Cuba-EEUU: Los círculos viciosos y virtuosos de la transición cubana [ I ]
Lázaro González
“If you come to a negotiation table saying you have the final truth, that you know nothing but the truth and that is final, you will get nothing”.
Harry Holkeri
“The first principle of contract negotiation is don’t remind them of what you did in the past; tell them what you’re going to do in the future”.
Stan Musial
“Either we're going to solve this by realistic negotiation or there will be blood on the border”.
Tom Metzger
Por circunstancias históricas no debidamente precisadas por los investigadores, Cuba en su relativa corta historia post colombina ha estado a la zaga de los grandes momentos en los últimos 500 años. Republica independiente 80 años después que la mayoría de las naciones latinoamericanas lo fueran; ingresa por un conjunto inusual de circunstancias al eje soviético con un retraso de 14 años respecto a las naciones de Europa del Este, y 20 años después de la caída del Muro de Berlín sobrevive a duras penas entre la represión y la miseria, obstinada en el proyecto personal de una casta.
Muchas cosas han cambiado en Cuba y en el mundo desde que hace 107 años Cuba se declarara republica independiente.
Una aproximación conceptual al clima socio-político de la sociedad cubana a medios del 2009 permite apreciar la polarización de los dos grandes grupos sociales que conforman genéricamente la demo-sociología del país; por un lado, la masa de pueblo que arrastra apenas su supervivencia diaria, y por el otro, una nomenklatura encabezada por los Castro aferrada desesperadamente a su parcela de poder:
- Cuando los de arriba, es decir la nomenklatura piramidal cubana que coronan Fidel como empecinado estratega y Raúl como administrador ejecutivo, no pueden continuar ejerciendo su dictadura totalitaria y están requeridos de buscar alternativas para gobernar.
- Cuando los de abajo no pueden y no quieren seguir viviendo como hasta ahora, sujetos a la represión y la inequidad que ofrece el sistema.
- Cuando, producto de la profunda crisis económica, social y humana, la percepción [entendida en términos de conciencia social empírica y no como conocimiento conceptual sistematizado] de las masas de que no hay mas alternativa que la emigración, la desobediencia civil que incluye la ilegalidad imprescindible en aras de la supervivencia, y/o la movilización con vistas a cambiar el orden de cosas; se va abriendo paso inexorablemente sin que nada ni nadie lo pueda evitar.
Pero la despiadada y sistemática represión al movimiento disidente que ahoga cualquier posibilidad de influir sobre la sociedad civil, la abstracción de sus programas fuera del alcance del individuo que lucha cada día por la supervivencia, minimizan la capacidad transformadora de la disidencia cubana. Ante la posibilidad cierta de una crisis de inestabilidad social como resultado del recrudecimiento de las condiciones de vida anunciadas recientemente por "Granma", los heroicos hombres y mujeres de la disidencia cubana no están en condiciones de ponerse al frente de los acontecimientos sociales y encaminar sus energías a transformar el actual estado de cosas.
De ahí que las consideraciones repetidamente expresadas por los opositores de la isla y buena parte del exilio, de que el verdadero dialogo debe ser entre el pueblo cubano y la dictadura, en este momento y en tanto no se creen las condiciones propicias, esté sesgado por el patriotismo y el nacionalismo, pero infortunadamente no se corresponde con una evaluación objetiva de los sujetos y escenarios políticos reales.
La contradicción y el conflicto subsecuente entre el pueblo y la dictadura es cierto y valido, pero no cuenta con las condiciones mínimas para su concreción, ni en el presente ni en el futuro inmediato. Circulo vicioso en el cual se incinera toda una Nación, no importa de que lado se ubiquen sus actores.
Sin embargo, no es este el único conflicto de primer orden que deben enfrentar los sujetos de la largamente anhelada e imprescindible transición cubana. La etapa contemporánea del conflicto Cuba–Estados Unidos cercano ya al medio siglo, puede erigirse, convenientemente gerenciado, en el punto de inserción del circulo vicioso en un circulo virtuoso que permita la transición de Cuba hacia una sociedad democrática y un desarrollo decoroso y ¿por que no? floreciente para sus ciudadanos y la nación en su conjunto.
Las dictaduras totalitarias solo son proclives a negociar y ceder cuotas de poder cuando no tienen más alternativas. La ascensión de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos, respaldado por una mayoría demócrata, han creado las macro condiciones externas para iniciar un proceso de apertura y transformación en la isla.
La transición en el bloque soviético
Es imprescindible repasar, al menos sintéticamente, las experiencias de la transición de sistemas totalitarios a democráticos, para incorporar a la praxis y el análisis lo que sea estricta y convenientemente factible. Cuba no es Europa del Este ni ninguna de las republicas asiáticas satélites de la ex Unión Soviética. Cuba tiene su propia identidad nacional, y a ella hay que entroncar las experiencias universales posibles de aplicar, y no seguir necesariamente el patrón euro-asiático.
Con la caída del Muro de Berlín ante los ojos atónitos de millones de televidentes de todo el mundo, excepto los de la isla, comenzaba el proceso de uno de los principales acontecimientos de toda la Historia de la Humanidad. Los que se lamentaron de no vivir los tiempos de Gengis Khan, las Cruzadas, la Revolución de las 13 Colonias o las epopeyas de Bolívar, San Martín y Maceo, tenían ante sí a hombres como el polaco Lech Walesa y el checoslovaco Václav Havel; lideres occidentales como Reagan y Thatcher; y religiosos como Juan Pablo II, que estaban contribuyendo decisivamente a estos acontecimientos.
Un Mijail Gorbachov que inició la democratización de la antigua Unión Soviética, eliminó las férreas mordazas estalinistas a la libertad de expresión tanto publica como de prensa, descentralizó y comenzó el largo proceso de reestructuración (perestroika) de una economía que enfrentaba el pesado fardo de destinar alrededor del 40% del PIB a la esfera militar. Un Gorbachov que creó un sistema electoral abierto a la oposición; que sentó las bases de una sociedad que sustituyera las órdenes por el derecho, e implementó una agresiva y flexible política exterior que condujo al fin de la Guerra Fría, fueron todos factores que marcaron el sendero de los cambios.
Objeto de estudio y análisis detenido por gobiernos, instituciones científicas e investigadores, cuenta entre sus más renombrados analistas al clan Castro, en tanto en ello les va la supervivencia. Y en honor a la verdad, en los 20 años transcurridos desde el derribo del Muro de Berlín hasta el día de hoy, han mostrado que han aprendido bien la lección y han actuado en consecuencia para preservar su cuota de poder, no importa que para ello hayan tenido que hundir en sus mazmorras a un Dr. Biscet, o fusilar sumariamente a tres jóvenes que no habían cometido mas delito que intentar alcanzar la esperanza mediante el único medio que tenían a su alcance.
La oportunista afirmación raulista que son más importantes los frijoles que los cañones encuentra su límite en la supervivencia del clan, no importan cuantos pactos de derechos internacionales firmen, o lo que piensen o expresen Moratinos y Clinton: ante la posibilidad de que una inestabilidad social resultado del agravamiento aún más de las condiciones diarias de vida pueda generar una crisis social, el mundo –a no dudarlo- tendrá una nueva Plaza de Tiananmen en el Caribe.
La concepción marxista de la historia preveía que las sociedades se movieran en lo que consideraban una espiral ascendente predestinada, aunque contemplaban la eventualidad de retrocesos parciales. Lo que no pudo ser contemplado fue que todo el sistema que concretaba sus profecías fuera desmontado en la mitad del lapso de tiempo de una generación, por la acción de múltiples factores.
Teórica y prácticamente se planteó la cuestión de cómo realizar la transición de estas sociedades hacia sistemas democráticos y prósperos. Existe cierto consenso entre los especialistas en el tema que la naturaleza y las formas que adoptaron estas transiciones dependieron en gran medida de cómo fue implantado el socialismo en ellas. En tal sentido cabe distinguir los siguientes grupos:
► Checoslovaquia, Georgia, Kyrgyzstán y Yugoslavia, donde los disidentes y nacionalistas encontraron puntos comunes en sus agendas políticas que les permitieron derrotar a los respectivos partidos comunistas.
► En Polonia y Lituania, los partidos comunistas optaron por la negociación de la transición con las fuerzas opositoras: Gorbachov en la Unión Soviética, Nagy en Hungría [1956] y Dubcek [1968] en Checoslovaquia asumieron la transición desde la cúpula del partido comunista.
► Países como Polonia, Hungría, Checoslovaquia y algunas naciones bálticas, entre otras, donde el comunismo era apreciado como resultado de una invasión soviética, lo que permite el desarrollo de un movimiento disidente con real fuerza política.
► Ex-comunistas expulsados de la nomenklatura como Boris Yeltsin [Rusia], Tudman [Croacia] e Iliescu [Rumania].
► Burócratas y aparatachiks de segundo nivel, que capitalizaron las oportunidades para liderar reformas democráticas y/o nacionalistas [el húngaro Horn y el serbio, luego erigido en dictador, Milosevic]
► En Ucrania, Albania y Letonia, enfrentados a grandes presiones populares, simularon un rompimiento con sus pasados.
► Uzbekistán, Belarús, Turkmenistán y Kazajstán: los lideres comunistas mantuvieron sus sistemas centralizados y represivos virtualmente intactos.
► Otros implementaron la violencia de estado para conservar el poder y aplastar a la creciente oposición: el funesto Milosevick, acusado de crímenes contra la Humanidad en el Tribunal Internacional de la Haya; el Tajikistan de Rajmonov, y los casos de Armenia, Azerbaiyán y Nagorno-Karabaj.
Una importantísima conclusión que puede ser muy útil en la transición cubana consiste en que en ninguno de los países donde el proceso transcurrió de manera coherente y exitosa los comunistas estaban en el poder. Los que consideran que será posible realizar una transición hacia la democracia y la prosperidad contando con que los Machado Ventura, Ramiro Valdés o sus más jóvenes acólitos, contribuirán al éxito de la misma, están omitiendo por ignorancia o descalificación la rica experiencia acumulada.
El rol que desempeñan las élites políticas en la transición es difícil de sobreestimar, y la historia se ha encargado de corroborarlo en cada caso. El aparatchik castrista no difiere esencialmente de sus viejos iguales euroasiáticos, en tanto es una cultura grupal lo que determina su modo de comportamiento. Existen varias definiciones del concepto nomenklatura, pero la nomenklatura cubana, con su característica fidelidad oportunista al líder y/o al sucesor designado, es un grupo social privilegiado que se beneficia del monopolio político y del férreo control social; es por tanto dogmática, parasitaria y retrógrada por antonomasia, y en los nuevos escenarios constituye un verdadero obstáculo para construir la Cuba que la Nación merece.
Salvo algunas personalidades que se sumarían con sus talentos a la construcción de una sociedad democrática y próspera, lo que debemos esperar de la mayoría de la jerarquía cubana actual, en caso de sobrevivir política y/o económicamente el proceso, sería adaptar a las nuevas circunstancias sus esquemas de corrupción y nepotismo. Cuba tendrá también sus Yakovlevs y Shevardnadzes, pero también puede tener sus Milosevics, si no se les ponen a buen recaudo. Es, sencillamente, un problema de esquemas mentales que no pueden romper.
El Círculo Vicioso del conflicto Cuba-Estados Unidos
“En la realpolitik los cheques en blanco no abundan, y en las escasas situaciones en que se firman, no hay demasiado tiempo para convertirlos en capital político” afirmó el Dr. Eugenio Yánez recientemente en El arte de desperdiciar las oportunidades, refiriéndose a la frustración seguida a las expectativas que generó la intervención de Raúl Castro en julio del 2007.
No considero necesario a los efectos del presente trabajo entrar en detalles acerca de las penurias diarias que enfrenta la población cubana, ni la calamitosa situación próxima a la ingobernabilidad que sufre el equipo de Raúl Castro, no para gerenciar la crisis, sino sencillamente para evitar que la misma colapse y los arrastre consigo al baúl de la historia.
Las dictaduras totalitarias no negocian, salvo cuando se sienten amenazadas: “Le hemos mandado a decir al gobierno norteamericano, en privado y en público, que estamos abiertos cuando ellos quieran a discutirlo todo, derechos humaños, libertad de prensa, presos políticos, todo lo que quieran discutir”, afirmó un Raúl desesperado y fuera de sí en la Contra Cumbre de las Américas que organizó Chávez, y eso es lo que cuenta, independientemente que su preceptor y más anciano hermano le enmendaba la plana en una reflexión posterior. El “todo”, mas tarde seria acotado por el principio castrista de la autodeterminación nacional y la soberanía.
Luego que la administración Obama levantó unilateralmente las restricciones a las remesas y los viajes de los cubanos residentes en los Estados Unidos, en tanto símbolo de una nueva relación por construir entre los dos países, e independientemente del efecto económico y humano que las mismas crean, no existen fundamentos para afirmar que contribuirán automáticamente a la democratización de Cuba. Por el contrario, no se puede descartar el hecho de que el régimen pueda incrementar el nivel de represión y coerción social.
Eduardo Bencomo, presidente de la poderosa corporación CIMEX, en reciente conferencia de prensa, ha afirmado que las remesas, lejos de experimentar un crecimiento luego de las medidas liberadoras de la parte estadounidense, han decrecido. Otro aparatchik del equipo de Raúl Castro, el recientemente nombrado Vicepresidente del Consejo de Ministros y Ministro de Economía y Planificación, Marino Alberto Murillo Jorge, acaba de ajustar a un 2% el crecimiento previsto del PIB que era de un 6%. Unos días antes, Julio Vázquez, viceministro de Economía, anunciaba la crisis de generación eléctrica que experimentará el país a partir del 1ro de junio, a consecuencia del “sobreconsumo” de portadores energéticos, que no es ms que una forma de mostrar la insuficiente liquidez que no permite sostener un programa crítico de alto impacto popular como la generación eléctrica; y todo a pesar de la incalculable ayuda de Hugo Chávez, quien a su vez –y el Granma lo publica en portada- ha visto reducir sus ingresos por concepto de exportaciones petroleras en un 58%. Puesto ante la disyuntiva de continuar apoyando el proyecto insostenible de su padre político, o mantener y ampliar los programas que le garantizan una masa crítica de simpatizantes, Chávez no tiene muchas opciones para continuar jerarquizando la relación con La Habana.
Por alguna razón, que sospecho tenga dos componentes, Raúl Castro está conformando un estado de opinión pesimista tanto a lo interno como a lo internacional, y todo esto a solo unos meses del que pueda ser el ultimo congreso del PCC en el poder.
Hacia lo interno, crear un estado de catarsis pre-crisis entre la población, que presione sobre una eventual amenaza balsera como factor de fuerza en el reestablecimiento de las negociaciones migratorias recientemente acordadas; mientras que hacia lo externo está de hecho "presionando" a Chávez por una parte, quien entre la significativa reducción de los ingresos petroleros y su deliberado propósito de quebrantar el tejido económico independiente, está conduciendo al país a la anarquía económica y la dilapidación de recursos, y no puede enfrentar todos los compromisos contraídos en torno al ALBA. Por otro lado, es un claro mensaje al equipo negociador de Obama con el Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, Bolaños, que el eje y el tempo de las conversaciones pasa por el soporte económico al régimen.
Si ello coincidiera con los objetivos mínimos del equipo negociador estadounidense fuertemente presionado por congresistas, senadores, lobbistas y asociaciones de empresarios, para levantar las restricciones que impiden las relaciones comerciales normales entre ambos países, el régimen garantizaría la sucesión a la próxima generación de castristas del siglo XXI y estaríamos en presencia de un proceso de transición en lo económico fuertemente regulado por la nomenklatura, pero mutilado en lo social y lo político.
Si, por otra parte, la administración Obama jerarquiza objetivos democráticos y humanos en las negociaciones, entonces La Habana no tendrá más opciones que ofrecer gestos de “buena voluntad” en términos de derechos humaños, en reciprocidad a los gestos económicos y comerciales que la contraparte americana está ansiosa por conceder. Larga, tortuosa y no exenta de retrocesos será la transición en Cuba de no ocurrir un cataclismo social incontrolable incluso con los tanques T-62 y T-55 y la IV Flota norteamericana en el límite de las aguas territoriales cubanas.
En ambos escenarios, se abrirán espacios de oportunidades para que la oposición democrática de la isla y el exilio vertebren sus legítimas demandas, siempre y cuando hagan coincidirlas con los reales intereses y aspiraciones de los cubanos.
En un elocuente ejemplo de lo distante que está lamentablemente la valerosa oposición al régimen de concretar una plataforma política consecuente, dinámica y flexible que abra los espacios requeridos para -y a pesar de la represión y el acoso policial-, convertirse en una alternativa política real al castrismo, encontramos que hace apenas unos días el Comité Cubano Pro Derechos Humaños [y tengo que remitirme a fuentes secundarias ante la imposibilidad de localizar el documento original] da a conocer un documento en el que le piden al "presidente" [entrecomillas- Lg] de Cuba, Raúl Castro, que acceda a un "diálogo franco en una Mesa Nacional entre cubanos antes que con extranjeros". Disidencia y exilio cubaños piden a Castro que impulse una mesa de ...
La carta está firmada por un centenar de disidentes y exiliados, entre los que se encuentran personalidades como Carlos Alberto Montaner, Vladimiro Roca, María Elena Cruz Varela y René Gómez Manzano.
Entre los fragmentos que citan las fuentes secundarias se encuentran algunos como los siguientes:
- Rechaza que los “disidentes, presos políticos y exiliados” cubanos sean los “mercenarios subordinados” a una potencia extrajera; por el contrario, asegura la carta, “son ustedes hoy los contrarrevolucionarios”
- Insta al Gobierno cubano a abandonar la “retórica y descalificaciones de los adversarios” y entender que el origen del conflicto no se localiza entre Cuba y Estados Unidos, sino “entre los propios cubanos”
- Asimismo, acusa al Gobierno de “frenar las reformas y los cambios que el pueblo desea”, porque la juventud cubana “merece tener un porvenir” en su tierra, en vez de verse obligados a “emigrar para labrarse un futuro”, dicen.
- “El pueblo cubano no debe seguir siendo rehén de una interminable espera”, pone de relieve la carta.
- Hemos abogado, prosiguen los firmantes, por abordar “cívicamente” el conflicto entre cubanos en una Mesa Nacional, pero, hasta hoy, “han sido ustedes los que se han negado al Encuentro Nacional”
- “¿Donde está el nacionalismo de ustedes y el respeto a la soberanía nacional”?, se preguntan los firmantes"
En términos de la frustración que provoca el más de medio siglo de represión y acoso despiadado que ha enviado a la cárcel, al exilio y también a la muerte a decenas, si no cientos de miles de luchadores por la democracia, es comprensible y valida la misma y no hay nada que no sea rigurosamente cierto.
Pero en la política real los sentimientos ocupan un lugar tan lejano de los escenarios donde la misma se desenvuelve que posiblemente solo en los momentos de ocio alguien deje libre un resquicio por donde puedan aflorar; pero justamente un resquicio y por un instante. La política no conoce de sentimientos, aunque se valga de ellos [en términos de sentimientos individuales y sociales] para perseguir sus fines.
Y lo que puedo leer de esta carta-documento es puro y legitimo sentimiento, pero no es una real plataforma política para iniciar lo que constituye el mega objetivo de la misma: el dialogo nacional entre todas las tendencias políticas comprometidas con los destinos de Cuba.
Si un objetivo colateral es dar a conocer la disposición de los firmantes de establecer conversaciones [legitimización mediante, pues no se conversa con quien uno no reconoce], el mismo puede darse por cumplido, en tanto los medios se han hecho eco de la noticia, aunque no se ha podido acceder aún al documento original.
Por el contrario, las partes que pretendan establecer una negociación sobre cualquier aspecto, y mucho más en términos políticos, deben antes que todo reconocerse mutuamente en su papel de potenciales negociadores con agenda propia y objetivos convergentes en algún punto, no importa lo lejano que el mismo pueda estar o parecer.
Pero el mutuo reconocimiento incluye como un factor clave el poder relativo que ostentan las partes. Si usted no tiene poder suficiente para sentar en la mesa de negociaciones a quien desea, no tiene mas alternativa que acudir a un tercer factor que tenga suficiente poder para persuadir a la parte reticente. Lo demás no pasa de cintillo periodístico.
La España de Zapatero y Moratinos no lo es; la vieja Europa de Sarkozy y la Merkel tienen tantos problemas propios que el tema Cuba no pasa de enviar a un representante a hacer turismo político.
Tienen entonces los firmantes el poder mínimo requerido para llevar al "Dialogo Nacional" convocado al Castrismo? O, en su defecto, ¿habrían escenarios circunstanciales que compulsarían a La Habana a moverse en esa dirección?
La respuesta a la primera interrogante, desde mi óptica, es negativa; sin embargo, sí existen potenciales escenarios, que convenientemente estructurados [compulsados y concretados] pudieran poner al castrismo al borde del abismo y sin más alternativa que autoinmolarse o salvar una cuota de poder suficiente que le permita su sustentabilidad a mediano plazo.
Volviendo a los términos de los fragmentos del documento, el mismo no está redactado en concordancia con el "dialogo franco" que se invoca, sino en forma de proclama excluyente. Y es excluyente porque no se negocia, además, con alguien que en su primer paso confronta radicalmente con los fundamentos del otro. No estoy llamando a calificar a Raúl Castro de honorable caballero, pero si se le reconoce tácitamente como el Presidente de Cuba, debe darle el trato correspondiente.
Por otra parte, luego de la aproximación que intentó Obama con la liberalización de algunas medidas, se ha producido el lógico impasse que, como en los movimientos de las bolsas, anuncia un repunte en el corto plazo.
En las actuales circunstancias, sin un aliado claramente definido apoyando al movimiento pro derechos humaños, la convocatoria al diálogo no es posible. Hay mucho trabajo que hacer trás bastidores antes de intentar ser un Paul Potts. Y eso deben de saberlo bien los que hacen política a favor de la democracia en Cuba.
Luego de una reunión con Bolaños en Washington, Heide Bronke, portavoz del Departamento de Estado, ha afirmado que la administración Obama se propone reanudar las conversaciones con la parte cubana para garantizar la emigración legal y ordenada. Supongo que la emigración de la que se habla sea bidireccional, en tanto aunque en proporción de 500,000 a 1, también hay personas que han solicitado su regreso a Cuba.
Siempre hay personas desenfocadas, mal informadas o malintencionadas como la analista en Washington Lilia López quien asegura que el dialogo migratorio impediría un éxodo masivo. Primero habría que definir la cifra temporalmente acotada de qué se considera "masivo", en tanto el 2008 marcó record histórico para años sin crisis migratorias, con unos 38 mil cubanos dejando el paraíso castrista, y si eso, en una población de apenas 11.2 millones de habitantes, no es masivo, no se que podría serlo
No hay nada mas incontrolable y potencialmente peligroso que un hombre sin esperanzas, en tanto el ordenamiento de lo imposible para él lo estimula a tomar las cosas por su cuenta y riesgo [ver requisitos para la llamada emigración ordenada].
Y, justamente aquí, es donde se abre el espacio de inserción para transmutar el circulo vicioso de Cuba en un circulo virtuoso. No es la oposición, a pesar de su heroísmo, quien puede ofrecerle al castrismo el incentivo para sentarse a la mesas de negociaciones, luego de descartar dos misiles Tomahawk milimétricamente teledirigidos, que no es la opción de ninguna de las fuerzas que se opone al castrismo.
Entre lo que he denominado “Fuerzas Competitivas Sustentables”, que tomado de Porter he ampliado al marco político, se encuentra la evaluación de “aquello que tenemos que los otros necesitan de nosotros” y en las coordenadas en que se mueve la oposición el “search engine” del aparatchik no encuentra una sola razón para acceder a esta convocatoria.
La política, según la definición clásica, es el arte de lo posible, pero Charles Maurras (1868-1952) nos propone la política como el arte de hacer posible lo necesario, y ello es algo que está aun lejos de ser comprendido por los que han escogido el sagrado deber de ser la alternativa política real al castrismo. Mientras no lo comprendan y lo concreten en programas y acciones concretas, a pesar de las dramáticas acciones de un Antúnez y seguidores, el legítimo interlocutor político, y el único elemento de transposición del circulo vicioso Cubano en un círculo virtuoso, serán los Estados Unidos y solo los Estados Unidos, en tanto posee lo que desesperadamente demanda el castrismo.
[Continuará,..]
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