es obligatorio. Leo mucho y estudio mucho. Parece increíble, las horas pasan como si fuesen minutos y yo, que soy de temperamento intranquilo, me paso el día leyendo, apenas sin moverme para nada. La correspondencia llega normalmente…”
“…Como soy cocinero, de vez en cuando me entretengo preparando algún pisto. Hace poco me mandó mi hermana desde Oriente un pequeño jamón y preparé un bisté con jalea de guayaba. También preparo spaghettis de vez en cuando, de distintas formas, inventadas todas por mí; o bien tortilla de queso. ¡Ah! ¡Qué bien me quedan! por supuesto, que el repertorio no se queda ahí. Cuelo también café que me queda muy sabroso”. “…En cuanto a fumar, en estos días pasados he estado rico: una caja de tabacos H. Upman del doctor Miró Cardona, dos cajas muy buenas de mi hermano Ramón….”. “Me voy a cenar: spaghettis con calamares, bombones italianos de postre, café acabadito de colar y después un H. Upman #4. ¿No me envidias?”. “…Me cuidan, me cuidan un poquito entre todos. No le hacen caso a uno, siempre estoy peleando para que no me manden nada. Cuando cojo el sol por la mañana en shorts y siento el aire de mar, me parece que estoy en una playa… ¡Me van a hacer creer que estoy de vacaciones! ¿Qué diría Carlos Marx de semejantes revolucionarios?”.
Quotes
¨La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie¨ - Marti
"No temas ni a la prision, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo" - Giacomo Leopardi
¨Por eso es muy importante, Vicky, hijo mío, que recuerdes siempre para qué sirve la cabeza: para atravesar paredes¨– Halvar de Flake[El vikingo]
"Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir"- Lorca
"Al final, no os preguntarán qué habéis sabido, sino qué habéis hecho" - Jean de Gerson
"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie" - Giuseppe Tomasi di Lampedusa
"Todo hombre paga su grandeza con muchas pequeñeces, su victoria con muchas derrotas, su riqueza con múltiples quiebras" - Giovanni Papini
"Life is what happens while you are busy making other plans" - John Lennon
"Habla bajo, lleva siempre un gran palo y llegarás lejos" - Proverbio Africano
"No hay medicina para el miedo"-Proverbio escoces "El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar" -Sun Tzu
"You do not really understand something unless you can explain it to your grandmother" - Albert Einstein
"It is inaccurate to say I hate everything. I am strongly in favor of common sense, common honesty, and common decency. This makes me forever ineligible for public office" - H. L. Menken
"I swore never to be silent whenever and wherever human beings endure suffering and humiliation. We must always take sides. Neutrality helps the oppressor, never the victim. Silence encourages the tormentor, never the tormented" -Elie Wiesel
"Stay hungry, stay foolish" - Steve Jobs
"If you put the federal government in charge of the Sahara Desert , in five years ther'ed be a shortage of sand" - Milton Friedman
"The tragedy of modern man is not that he knows less and less about the meaning of his own life, but that it bothers him less and less" - Vaclav Havel
"No se puede controlar el resultado, pero si lo que uno haga para alcanzarlo" - Vitor Belfort [MMA Fighter]
Liborio
A la puerta de la gloria está San Pedro sentado y ve llegar a su lado a un hombre de cierta historia. No consigue hacer memoria y le pregunta con celo: ¿Quién eras allá en el suelo? Era Liborio mi nombre. Has sufrido mucho, hombre, entra, te has ganado el cielo.
Para Raul Castro
Cuba ocupa el penultimo lugar en el mundo en libertad economica solo superada por Corea del Norte.
Cuba ocupa el lugar 147 entre 153 paises evaluados en "Democracia, Mercado y Transparencia 2007"
Cuando vinieron a buscar a los comunistas, Callé: yo no soy comunista. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, Callé: yo no soy sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, Callé: yo no soy judío. Cuando vinieron a buscar a los católicos, Callé: yo no soy “tan católico”. Cuando vinieron a buscarme a mí, Callé: no había quien me escuchara.
Un sitio donde los hechos y sus huellas nos conmueven o cautivan
CUBA LLORA Y EL MUNDO Y NOSOTROS NO ESCUCHAMOS
Donde esta el Mundo, donde los Democratas, donde los Liberales? El pueblo de Cuba llora y nadie escucha. Donde estan los Green, los Socialdemocratas, los Ricos y los Pobres, los Con Voz y Sin Voz? Cuba llora y nadie escucha. Donde estan el Jet Set, los Reyes y Principes, Patricios y Plebeyos? Cuba desesperada clama por solidaridad. Donde Bob Dylan, donde Martin Luther King, donde Hollywood y sus estrellas? Donde la Middle Class democrata y conservadora, o acaso tambien liberal a ratos? Y Gandhi? Y el Dios de Todos? Donde los Santos y Virgenes; los Dioses de Cristianos, Protestantes, Musulmanes, Budistas, Testigos de Jehova y Adventistas del Septimo Dia. Donde estan Ochun y todas las deidades del Panteon Yoruba que no acuden a nuestro llanto? Donde Juan Pablo II que no exige mas que Cuba se abra al Mundo y que el Mundo se abra a Cuba? Que hacen ahora mismo Alberto de Monaco y el Principe Felipe que no los escuchamos? Donde Madonna, donde Angelina Jolie y sus adoptados around de world; o nos hara falta un Brando erguido en un Oscar por Cuba? Donde Sean Penn? Donde esta la Aristocracia Obrera y los Obreros menos Aristocraticos, donde los Working Class que no estan junto a un pueblo que lanquidece, sufre y llora por la ignominia? Que hacen ahora mismo Zapatero y Rajoy que no los escuchamos, y Harper y Dion, e Hillary y Obama; donde McCain que no los escuchamos? Y los muertos? Y los que estan muriendo? Y los que van a morir? Y los que se lanzan desesperados al mar? Donde estan el minero cantabrico o el pescador de percebes gijonese? Los Canarios donde estan? A los africanos no los oimos, y a los australianos con su acento de hombres duros tampoco. Y aquellos chinos milenarios de Canton que fundaron raices eternas en la Isla? Y que de la Queen Elizabeth y los Lords y Gentlemen? Que hace ahora mismo el combativo Principe Harry que no lo escuchamos? Donde los Rockefellers? Donde los Duponts? Donde Kate Moss? Donde el Presidente de la ONU? Y Solana donde esta? Y los Generales y Doctores? Y los Lam y los Fabelo, y los Sivio y los Fito Paez? Y que de Canseco y Miñoso? Y de los veteranos de Bahia de Cochinos y de los balseros y de los recien llegados? Y Carlos Otero y Susana Perez? Y el Bola, y Pancho Cespedes? Y YO y TU? Y todos nosotros que estamos aqui y alla rumiando frustaciones y resquemores, envidias y sinsabores; autoelogios y nostalgias, en tanto Louis Michel comulga con Perez Roque mientras Biscet y una NACION lanquidecen? Donde Maceo, donde Marti; donde aquel Villena con su carga para matar bribones? Cuba llora y clama y el Mundo NO ESCUCHA!!!