¿Qué fue lo que pasó? lo que tiene que pasar, al indio sin miedo le caen encima un montón de agentones, chivatones y perrones a acallarlo reolucionariamente a punta de patá y con el puño cerrado, lo bueno pa' ellos que fue uno solo entre los tantos que no se atreven pero se quejan. Lo malo que la prensa extranjera lo vio todito y de un palo se le cayó la careta esa que se pasaron un mes pintando pa'quel viejo de Roma no viera la mierda, abundante y frugal, en la que viven inmersos los hijos del país.
La cosa es que a palos no hay chance de que la cosa se resuelva pues por cada galleta y empujón que de un chiva se dispara en la bomba del indio un berro grande como los encatra’os de cabilla que le hicieron al visitante pa' meter sus muelas bizcas y hacerse el ciego con la mariconá y los palos directo al lomo de la negrada, cada día más revuelta y a punto de ser brutal si le siguen clavando el costado y metiéndole cruces por donde cruce sin que los romanos ni los fariseos se den cuenta que lo que están es, después de ponerse el lazo ellos solos en el pescuezo, apretándolo.
Por eso a este Papa y a todos los chivas, tracatanes, perros, guardias de civil, mulatos achinaos, puercos de traje, levita y sotana les convendría tener cuidadito y medirse que el trastazo de que viene, viene, porque ellos van pa' atrás y nosotros pa' lante y cuando llegue la resurrección y se abran los cielos no van a alcanzar tres días pa' limpiar todas las nalgas cagadas que van a haber cuando los negros rompan los grillos y el grito se oiga en San Pedro, pues como dijo el indio y aunque lo oyeran los obispos hipócritas y apócrifos e hicieran como que no fue con ellos ni con los otros, al comunismo (qué digo comunismo, ¡al guataquerismo!) en Cuba, por mierdero e inútil, no le queda otra que caerse.
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