El problema que confronta el zurdo Erislandy Lara no tiene que ver con su estilo ni con influencias nocivas, a no dudarlo, tal vez sea uno de los pocos boxeadores cubanos de los últimos 20 años que pelea como un profesional, sino con su temperamento.
El oriental, un estilista con capacidad noqueadora, no hace la pelea exageradamente afuera, de mucha velocidad y poco disfrute del público de sus compañeros.
En su forma de pelear se distancia de Rigondeaux, un tremendo boxeador a quien evitan mencionar con seriedad, porque puede ganarle a cualquiera, a fin de cuentas, en el boxeo gana el que más conecte y menos reciba, algo que ni acepta ni sabe cierto fanático moderno, al que le importa poco la historia y no puede entenderla, porque ni aprende a leer ni a escribir correctamente y ese tipo de fanático sabe que me refiero a él.
Lara es un peleador de media distancia básicamente, elegante, peligroso por zurdo y con instinto rematador.
No tiene nocao punch, pero ningún boxeador de hoy lo tiene, derrumban porque castigan mucho, pero no pueden liquidar con un golpe y, las retahílas de nocaos que tienen algunos, son producto de la intervención de los referíes por el miedo a una fatalidad en su turno de trabajo, eso se sabe y se puede comprobar en la cantidad exagerada de participaciones del tercero en el ring bajo decreto de nocao técnico, de igual forma que casi se acabó el fuera de combate en el amateurismo; en el profesionalismo es más rara la anestesia general al conteo de diez cada día.
Sin embargo, Lara pertenece, como Paul Williams, al grupo de boxeadores con clase para brillar como campeones, pero, por temperamentales, porque un día suben y lucen un mundo y en la próxima pueden decepcionar por la apatía y el desgano, nunca el pronóstico se puede confiar, no obstante, Vanes Martirosyan ni inicia la cartilla para descifrar al cubano.
Mañana, si quiere hacer las cosas como puede, debe ganar por cualquier vía y, cuando lo entiendan los mandamases, si no pierden mucho dinero en el lance, hacer lo mismo contra el Canelo Álvarez después.
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