Por Andrés Pascual
El
primer título de una información del Nuevo Herald sobre la votación de la
primaria venezolana el domingo pasado fue: Venezolanos votan en Miami con “la
ayuda” del exilio cubano, el entrecomillado es mío, después le cambiaron la
palabrita sospechosa por “con el apoyo”, un poco menos comprometida
visiblemente y algo más encubierta de la posición ideológica de los
propietarios, por lo tanto, línea editorial del libelo.
Porque todo el mundo sabe como piensan los “mandantes” de esta bazofia
que se edita en la Bahía de Biscayne, especie de “farm club o equipo de liga
menor del Granma”; a pesar de los millones que invierten en editar los dos
periódicos sus multimillonarios dueños, cantidad de la que no se debe descartar
la contribución de la tiranía a la causa “contra el Imperialismo”, con algún
que otro milloncito, por intermedio de sus simpatizantes liberales y antiamericanos,
propios y extraños, cubanos y americanos, es que cualquier información que
involucre la lucha del pueblo cubano contra el castrismo tiene el sello
venenoso, registro de fábrica ideológica, de quienes también son enemigos de
esa libertad por la que tanto se lucha después de medio siglo de batallas sin
cuartel.
Ese
primer título no era contra los venezolanos, sino contra el exiio cubano e
intentó sugerir directamente cosas como “manipulación del voto a través del
cubano encubierto contra Chávez”, de la forma como hacen los castristas en
Venezuela, en que hasta muertos por la reconcentración weyleriana están
firmando a favor del gorila.
Sin
embargo, no acabo de entender bien qué cantidad de personas componen el exilio
antichavista, una vez que más de 200,000 se molestaron por el cierre del
consulado castro-chavista en la ciudad que, por supuesto, genera la posibilidad,
tanto de votar, como la de viajar allá, ¿Cuántos chavistas encubiertos hay
entre esta gente? sobre todo, ¿Qué cantidad de billetes “bolivarianos del siglo
XXI” corren entre los que se autoproclaman “luchadores por una Venezuela
libre”, con el objetivo diferente de lo que dicen? Yo no llamo nunca a los
venezolanos de aquí (a la mayoría) exilio, porque pueden votar y viajar allá y
viajan. A fin de cuentas, lo de “Chávez fue elegido por voto democrático” como
que sobra, sencillamente, es un tirano en ruta a una dictadura que tiene la
base echada en la morralla nacional....
Después, en primera y con foto, la información del caso Gross, tan comprometida
a favor de Castro como cualquiera diarrea de Max Lesnick, de Elena Freyre, de
Andrés Gómez o de Lázaro Fariñas.
Este
lance no es objetivo, no es el uso de la libertad de expresión a favor del
público, sino el traslado a su trinchera de la acusación fiscal castrista como
elemento de disuasión para quienes crean que el tipo es inocente, es,
sencillamente, parte de la campaña pro 5 terroristas, porque le dan elementos
de defensa, especie de “pruebe y compare”, a cualquier liberal, apático, antiamericano
y castrocomunista de estos vulgares asesinos, protegidos por el Califa de la
Casi Blanca.
La
información sobre “las actividades de espionaje” del americano preso en Cuba
incluyen frases de algunos judíos de allá como: “estamos jugando con fuego” o
esta del propio acusado, “corremos riesgos”.
Desmond Butler, corresponsal de AP, redactó el material que presentó el
libelo este lunes, que también incluye “visitó a Cuba 4 veces en 5 meses” con
una quinta en que lo apresaron.
Al
margen, no creo que la comunidad hebrea cubana de la Isla esté participando en
la lucha contra Castro, nunca lo ha hecho, incluso algunos de sus miembros
“informaron” de las actividades de espionaje del americano. Curiosamente,
¿Cuántos judíos han muerto o sufrido prisión política enfrentando a Castro?
Quisiera saberlo, así como ¿Cuántos han luchado “contra el imperialismo” junto
a Castro?
Amparado por el partido demócrata, la media americana, pro-comunista en
casi su totalidad, pisotea constantemente el sagrado compromiso que estableció
este país con su pueblo, que protege en la Constitución el uso democrático a la
libre expresión, utilizándola como principal arma contra los propios Estados
Unidos.
Un
ejemplo que nadie puede soslayar, a pesar de la gritería de La Habana para
desviar la atención, los Heralds, testigos de cargo de la tiranía no solo en el
caso Gross, sino contra cualquiera cuyo discurso e ideología difiera de la
posición antiamericana liberal e izquierdista.