Eugenio Yáñez
Es muy difícil hacer pronósticos, sobre todo cuando se trata del futuro, reza un proverbio chino. De manera que más que pretender adivinar desde una torre de marfil, propongo un intento conjunto de imaginar escenarios posibles en el año que comienza.
Posibles, no los que nos gustarían, que no es lo mismo. Pensemos en condiciones de vida, no en abstracto. Sin cubrir todos los temas, porque es imposible. En términos concretos, no cifras, consignas, coeficientes, promesas, programas o lineamientos. ¿Cómo ven el 2014 los lectores de CUBAENCUENTRO? Por ejemplo, el transporte público, ¿estará mejor, igual o peor que en el 2013? Pensemos posibles escenarios específicos de la vida cotidiana de los cubanos en la Isla.
Alimentación: ¿Habrá mejor oferta de alimentos en el 2014, igual al 2013, o peor? No solamente producidos en Cuba, también importados. Los precios ¿estarán en línea con el poder adquisitivo de salarios y pensiones? ¿Cuántas horas al día necesitará un cubano para buscar —y encontrar— lo que ponga en la mesa? ¿La calidad de los alimentos será superior, igual o peor a la del 2013? ¿Y la variedad? ¿Y la higiene y presentación?
Vestuario y calzado: ¿Podrán vestir y calzar mejor los cubanos en la Isla en el 2014, o lo harán igual o peor que en el 2013? ¿Habrá mayor oferta, calidad y variedad, a precios asequibles? ¿O será igual o peor que el año anterior? Quienes no reciban productos o dinero de familiares o amigos en el extranjero, ¿pasarán más trabajo que en el 2013 para obtener ropa y calzado, menos trabajo, o será igual al año anterior?
Transporte: ¿Cuántas horas necesitarán los cubanos para ir de su casa al trabajo y del trabajo a su casa? ¿Habrá mejoría con relación al año anterior? El transporte público ¿tendrá mejor frecuencia? ¿Estarán más limpios los ómnibus? ¿Habrá menos escándalo y grosería? ¿Los viajeros pagarán el pasaje? ¿Los choferes entregarán lo recaudado o se quedarán con lo que deseen? ¿Mejorará el servicio-frecuencia de ferrocarriles y ómnibus en viajes intermunicipales e interprovinciales? ¿Funcionarán los baños en los trenes? ¿Subirán, se mantendrán igual o bajarán los precios de los pasajes? ¿Habrá más, menos o iguales problemas y dificultades para reservar un pasaje, comparado con el 2013?
Vivienda: ¿Cuántas familias dejarán albergues colectivos para residir en una vivienda humilde y sencilla? ¿Cuántas podrán reparar sus casas y mejorar condiciones materiales de vida? ¿Menos o más que en el 2013? ¿O la misma cantidad? ¿Bajará el precio de los materiales de construcción, será igual, o subirá? ¿Habrá mejor, igual o peor oferta de muebles, colchones y electrodomésticos, a precios asequibles para cubanos de a pie? ¿Cuándo estarán resueltas las necesidades mínimas de quienes quedaron sin vivienda por los huracanes que han azotado del país?
Salud pública: ¿Mejorará el entorno sanitario y se eliminarán-reducirán epidemias? ¿Mejorarán las condiciones materiales en hospitales y policlínicos, seguirán iguales o empeorarán? ¿Seguirá siendo necesario llevar “regalitos” a las consultas para un mejor trato y servicios más rápidos? ¿Terminará la venta de medicinas en las farmacias a quienes paguen mayor precio? ¿Los “usuarios” con receta médica —en Cuba solo los cuentapropistas tienen “clientes”— podrán comprar sus medicinas en el primer viaje a la farmacia?
Educación: ¿Mejorará la calidad y preparación de los profesores de primaria, secundaria y preuniversitario? ¿Mejorará la gramática y la ortografía de los estudiantes, incluidos los universitarios? ¿Encontrarán los graduados trabajos acordes con la preparación recibida y esfuerzos realizados? ¿Mejorará el comportamiento social de niños, jóvenes y adultos? ¿Se verá más urbanidad, civismo y decencia en calles y comunidades? ¿Habrá mejoría con relación al 2013, o las cosas serán iguales o peores?
Atención a la población: En las dependencias estatales, ¿mejorará la atención a la población, seguirá igual o será peor que en el 2013? ¿Cuántas veces deberá ir un cubano a una oficina estatal para resolver un simple trámite? ¿Le atenderán por ser un ciudadano, o necesitará alguna “palanca” para solucionar un problema? ¿Cuántas colas (“filas”) deberá hacer un cubano cada día para resolver necesidades cotidianas?
Cuentapropistas y cooperativistas: ¿Cómo les tratará el régimen: mejor, igual o peor? ¿Habrá más actividades que ejecute el Estado, las mismas o menos? ¿Cómo se podrían beneficiar los cubanos de a pie en este sentido?
Corrupción: Una única pregunta. ¿Habrá más, igual o menos corrupción que en el 2013?
La lista podría ser infinita, pero lo mencionado basta para tener idea de lo que pueda traer a los cubanos el 2014. Lo que yo pienso lo tengo muy claro: casi todo andará peor; pero preferiría que los lectores tengan la palabra en las conclusiones.
No faltarán ataques contra las preguntas y contra el autor, con propaganda barata y el eterno bla, bla, bla: si no, quedan sin trabajo quienes viven de ensalzar al castrismo y los que gustan defender miserias humanas. Dejemos que se entretengan esos infelices.
A todos los cubanos en Cuba y en todo el mundo, incluso a quienes cobran por atacar y ofender, o hasta si lo hacen por trabajo voluntario, les deseo un feliz año 2014.
¡Por qué cuando acabe el odio entre cubanos podrá acabar esta gran tragedia cubana de 55 años!