La revista The Economist considera que hay un cambio
generacional en la Isla y que los nuevos dirigentes apoyan los cambios
aunque no lo manifiesten públicamente.
Con el replanteamiento, inicio de la normalización, o “deshielo”
de las relaciones entre EEUU y Cuba, la Isla se ha puesto de moda,
muchos gobernantes y empresarios la visitan y se espera que esto se
intensifique con el nombramiento de los embajadores de EEUU y Cuba, y la
visita del papa Francisco en setiembre. En su edición del 16-22/5/2015,
The Economist (Ec) le dedica tres interesantes artículos, lo
que es realmente inusual, a comentar temas críticos sobre la situación
de la Isla, los problemas y las oportunidades existentes, y el incierto
futuro inmediato.
Ec considera que la Isla está
experimentando algunos cambios indudables, como la rápida expansión de
los hospedajes privados para extranjeros y los paladares, pero que aún
son insuficientes para superar el lento crecimiento económico de los
últimos años. La Isla ha quedado atrasada con respecto a muchos de sus
países vecinos, con salarios muy bajos para los empleados de las
empresas estatales y la administración pública (el 80 % de fuerza
laboral) que se estima son menores al 30 % de los salarios reales
existentes en 1989, y la población continúa emigrando por vías normales e
irregulares.
El deshielo ha significado un importante
cambio en las expectativas de la población, el turismo estadounidense se
ha expandido de inmediato y se estima que contribuirá a aumentar el PIB
en cerca de 1 % en 2015. El déficit fiscal aumentaría al 6 % del PIB en
2015, el mayor de los últimos años, en parte debido al aumento de
algunos salarios públicos en sectores clave (empleados de la salud y el
azúcar). Sin embargo, Ec ignora dos variables principales que
refuerzan el análisis que presenta, la reducción de la ayuda venezolana a
la mitad del nivel anterior, país que continúa de mal en peor, y el
efecto adverso de las fuertes lluvias de mayo que ha hecho evidente el
deterioro de la infraestructura urbana y de las viviendas,
particularmente en La Habana.
Ec considera que Cuba deberá hacer reformas con mayor audacia y rapidez para aprovechar las nuevas posibilidades que ofrece el deshielo
y concretar el mejoramiento de las expectativas de la población; hasta
ahora han ocurrido pocos cambios y la dirigencia ha brindado escasa
información y fechas especificas sobre los cambios futuros.
Concretamente, Ec sugiere liberalizar el trabajo por cuenta
propia para emplear el valioso capital humano nacional, pasando de la
restrictiva lista de las 201 actividades autorizadas a una lista más
amplia con sólo actividades prohibidas; así como desarrollar mercados
mayoristas que abastezcan apropiadamente las actividades permitidas.
Reconsiderar la nueva ley de inversiones extranjeras y los
procedimientos administrativos vigentes que son vagos y arbitrarios y
exigen la contratación de los empleados a través del Estado, lo que
restringe en vez de alentar la expansión de la inversión extranjera. Ec se
refiere en detalle a las demoras en efectuar, aunque sea gradualmente,
la difícil unificación cambiaria, el llamado día cero, que terminaría
con el subsidio a las empresas estatales y que prolonga las distorsiones
y corrupción existentes, tal como Pavel Vidal ha señalado en una
entrevista recientemente. Ec aprecia que habrá muchos días cero.
Ec
considera que se está realizando un cambio generacional y que los
nuevos dirigentes, parecen apoyar los cambios aunque no se manifiestan
públicamente a favor de ellos. Muchos de los nuevos dirigentes son
modernizadores y utilizan computadores y otros aparatos electrónicos
nuevos.
Ec presenta interesantes observaciones sobre los
dilemas e inquietudes existentes que ameritan reflexión entre los
cubanos, sobre los que tengo algunas acotaciones que señalo con peros. Ec comenta que los dirigentes temen que los cambios le resten control como sucedió en Europa del este, pero
los están haciendo en forma similar a los fracasados cambios de esa
región en los años 1980 y durante la perestroika en la URSS. Raúl Castro
desea mostrar progresos en Cuba para cubrirse de los riesgos de una
futura administración republicana que pretenda revertir el deshielo,pero la marcha de cambios “sin prisa pero sin pausa” no lo está consiguiendo; además deberá enfrentar con los limitados logros alcanzados el Congreso del Partido de abril de 2016.
Ec menciona que las autoridades rechazan los conceptos de reformas y privatización, pero
ambos constituyen acciones imprescindibles. Señala que las autoridades
pretenden crear prosperidad sin ciudadanos prósperos y posiblemente no
lograrán ni lo uno ni lo otro. Cita a Rafael Hernández, el Director de
la Revista Temas, respecto a que la dirigencia y la población
quieren y apoyan los cambios, aunque éstos se trancan al pasar por la
burocracia. Hay el peligro, lo que realmente es un pretexto, de que los
cambios pondrían en peligro los logros sociales de la revolución, pero
se ignora que se requiere una economía más robusta para sostenerlos y
que la insuficiencia de cambios está perpetuando los retrocesos sociales
de la revolución como expongo en el párrafo siguiente. Ec comenta que Dagoberto Valdés (DV), el prominente líder católico, señala que el deshielo
hace evidente ante los intelectuales que el problema de la Isla no es
el embargo sino el sistema vigente; DV y Manuel Cuesta Morúa han
emplazado a la ciudadanía para que se involucre, opine y participe
activamente con propuestas sobre las reformas imprescindibles a fin de
influenciarlas y encauzarlas para lograr la sociedad que anhelan.
Las
observaciones anterior se deben analizar en el contexto del mito de que
Cuba está muy avanzada socialmente, o sea que posee un muy elevado
índice de desarrollo humano. Ocupa la posición 44 entre 187 países a
nivel mundial, solo superada en América latina por Chile, lo que se basa
en tres parámetros: la expectativa de vida al nacer, la tasa de
escolaridad de la población y el producto por habitante que en el caso
cubano siempre se ha sobreestimado por vías indirectas, la última con
base en un cálculo de la CEPAL. Sin embargo, la posición relativa de la
Isla cae bastante cuando se utiliza el más riguroso e inclusivo Índice de Progreso Social que abarca el desempeño en 52 parámetros en tres áreas principales: las necesidades humanas básicas (entre ellas: la vivienda), los fundamentos del bienestar
o equipar a los ciudadanos para mejorar su calidad de vida (entre
ellos: la sustentabilidad del ecosistema y el acceso a la información y
las comunicaciones) y brindar oportunidades (entre ellas: los
derechos personales, y la libertad personal y de elección). Entonces
Cuba ocupa la posición 84 entre 133 países, por debajo de los otros
países de América latina debido al muy bajo desempeño en las categorías
de los fundamentos del bienestar y brindar oportunidades. Este en un tema fundamental que no debe ser ignorado y demuele las excusas para no hacer cambios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario