Lee Kuan Yew y el Singapur moderno
Acaba de fallecer, a los 91 años, Lee Kuan Yew, líder histórico de
Singapur, quien llevó a esa ciudad-Estado “del Tercer Mundo al Primero”,
como dicen sus memorias, desde las condiciones coloniales de los
sesenta del siglo pasado a los impresionantes niveles de desarrollo y
modernidad que exhibe en nuestros días.
Con 63 pequeñas islas y 697 Km2
en total (Miami-Dade es 7,23 veces mayor, Cuba 163 veces), sin
petróleo, recursos naturales ni agricultura, y escasa agua potable,
Singapur disfruta de un PIB per cápita de $62.400. Compárese
con Luxemburgo ($77.900), Suiza ($54.800), EEUU ($52.800), Australia
($43.400), Suecia ($40.900), Cuba ($10.200), Honduras ($4.800) y Haití
($1.300), para tener idea de lo que representa.
La brigadita de
respuesta rápida digital, antes de comenzar a vociferar para
desprestigiar, porque les duele lo que escribo, debería informarse sobre
Singapur y Lee Kuan Yew, pero no en Ecured, enciclopedia del régimen. Encontrarán más y mejor información en The World Factbook,
publicación continuamente actualizada por la “diabólica” Agencia
Central de Inteligencia de EEUU, aunque consultar esa fuente le daría
urticaria al triste y tétrico trío castrista formado por uno con
vocación de payaso que cambia seudónimos olvidando que aunque la mona se
vista de seda…; otro que logra leer y escribir, pero no entender, y
dice lo que se le ocurre, con menos imaginación que Nicolás Maduro; y un
hombre nuevo que habla y hasta piensa con faltas de ortografía:
pandillita mediocre que defiende el socialismo próspero y sustentable
que nunca llegará.
Lee Kuan Yew no fue un demócrata ni estableció
un Estado de Derecho en Singapur en el sentido occidental de estos
conceptos, aunque en el país existan economía de mercado, diferentes
partidos políticos, y se celebren elecciones cada cinco años. Leyes
arbitrarias regulan excesivamente la conducta de sus ciudadanos, aunque
es una de las ciudades más limpias y seguras del mundo, y un país donde
los narcóticos y la corrupción se castigan muy severamente. Comparado
con los dictadores de China, Corea del Norte, Vietnam, Irak, Libia,
Siria, Zimbabwe y Cuba, Lee parece un Thomas Jefferson. Por otra parte,
hace más de veinte años (¿dónde estaría el triste trío entonces?) leí
una entrevista a Lee donde justificaba la masacre de Tiananmen con
valores culturales asiáticos: “en China no se le puede faltar el respeto
al emperador”, decía, refiriéndose a Deng Xiaoping.
Una
valoración política de Lee en cuanto a libertades y derechos en Singapur
reúne acciones democráticas con otras excesivamente autoritarias no
bien vistas en Occidente, que considera al país “parcialmente libre” por
la restricción de libertades y violaciones de derechos humanos. Sin
embargo, gracias al desarrollo económico y social que Lee logró para su
país es visto como un líder respetable que resulta admirado
mundialmente. Su agudo pensamiento estratégico era difícil de igualar.
Al decir de Henry Kissinger, con quien los castristas no simpatizan,
ningún líder mundial con los que se había reunido durante medio siglo le
había enseñado más que Lee.
Electo Primer Ministro en el lejano
1959, hablaba perfectamente inglés, chino mandarín y malayo, y recibió
un Singapur subdesarrollado y repleto de problemas, entre ellos hambre e
insalubridad, que en 1963 se separó de Inglaterra siendo parte de
Malasia, y logró la independencia en 1965. Hasta 1990 Lee Kuan Yew fue
Primer Ministro.
Actualmente, el Singapur independiente fundado
por él, considerado “padre de la patria”, mantiene altísimos niveles de
esperanza de vida (84 años), mortalidad infantil de 2,53 por mil nacidos
vivos, y 96 % de alfabetización, en un país que habla varios idiomas
por el origen nacional de sus habitantes. Obtuvo en 2013 un producto
interno bruto de 339 mil millones de dólares, y es un centro financiero
de talla mundial. Su puerto es de los más desarrollados del orbe,
segundo mundial en tonelaje de cargas y contenedores movidos, el de
mayor número de operaciones de embarcaciones, y el mayor centro de
reposición de provisiones y combustibles del mundo. Es metrópoli líder
intelectual del sudeste asiático, sede de importantes hospitales de la
región, y locación preferida para conferencias sobre temas
internacionales. PSA International, de Singapur, obtuvo en 2011 el
contrato de administración del súper-puerto cubano de Mariel, hoy lleno
de telarañas por la “sabia” política de la dictadura cubana.
Lee
Yuan Kew supo echarse a un lado voluntariamente y dar paso a políticos
más jóvenes, y aunque siempre tuvo influencia moral en el gobierno,
nunca fue freno ni “serruchó el piso” a quienes le sucedieron. A la edad
de 67, para dar paso a una nueva generación, renunció. Fue designado Senior Minister
por el nuevo primer ministro, que tenía 49 años al asumir el cargo y
que a los 63 renunció, en 2004, también dando paso a nuevas
generaciones. El actual primer ministro es un hijo de Lee Kuan Yew, que
ocupó el cargo a los 52 años y designó a su padre Mentor Minister y al saliente primer ministro Senior Minister,
para aprovechar la experiencia de ambos. Ahora, con 63 años, habrá que
ver si en las elecciones de 2017 mantiene el espíritu del difunto padre y
también abre paso a nuevos políticos.
¡Cuántos “líderes” que se
creen “históricos”, mucho más autoritarios y represivos que Lee Kuan
Yew, se aferran al poder hasta la muerte, cierran las puertas a las
nuevas generaciones, y entierran sus países y el futuro en las peores
miserias y las mayores necesidades, fracasando tanto en alcanzar
libertades como desarrollo!
Si el apellido Castro viene a la mente, no será por pura coincidencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario