La influencia de Cuba sobre la Asociación de Estudios Latino Americanos (LASA) se ha rumorado por largo tiempo entre los académicos estadounidenses. Pocos se han quejado públicamente, por miedo a que La Habana les prohíba la entrada o les niegue acceso a materiales de investigación.
Pero ahora las quejas se han hecho públicas.
“La sección de Cuba de LASA ha caído en manos de partidarios de la revolución, y ha sido completamente politizada”, dijo Ted Henken, profesor de Estudios Latinoamericanos de Baruch College en Nueva York.
“Los que hemos estado en LASA también sabemos que dentro de la ‘delegación’ cubana hay siempre tantos ‘policías’ como en Coppelia un sábado en la noche”, dijo el sociólogo cubano Haroldo Dilla, aludiendo a la famosa heladería de La Habana.
Evelyne Huber, presidenta de LASA, dijo que la sección de Cuba “está abierta a todos los miembros de LASA, y la misma LASA está abierta a todos los estudiosos y otros profesionales interesados en América Latina. No se excluye a nadie de la membresía en base a sus opiniones políticas”.
Las reuniones de la asociación están asimismo abiertas a todos los que se registren, añadió Huber, directora del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Carolina del Norte. El website de LASA dice que la misma cuenta con más de 7,000 miembros en todo el mundo.
Los comentarios de Henken y Dilla fueron provocados por reportes de que el Departamento de Estado de EEUU ha negado visa, al menos por el momento, a tres cubanos invitados a asistir al congreso anual de LASA, del 29 de mayo al 1 de junio, en Washington.
Ellos han sido identificados como Elaine Díaz Rodríguez, reportera del periódico Granma y profesora de la Universidad de La Habana, y los jóvenes blogueros Isbel Díaz Torres y Dimitri Prieto Samsónov.
Se debería permitir la participación del trío en la conferencia de LASA ya que “se han caracterizado por sus posiciones críticas frente a aspectos específicos de la realidad cubana”, escribió Dilla en una columna publicada el 15 de abril en el website Diario de Cuba.
Henken, miembro de LASA que dirige además la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE), alegó que las negativas de visa son “una oportunidad perdida para que EEUU escuche voces críticas y auténticas desde dentro de Cuba”.
Pero, aunque la libertad académica y los intercambios siempre son deseables, alegaron ambos hombres, las relaciones académicas EEUU-Cuba están empañadas por una falta de reciprocidad, o por cosas peores.
Henken señaló que a Omar Everleny Pérez, un joven economista cubano que ha criticado algunas de las reformas económicas del gobernante Raúl Castro y a quienes había invitado a participar en un panel de LASA, su propia universidad no le permitirá viajar a Washington.
Y, aunque Baruch College envió a nueve estudiantes en enero a Cuba, La Habana nunca respondió la solicitud que hizo Henken para acompañarlos, agregó. “Nunca me dijeron que no, pero nunca me dijeron nada”, escribió Henken en un correo electrónico a El Nuevo Herald.
Dilla, quien ahora da clases en la República Dominicana, señaló que Cuba no permite a algunos académicos exiliados como él mismo que regresen a la isla a asistir a conferencias, publicar su trabajo en las revistas de la isla o enseñar en sus universidades.
Intervención
Una investigadora estadounidense que presentó un trabajo en la conferencia de ASCE en Miami el año pasado, admitió que la versión impresa de su trabajo no era tan crítica de La Habana como sus afirmaciones verbales porque ella temía que no la dejaran entrar más a Cuba.
“La sección de Cuba de LASA ha sido básicamente intervenida por los cubanos, el gobierno… y nosotros guardamos silencio para conseguir o seguir teniendo acceso a Cuba”, dijo la investigadora, quien pidió conservar el anonimato por las mismas razones.
Henken señaló que cuando LASA estaba a punto de quejarse públicamente de la negativa de visas de EEUU a invitados al congreso del año pasado, él consiguió que se incluyera una queja de que La Habana también había negado permiso a dos críticos para que asistieran: la bloguera Yoani Sánchez y el economista Oscar Espinosa Chepe.
“Los días de guardar silencio están contados”, añadió, porque una reforma de inmigración adoptada por Cuba en enero está facilitando a los cubanos salir de la isla. “Ahora la caja de Pandora ya está abierta. Los resultados son imposibles de controlar”.
Henken visitaba a menudo a Cuba con motivo de investigaciones académicas, pero después de que él entrevistó a varios blogueros en el 2011, incluyendo algunos que critican al gobierno, funcionarios de Seguridad del Estado lo pararon cuando regresaba a su casa y le dijeron: “Esta va a ser tu última vez”.
Aunque el proceso de Estados Unidos de entrega de visas para académicos “tiene sus problemas de politización, burocracia y arbitrariedad”, señaló, “la burla sistemática de la libertad académica y la libertad de movimiento” del gobierno cubano “es mucho más condenable”.
No ha habido indicios del tamaño de la delegación cubana al congreso de LASA el mes próximo. Pero en el 2003 la administración de Bush negó la visa a toda la misión cubana, que se alega constaba de 75 personas.
Dilla, quien asistió a dos conferencias de LASA antes de abandonar Cuba en el 2000, escribió que la asociación debería presionar al Departamento de Estado para que concediera visas, pero agregó que él quería “destacar un par de detalles”.
Agentes
Aunque académicos cubanos altamente respetados asisten a las conferencias de la LASA, señaló, las delegaciones cubanas siempre incluyen a oficiales de inteligencia y colaboradores.
“Algunos están en la nómina de Línea y A”, añadió, refiriéndose a la dirección de la sede de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior. “Otros son guardianes de los servicios ideológicos, unos en activo y otros retirados… Pero todos, y por encima de todo, son personas que desempeñan roles que tienen muy poco que ver con el libre debate académico”.
“Se les puede notar en cada congreso, chupando el presupuesto de LASA, coaccionando a los verdaderos académicos y convirtiendo al Task Force de Cuba en una enmarañada y opaca extensión del Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba”, agregó.
Los cubanos que asisten a las conferencias de la LASA también se reúnen antes de viajar para casi dos semanas recibiendo instrucciones del Departamento Ideológico sobre temas tales como la economía o los derechos humanos, dijo Dilla a El Nuevo Herald en una entrevista telefónica el jueves.
El ex oficial de la inteligencia cubana Orlando Brito Pestana, quien desertó en el 2002 y vive ahora en el sur de la Florida, ha dicho que él asistió a una conferencia de LASA en Canadá alrededor de 1991 con acreditación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
Su trabajo, añadió, era detectar a los académicos pro-Castro que asistían a la conferencia y vigilar a los académicos cubanos que podrían estar planeando una deserción.
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