Está ocurriendo a medida que ciertas categorías de personas en la economía interna cubana acumulan dinero, bien o mal habido. Con la población uncida a un sistema asimétrico de salarios y precios. En presencia de una oferta creciente de bienes y servicios. Y en ausencia de un sistema bancario que otorgue préstamos fáciles y suficientes al cubano de a pie.
Esta actividad cubre una necesidad pública que el Estado no satisface, pero lejos de ser autorizada entre las nuevas categorías de trabajo por cuenta propia, es penada–según nos confirmó el abogado Wilfredo Vallín, presidente de la Asociación Jurídica Cubana—bajo el artículo 229 del Código Penal, que establece que “el particular que preste dinero con interés, incurre en sanción de privación de libertad de seis meses a dos años o multa de doscientas a quinientas cuotas o ambas”. Además, se le confiscará todo el dinero que se le ocupe.
Pese a ello, el garrotero está de vuelta, y la más reciente noticia sobre su regreso la ofreció la semana pasada en Cubanet el periodista independiente Frank Correa: si un garrotero es por definición en Cuba alguien que presta dinero a corto plazo y con interés elevado, algunos empleados de las “shoppings” de barrio –esos contenedores de carga adaptados para vender artículos en divisas -- le están haciendo honor al concepto:
“El colmo del relajo imperante –dice Correa-- es ver a muchos dependientes de las tiendas recaudadoras de divisas, que además de robar a la población, en los precios y en el cambio, y al Estado, en la comercialización de productos fuera de inventario, también han comenzado a incursionar como garroteros”.
“Con la mayor impunidad del mundo, extraen dinero de la caja registradora del establecimiento y lo entregan al cliente, mientras guardan los objetos garantes dentro de la misma tienda. A diferencia de los garroteros tradicionales, sus tasas de interés son realmente leoninas”.
“El 26 de julio, una anciana que recibe remesas de su hijo, radicado en Miami, estaba necesitada de comprar con urgencia los alimentos de su dieta, y pidió un préstamo, de 10 cuc para pagar 15, en el transcurso de una semana. El dependiente manifestó que lo más que podía hacer por ella era un préstamo de 7 cuc para pagar 15, pero en el transcurso de tres días. La anciana contó después que tuvo que morder el anzuelo y conformarse, porque su dieta consiste estrictamente en frutas y vegetales, y no podía esperar hasta el sábado por la llegada de la remesa”.
En conversación con martinoticias.com Correa explicó que estos garroteros-quincalleros suelen tomar en prenda un teléfono celular, una cámara fotográfica o una joya, que luego venden hasta por el triple del importe del préstamo si éste no es amortizado a tiempo.
Otro periodista, Iván García, observó que aunque ser empleado en Cuba de una tienda en divisas es un privilegio que el beneficiario cuida, el capital principal para la usura viene en estos casos de lo que Correa llama “la comercialización de productos fuera de inventario”: el dependiente vende sus propios productos en lugar de los asignados por el Estado.
Pero García apunta que esta es sólo una de las variantes del “garrote” en la Cuba actual.
GARROTEROS Y GARROTAZOS
Explica que existe otra clase de garroteros en las zonas marginales, de los que hoy en día pueden encontrarse dos o tres en una misma cuadra. Su capital de préstamo puede provenir del juego prohibido u otros negocios ilícitos. El impago de un empréstito puede ser castigado por el acreedor enviando sicarios al domicilio del endeudado para confiscarle alguna propiedad, o en su defecto propinarle una paliza. Aunque suelen conocerse únicamente a través del rumor popular, muchos hechos de violencia en las ciudades cubanas han tenido ese origen.
En marzo del 2012 el periodista independiente Carlos Ríos Otero informó en Cubanet que el garrotero Máximo Fernández, de 59 años, había sido hallado estrangulado, en un aparente ajuste de cuentas, en su domicilio de la esquina de Empedrado y Aguacate, en la Habana Vieja.
Fuentes de la barriada dijeron al colaborador de Cubanet que Máximo solía afirmar: "yo le resuelvo a la gente casos graves, pero cobro piedra fina". En la charada, el número 25 es piedra fina, por lo que se deduce que cobraba por cada préstamo un 25 % de interés.
El garrotero presumía de que su "banco" contaba con sicarios que disciplinaban a los morosos con palizas y, si era necesario, les quitaban los objetos de valor que tuvieran para pagar la deuda. Algunos vecinos comentaron que Fernández era protegido por policías corruptos.
USUREROS DE CUELLO BLANCO
Sin embargo, los préstamos de los garroteros marginales no son cuantitativamente comparables con los que hacen sus colegas de cuello blanco.En este nuevo período de acumulación de capital en la sociedad cubana los últimos se están preparando para el tránsito que avizoran a un capitalismo de Estado a la rusa, multiplicando en el negocio de la usura la fortuna amasada gracias a su fidelidad al castrismo.
García menciona a un ex funcionario del Ministerio del Azúcar que reside en La Víbora y que viajó mucho y manejando altas sumas de moneda dura asignadas a la compra de piezas para los ingenios. Este nuevo rico revolucionario no toma propiedades como garantía de sus préstamos, sino que procura conocer y escoger bien a sus clientes. Estos deben tener una entrada fija en divisas, sea por remesas desde el exterior, o por un trabajo en una rama estratégica de la economía como el turismo, el tabaco, o las empresas extranjeras.
Como las sumas suelen ser de cientos de CUC, los intereses no son tan altos (10 a 20 %); el trato es casi un acuerdo de caballeros; los plazos para pagar son breves, generalmente en el mismo mes, pero después de reembolsado el principal, puede que el prestamista le dé más tiempo para pagar la “gabela” (intereses).
El ex funcionario del MINAZ es sólo uno de su especie, asegura el autor del blog Desde La Habana. También se dedican a prestar ese servicio gerentes de hoteles, funcionarios del turismo y otros personajes bien situados en Cuba cerca del chorro de las divisas.
EL NUDO GORDIANO DE LOS PRESTAMOS BANCARIOS
Desde Cienfuegos el periodista independiente Alejandro Tur Valladares le dijo a la colega Norma Miranda que el oficio de garrotero ha ido cobrando vitalidad, con un número significativo de personas que se dedican a hacer préstamos y cobrar intereses.
“Lamentablemente hemos conocido de casos que han terminado en tragedia a consecuencia del impago. Se sabe incluso de individuos que se han suicidado, presionados por no poder pagar estas deudas”, apunta Tur.
Agrega que aunque los intereses son altos y los plazos de amortización son cortos, las personas cada vez están acudiendo más a este tipo de servicio, debido a que el servicio bancario en Cuba es bastante precario y no está dirigido a satisfacer las necesidades de la población, sino más bien orientado a beneficiar las finanzas del Estado. “Ante la carencia de este servicio a través de las instituciones establecidas, la gente recurre a estas formas ilegales o semiilegales”, concluye Tur Valladares.
Iván García señala que aunque ahora el Estado está concediendo algunos préstamos –por ejemplo para reparación de viviendas-- el papeleo es todo un “cuéntame tu vida”, incluyendo carta del CDR, del centro de trabajo, etc. Y la cantidad máxima son apenas 10.000 pesos moneda nacional, equivalentes a unos 400 CUC. De ahí que la gente recurra más a los garroteros para solventar sus urgencias financieras de todos los meses.
LLEGAR A FIN DE MES
“Es muy habitual que aquí la gente esté enredada a fin de mes”, dice García.
Los cubanos se ven presionados a hacer maravillas para cubrir cada mes todos sus gastos en un sistema monetario enloquecedor que paga bajos salarios en moneda nacional y cobra por muchos bienes y servicios altos precios en moneda convertible, a razón de 25 pesos MN por cada peso fuerte.
Antes de que el gobierno empezara a eliminar las gratuidades y subsidios de su modelo socialista, algunos analistas calculaban que una familia promedio cubana necesitaría siete salarios medios (actualmente es de 466 pesos o unos 19 CUC mensuales ) para alcanzar a cubrir todas sus necesidades básicas.
Mientras ese río continúe así de revuelto en Cuba, los garroteros seguirán llenando sus redes. Y reinvirtiendo en el negocio.
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