sábado, octubre 04, 2014

Cuba: La creación y distribución de riquezas: una comparación necesaria [II]

Cubanalisis-El Think-Tank continúa reproduciendo aquí otra parte del libro de Armando Navarro Vega "Cuba, el socialismo y sus éxodos", publicado por Palilibro en 2013. En este capítulo se aborda una constante para el análisis de la realidad cubana: ¿qué pudo haber sido una Cuba sin revolución castrista?
1ra Parte >>
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Armando Navarro Vega
Los delegados norteamericanos a las conferencias de París tuvieron que recordar a las autoridades españolas los compromisos contraídos en la Resolución Conjunta de 1898 en favor de la libertad de Cuba, conocida también como Enmienda Teller y aprobada por el Congreso de los Estados Unidos el 18 de abril de 1898, que establecía lo siguiente:
 
Primero: Que el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente.

Segundo: Que es el deber de los Estados Unidos exigir, como el Gobierno de los Estados Unidos por la presente exige, que el Gobierno de España renuncie inmediatamente su autoridad y gobierno en la isla de Cuba y retire del territorio de ésta y de sus aguas, sus fuerzas militares y navales.
 
Tercero: Que por la presente se da orden y autoridad al Presidente de los Estados Unidos para usar en su totalidad las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos, y para llamar a servicio activo la milicia de los diferentes Estados de los Estados Unidos hasta donde sea necesario para llevar a efecto esta resolución.
 
Cuarto: Que los Estados Unidos por la presente declaran que no tienen deseo ni intención de ejercer soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando ésta se haya conseguido, de dejar el gobierno y dominio de la Isla a su pueblo.
 
El 1 de enero de 1899 el Mayor General J. R. Brooke recibió del gobernador español Adolfo Jiménez Castellanos todas las facultades de gobierno sobre Cuba, dando comienzo a lo que se conoce como la primera intervención norteamericana, [1] que se extendería hasta la proclamación de la República el 20 de mayo de 1902, con Tomás Estrada Palma como primer presidente electo.
 
Brooke invitó a los generales cubanos del ejército libertador a la ceremonia de transferencia de poderes en el Palacio de los Capitanes Generales, en un tardío e insuficiente gesto de desagravio por la actuación del General Shafter, que prohibió la entrada a Santiago de Cuba del ejército libertador al mando del General Calixto García ante la rendición de los españoles.
 
El destacado profesor universitario, historiador y periodista cubano Herminio Portell Vilá [2] señala que Brooke organizó en apenas un año [3] un gabinete de cubanos capacitados e íntegros a cargo de cada departamento de gobierno para la educación, la justicia, las obras públicas, hacienda y otras responsabilidades (algo sin antecedentes en el gobierno colonial español, y construido sobre las ruinas dejadas por aquel), y describe algunos de los principales resultados, en términos de reconstrucción y fomento, de aquella primera intervención de tres años y medio.
 
En principio, en unos pocos meses el General Brooke había logrado ordenar la vida nacional. Las gentes trabajaban, pagaban los impuestos y respetaban las leyes. Se convocaron y realizaron las primeras elecciones municipales. Se estableció una nueva judicatura encabezada por el Tribunal Supremo; hubo importantes adaptaciones y cambios en las tradicionales leyes españolas (aun cuando se mantuvieron vigentes) y se redujeron los aranceles proteccionistas del régimen español con el objetivo de favorecer el comercio.
 
La obra más importante del gobierno militar de los Estados Unidos en Cuba (tanto con Brooke como luego con Wood) fue en el campo de la educación y de la salud.
 
La Universidad de la Habana fue reorganizada y ampliada, creándose nuevas facultades, al mismo tiempo que se establecían más institutos de segunda enseñanza. Más de tres mil maestros se hicieron cargo de otras tantas aulas de la enseñanza primaria, y recibieron formación en los Estados Unidos. Se crearon las primeras Escuelas Normales, y el “Plan Varona” cambió los antiguos planes de estudio según normas de progreso y democracia.
 
En 1900 Cuba era un país de atrasadas condiciones higiénicas y de mortales enfermedades endémicas como la fiebre amarilla o “vómito negro”. El gobierno interventor hizo una notable labor en materia de sanidad e higiene.
 
Se elaboró y publicó un Reglamento General para la Organización de los Servicios Sanitarios Municipales. Se crearon Departamentos de Sanidad en las principales ciudades del país que comenzaron de inmediato a confeccionar estadísticas de nacimientos, muertes, matrimonios, enfermedades, epidemias, etc. Se organizó el servicio de vacunación (incluyendo la vacunación antivariólica obligatoria) y de prevención médico sanitaria, control y vigilancia de los alimentos, bebidas y ganado, así como los servicios de inspección sanitaria de casas y de desinfección.
 
Se organizó el servicio de limpieza de las calles, de recogida de basuras y de animales muertos. Se construyó y/o amplió la red de acueductos y alcantarillados, y se encalaron las fachadas de las casas. Toda esta labor de higienización se reflejó de inmediato en el aspecto de las poblaciones y en la rápida disminución de enfermedades.
 
Se creó la Comisión de la Fiebre Amarilla presidida por el insigne médico cubano Carlos J. Finlay, que jugó un papel fundamental en la confirmación de su teoría acerca del mosquito Aedes Aegypti como vector transmisor de dicha enfermedad, lo que condujo a que con la aplicación de los principios epidemiológicos recomendados ya no se reportasen casos de muerte por esa causa en una fecha tan temprana como 1902.
 
También se sometieron a rígidos controles epidemiológicos enfermedades tales como la tuberculosis en humanos y en el ganado, el tifus, el paludismo, la escarlatina, la lepra o el cólera.
 
Otro capítulo a tener en cuenta es el de las obras públicas, con la construcción de carreteras (354 kilómetros en menos de cuatro años) puentes, muelles, pavimentación de calles, cuidado de edificios públicos, dispensarios, escuelas, cuarteles de bomberos, parques y paseos públicos.
 
Un notable hecho a destacar es que todo eso se hizo con fondos cubanos provenientes de recaudaciones de impuestos, sin donativos ni empréstitos de los Estados Unidos ni de ninguna otra nación, alcanzando un valor de 57 millones de dólares de la época.
 
No obstante, y a diferencia de Brooke, el gobierno sucesor de Leonard Wood distó mucho de ser ejemplar. Dejó como herencia un abultado déficit presupuestario al gobierno de Estrada Palma. Abusó arbitrariamente de sus prerrogativas, cesando al fiscal del Tribunal Supremo que instruía un caso de corrupción en la Administración de Correos en el que estaban involucrados tres ciudadanos norteamericanos; intervino periódicos que lo criticaron y violó las propias leyes de su país, como en el caso de la Ley Foraker que prohibía otorgar concesiones y franquicias a ciudadanos estadounidenses durante la intervención militar, y que el otorgó y legitimó a placer. Nada de esto fue corregido o enmendado por el gobierno norteamericano.
 
A pesar de ello, una vez concluida la intervención, el saldo final del primer gobierno cubano presidido por don Tomás Estrada Palma entre 1902 y 1906 fue asombrosamente fructífero, incluido un superávit en las cuentas públicas, aunque ensombrecido por la evidencia de un fraude electoral para intentar la reelección.
 
Portell Vilá señala que la población había aumentado rápidamente. Regresaron entre 30,000 y 40,000 familias cubanas que habían estado residiendo en el exterior, algunas desde mediados de siglo. Los emigrados o sus descendientes “no solo llevaron consigo sus hábitos de vida y su cultura, sino también artesanía, profesiones, muebles, equipos, libros e instrumentos, así como ganado, semillas, plantas útiles, talleres y dinero en efectivo”.
 
En esos cuatro años casi se duplicó el presupuesto de educación, se multiplicó por dos la cantidad de kilómetros de carretera construidos durante la intervención, y se construyó y/o amplió una red ferroviaria de 3,200 kilómetros que recorría toda la longitud de la isla. Crecieron notablemente las exportaciones y el comercio exterior, principalmente con los Estados Unidos. La producción azucarera superó todos los récords históricos alcanzados con anterioridad.
 
De apenas 30,000 cabezas de ganado vacuno en 1898, se llegó a contabilizar una cifra de 2’579,492 reses en 1906, más de una res por persona en una población de 1’989,000 habitantes. Se empezaron a recuperar con un gran esfuerzo los cafetales y cacaotales, así como la explotación de las minas de cobre, hiero y manganeso. La producción tabacalera experimentó una gran expansión.
 
El país exportaba más de 10,000 toneladas de azúcar refino, después de abastecer el mercado interno. Las exportaciones de frutas y vegetales aumentaron en un cien por ciento con respecto a 1899.
 
En 1906 las mayores inversiones eran las norteamericanas, que ascendían a $196’500,000. También había importantes inversiones británicas y españolas. Ya desde mediados del siglo XIX y siendo colonia de España, las relaciones comerciales de Cuba con los Estados Unidos alcanzaban un valor de varias decenas de millones de dólares. Muchos norteamericanos se avecindaron en la isla, y muchos cubanos lo hicieron en el continente, en su mayoría como exiliados políticos.
 
En 1819 Cuba tenía barcos de vapor construidos en los Estados Unidos, adquiridos y administrados por empresarios cubanos. La aparición del primer ferrocarril en el país, casi a la par que en Norteamérica, fue una consecuencia del afán emprendedor de los empresarios locales y de las relaciones comerciales existentes con los vecinos del norte. La rápida mecanización con máquinas de vapor de los centrales azucareros también fue un resultado de los contactos con los Estados Unidos y Gran Bretaña.
 
Según Levi Marrero, en el año 1929, que representa el punto más alto de la curva (de) las inversiones norteamericanas en Cuba, estas ascendían a 1,525 millones de dólares, de los cuales 800 millones correspondían a la industria azucarera, y el capital inglés invertido se aproximaba a 150 millones de dólares. En 1935, de los 161 centrales azucareros en funcionamiento solo 50 eran de propiedad cubana, y producían el 13% del azúcar total.
 
Sin embargo en 1958, apenas 29 años después, 121 de los 161 centrales eran de propiedad cubana, y producían el 62% de toda la producción azucarera. Las inversiones norteamericanas se habían reducido hasta los 861 millones de dólares, y la capitalización de Cuba en los sectores industrial, comercial y agrícola se estimaba en más de 6,000 millones. Ello reducía la proporción del capital inversionista norteamericano a un 14% del total aproximadamente, o lo que es lo mismo, elevaba la proporción del capital inversionista cubano al 86%. Las inversiones británicas ascendían escasamente a $400,000.
 
Levi Marrero también destaca la autonomía financiera alcanzada. En 1939 los bancos cubanos contaban solo con el 23,3% de los depósitos privados. Al ser inaugurado el Banco Nacional en 1951, dichos depósitos sumaban el 52,2%, y llegaron a alcanzar el 61,1% en 1958.
 
La subordinación política y económica de Cuba no era tal como la describe la propaganda pro régimen al triunfo de la revolución de 1959. La mejor prueba es el propio ascenso de Fidel Castro al poder. Desde el punto de vista económico los datos aportados revelan que era, en cualquier caso, mucho menor a la que después se produjo con respecto a la Unión Soviética y al Campo Socialista.
 
Cuba no hubiese alcanzado el nivel que logró en la década de los años 50 sin el mercado norteamericano, y sin los beneficios de la tan denostada cuota azucarera. La Enmienda Platt desapareció en 1934, y el significativo peso específico de las relaciones comerciales con los Estados Unidos, lejos de ser un obstáculo, favoreció el desarrollo de la producción y del mercado interno, y no impidió que se produjera en los años 50´ una progresiva autonomía relativa y una expansión hacia otros mercados. Entre 1949 y 1958 el 62% de las exportaciones tenía como destino Norteamérica. Ese casi 40% restante de las ventas internacionales se dirigía hacia otros mercados, y la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) era superavitaria.
 
No es posible seriamente considerar al país como una “neocolonia” de los Estados Unidos, a pesar del carácter mediatizado con que emergió la República debido al apéndice constitucional. Si el poderoso vecino hubiese querido reducir la isla a ese estatus en 1898 lo hubiese hecho sin dificultad, dada la extrema debilidad del liderazgo del ejército libertador y del Partido Revolucionario Cubano después de la muerte de José Martí y de los más destacados jefes militares en la contienda independentista, del afloramiento de las pugnas regionalistas entre los sobrevivientes y del afán de protagonismo de algunos. Todo obraba a su favor. Otra cosa es que lo hubiese logrado mantener a través del tiempo.
 
El historiador cubano Manuel Moreno Fraginals, [4] comenta al respecto:
 
Afirmar que en 1898 Cuba dejó de ser colonia española para pasar a ser colonia norteamericana es una simplificación de los hechos históricos, tras la cual se esconden siempre objetivos políticos. La realidad es mucho más compleja… Cuba no fue una colonia típica, es decir, un territorio virgen al cual la metrópoli extrae una cierta cantidad de materias primas y somete a sus habitantes. Por el contrario, era un país que tenía la primera industria azucarera del mundo, que era a su vez el primer producto básico del comercio internacional; tenía también un excelente complejo de vías férreas, una importantísima industria tabacalera, y era la primera exportadora mundial de bananos. Esta capacidad productiva era la raíz y efecto de un sector poblacional de altísimo nivel técnico y cultural de peninsulares y criollos blancos (aparte de la población negra y mestiza, ya aculturada, y los nativos africanos y negros criollos de primera generación) que constituían un núcleo humano nada fácil de gobernar… en Cuba era imposible imponer las normas y los prejuicios de las metrópolis europeas, y los métodos elementales de apoderamiento y extracción de sus riquezas. Precisamente la crisis del sistema de gobierno español en Cuba tenía su razón de ser en la inadecuación de la relación metrópoli/colonia… Cuba, en una serie de aspectos, desbordaba a la metrópoli.”
         
Así pues, el patrimonio dilapidado por la revolución es enorme. No solo en bienes y recursos tangibles, sino en experiencia productiva y saber hacer. La existencia de una desarrollada conciencia nacional acerca del origen político de los problemas que aquejaban al país, unido a una desafortunada concatenación de factores, fue el desencadenante que posibilitó el triunfo de la revolución. Cuba en 1959 no era una indolente islita caribeña mecida por los vientos alisios, ni una enorme favela como Haití.
 
Los “logros” económicos, políticos y sociales del régimen en las diferentes etapas por las que ha transitado el pensamiento de su máximo líder y de sus actuales sustitutos durante 53 años, ya han sido expuestos y analizados de manera más o menos pormenorizada en los capítulos anteriores, y el diagnóstico de la situación actual a partir de los últimos datos no es alentador en modo alguno.
 
Los cubanos están pagando con el tiempo de sus vidas la postergación de los cambios necesarios. La gerontocracia no suelta prenda, y cada día perdido aleja aún más la posibilidad de una solución viable.
 
Ahora mismo los mayores obstáculos para el relanzamiento de la economía cubana son políticos. Mientras no se retire la pesada losa del castrismo en todas sus manifestaciones y variantes, no hay nada que hacer.
 
Las previsiones de crecimiento del PIB anunciadas por el gobierno para el año 2012 (alrededor de un 3.5%) no son creíbles, pero aunque lo fuesen serían totalmente insuficientes para rescatar al país del naufragio.
 
El Informe de Desarrollo Humano 2011 elaborado por el PNUD revela que Cuba ocupa el puesto 27 entre los 33 países de Latinoamérica y el Caribe en cuanto al Ingreso Nacional Bruto per cápita, muy lejos de aquella quinta posición que ocupaba al triunfo de la revolución (casi el mismo lugar pero por la cola) y todo ello a pesar de los maquillajes estadísticos ya comentados. Solo supera en este indicador a Paraguay, Bolivia, Honduras, Nicaragua, Guatemala y Haití.
 
Según CEPAL, [5] el PIB de Cuba creció en 2011 un 2,7%, muy por debajo del crecimiento del 4,3% que se registró en la región, que a su vez ya representaba una desaceleración con respecto a 2010, cuando el PIB de América Latina y el Caribe aumentó un 5,9%.
 
Para el año 2012 CEPAL prevé un crecimiento de este indicador en el caso de Cuba que se sitúa en torno al 3,0%, nuevamente inferior a la media sudamericana (3,9%) y centroamericana (3,7%) en base a unos pronósticos muy optimistas de aumento de la inversión pública y del “dinamismo” del consumo privado, una disminución de la importación de alimentos (se supone que como resultado del aumento de la producción agrícola y ganadera) y una evolución favorable de las exportaciones de servicios, gracias al turismo y a la salud.
 
Es curioso que apenas cinco párrafos después, en el mismo documento que afirma lo anterior, se reconoce que en las cifras disponibles de Cuba correspondientes al primer trimestre de 2012, la producción agropecuaria creció un 0,9% (calificado no se si eufemísticamente como “crecimiento moderado”) en tanto la ganadería decreció un 11,6%, la producción de leche de vaca disminuyó en 7,8 millones de litros respecto a igual período del año anterior (lo que representa un 8,4%) y se reportaron nuevamente decrecimientos en la producción de carne vacuna y de cerdo.
 
En 2011 también se incumplieron los planes de producción de carne de res y de cerdo, de leche de vaca, frijoles, maíz, café y cítricos. Quizás la mejora en el renglón de la alimentación llegue en 2012 de la mano del arroz y los frijoles, máximos responsables del crecimiento de la producción agrícola no cañera en el primer trimestre.
 
Mucho tendría que crecer la inversión pública y “privada” para remontar la enorme descapitalización y el atraso tecnológico que ha acumulado el país en todos estos años. La Formación Bruta de Capital Fijo como porcentaje del PIB representó en América Latina el 22,8% en 2011 y el 22,3% en 2010, y ha mantenido unos niveles más o menos similares desde la década del 80´. En Cuba dicho porcentaje representó alrededor del 10,4 en 2010 y en 2011, menos de la mitad de la media regional.
 
Cuba ha llegado a importar hasta el 84% de los alimentos que consume, lo que acentúa la dependencia externa y el deterioro de su saldo comercial. Es difícil apreciar indicios de mejora, cuando la superficie sembrada de cultivos permanentes seleccionados de la agricultura no cañera [6] ha disminuido en 2011 con respecto a 2006 en prácticamente todos los renglones que constituyen la muestra (plátano vianda y fruta, cítricos, henequén) y se ha mantenido casi igual en el cacao.
 
Los rendimientos agrícolas también han descendido [7] en igual período en un importante número de cultivos de la agricultura no cañera como la patata, la malanga, las frutas, las hortalizas, el arroz, el maíz, la toronja, el mango, la guayaba y el cacao. Ello representa casi un 60% de la muestra presentada por la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba.
 
También hay datos y comparaciones históricas espeluznantes. La masa ganadera vacuna [8] en 2011 (4.059,100 reses) es un 40% menor que la existente en el año 1958, equivalente entonces a 5.698,040 cabezas. La producción de leche de vaca en 2011 alcanzó las 599,500 toneladas métricas, lo que representa una disminución de algo más de un 30% con respecto al año 1958. El problema en ambos casos se agrava aún más cuando se tiene en cuenta que la población del país ha crecido entre 2011 y 1958 casi en un 65%.
 
La industria azucarera está desbastada, después de reducir su capacidad industrial y agrícola en un 60% entre los años 2003 y 2005, con el objetivo de “aumentar la eficiencia”. La mejor zafra de los últimos años fue la de 2008, lográndose una producción de un millón cuatrocientas mil toneladas métricas. La zafra de 2010, con una producción final de un millón cien mil toneladas, es el peor resultado de la industria… en 105 años.
 
Sin embargo, nada de esto es óbice para que aparezcan en la prensa noticias tan surrealistas como la siguiente. La agencia informativa latinoamericana Prensa Latina dio a conocer, el pasado 2 de noviembre de 2012, la decisión del Consejo Universitario de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) en México, de otorgar el doctorado Honoris Causa a Fidel Castro Ruz por "las aportaciones científicas de su gobierno al mejoramiento de la agricultura en los últimos 50 años". La propuesta fue presentada por la Facultad de Ciencias Agropecuarias considerando que "la influencia de los avances de la Cuba post-revolucionaria en materia agrícola, han fortalecido la agricultura morelense, particularmente en el tema de la caña de azúcar" así como “las aportaciones de la Revolución por el sistema educativo y de salud" de su Gobierno.
 
No se realmente en qué se fundamenta la confianza depositada por CEPAL en el “dinamismo del consumo privado”, cuando la realidad es que cientos de miles de personas están esperando quedarse sin trabajo (usualmente, una seudo ocupación en la que el trabajador finge que trabaja, y el estado simula que le paga) En el mejor de los casos, alguno que otro albergue la esperanza de comenzar una brillante carrera en el mundo de los negocios forrando botones, operando un compresor de aire (después de haberse formado convenientemente) o como “parqueador cuidador de equipos automotores, ciclos y triciclos”.
 
A finales de 2011 solo un 18% de los inscritos como trabajadores por cuenta propia habían sido hasta entonces trabajadores estatales. Como ya se comentó anteriormente, solo se habían otorgado 49,900 créditos personales en el primer semestre de 2012 como parte de la “actualización económica” emprendida en el país, de los cuales la mayoría fueron concedidos para actividades relacionadas con la construcción y la reparación de viviendas. Al parecer no hay mucho entusiasmo para invertir.
    
Pero además, cuando se habla de consumo privado, ¿a qué se hace referencia, al consumo en moneda nacional en un mercado prácticamente inexistente salvo por los productos agrícolas, o en CUC en las tiendas recaudadoras de divisas? Aquí el problema básico que se plantea es conseguir los CUC, por lo que la gran esperanza se sitúa en el aumento del envío de remesas desde el exterior.
 
¿Acaso el crecimiento esperado del consumo proviene de la compra-venta de casas, impulsado por los compradores de Miami, que ya comienzan a hacer alguna que otra inversión para ellos o para sus familias en Cuba? Los compradores de ese mercado inmobiliario, salvo excepciones, están fuera del país, y son los que fijan el nivel de precio real.
 
Un médico cubano, ahorrando la totalidad de los 20 dólares que gana al mes, demoraría 250 años en reunir los 60,000 dólares que le puede costar una casa en el barrio del Vedado, como de la que tuve noticias hace apenas unos días.
 
Otra pregunta ¿Qué parte de ese dinero se queda en la isla, o se marcha junto con el vendedor a los Estados Unidos o a España, después de vender su casa para tener algo con qué “aterrizar” en su lugar de destino y empezar una nueva vida?
 
La buena noticia para el régimen es que Hugo Chávez ganó las últimas elecciones aunque ni siquiera pudo jurar el cargo y, si la suerte le acompaña, el chavismo sin Chávez perdurará como mínimo otros seis años, por lo que la exportación de los servicios de salud (que representaron alrededor del 70% de los ingresos por ventas totales al exterior en 2011) está más o menos garantizada. Sin embargo, en cuanto al resto de las opciones de crecimiento las cosas no son tan prometedoras. En el mejor de los casos, serán suficientes para reproducir la escasez y el sometimiento.
 
El turismo, mencionado como una fuente de recursos por el informe de CEPAL, promete un incremento en el número de visitantes. La cuestión no es cuántos visitantes más puede recibir el país, sino cuanto cuesta obtener cada dólar ingresado por ese concepto, en un país que tiene que importarlo todo, hasta la ensalada que se sirve en los hoteles. Bien es cierto que dispone de un mercado cautivo en los cientos de miles de cubanos residentes en el extranjero que visitan anualmente la isla.
 
En cuanto a la minería, Martínoticias.com daba a conocer a finales de abril de 2012 que la compañía canadiense Sherrit International Corp., el mayor inversionista extranjero en Cuba como ya se ha comentado, reportó una caída de la mitad de sus ingresos en el primer trimestre del año debido a la disminución de los precios del níquel y el bajo nivel de sus exportaciones, y prevé en el año una disminución de un 2.0% en la producción del mineral, un 4.0% en la producción de petróleo y un 11.0% en la generación de electricidad, lo que tendrá sin duda un impacto negativo sobre la economía cubana.
 
El petróleo no acaba de brotar en abundancia, aunque la posibilidad real existe. Algunos estudios estiman que en la zona de exploración puede haber reservas de entre 5,000 y 9,000 millones de barriles de crudo, mientras que el gobierno de Cuba eleva la cifra a 20,000.
 
El Nuevo Herald reprodujo el 3 de noviembre de 2012 un artículo de Carlos Batista, enviado desde La Habana, en el que da cuenta del tercer fracaso consecutivo en encontrar petróleo en aguas cubanas del golfo de México. Un pozo perforado en asociación con la empresa venezolana PDVSA, finalmente ha sido declarado no apto para su explotación comercial.
 
El 5 de junio la compañía española Repsol, asociada con compañías de India y Noruega, se retiró definitivamente al no haber encontrado petróleo en su perforación con la plataforma Scarabeo 9 frente a la costa habanera.
 
El 6 de agosto las compañías Gazpromneft (Rusia) y PC Gulf (Malasia) “también determinaron el carácter no comercial de su perforación, aunque continuaron evaluando la información de sus cuatro bloques contratados, tras entregar la plataforma a PDVSA”. Al parecer la plataforma Scarabeo 9 se retirará en breve, lo cual alejaría por el momento cualquier posibilidad real de encontrar crudo en las aguas cubanas.
 
Pero supongamos que aparece petróleo en cantidades suficientes como para autoabastecer al país y exportar; que se dispara el precio del níquel; que el turismo logra un mayor nivel de eficiencia y permite aumentar los márgenes de rentabilidad con que opera; que la industria azucarera alcanza el nivel de producción potencial que le queda (unos cuatro millones de toneladas según se dice oficialmente) y se aprovecha convenientemente el alza en los precios del azúcar crudo que se está produciendo en estos momentos. Supongamos incluso que ocurre un milagro: que la superficie sembrada y los rendimientos agrícolas y pecuarios en las explotaciones estatales aumentan, y se logra la “suficiencia alimentaria”. Pregunto:
 
·         ¿Ello sería suficiente para levantar la economía del país y colocarla en la senda de la prosperidad y el desarrollo de manera sostenible?
 
·         ¿Alguien podría asegurar que todo ello repercutiría en el aumento del bienestar y del nivel de vida de la población de forma concreta, por ejemplo, en el desayuno, el almuerzo y la cena? ¿podrían los cubanos, por fin, tomarse un café cada vez que quisieran, o un vaso de leche como dijo Raúl Castro en 2007?
 
·         ¿Serían por ello los cubanos más libres en la cotidianidad para decidir sobre su presente y su futuro personal y familiar?
 
·         ¿Adquirirían con ello los cubanos derechos políticos, económicos, laborales, sociales o civiles?
 
Me temo que la respuesta es no. Todo ello se pondría a disposición del mantenimiento de la estructura de poder como primera prioridad, de la transición ordenada y tranquila hacia el neocastrismo, y de los caprichos megalómanos y las obsesiones antiimperialistas del “Paciente Máximo”. No hay ni un solo indicio que haga pensar lo contrario.
 
En lo económico, hay dos factores que han resultado ser claves para la supervivencia del régimen en esas condiciones: la sustitución de la Unión Soviética por Venezuela en el sostenimiento de la dependencia, y las remesas de los cubanos residentes en el exterior.
 
El suministro de petróleo, el comercio, las inversiones, los créditos y los subsidios de Venezuela a Cuba han adquirido una dimensión crucial. He aquí algunos datos  [9] que permiten evaluar la situación:
 
·         Entre 2005 y 2010, el intercambio comercial entre Cuba y Venezuela saltó del 23% al 40%, equivalente a $ 6.028 millones; la participación de Venezuela en el déficit comercial de bienes cubanos subió de 27% a 42% ($2.570 millones) según el Anuario 2010 de la ONE. Cuba no informa cómo sufraga dicho déficit, pero pudiera ser en parte con el superávit de servicios como se verá de inmediato.
 
·         El balance de servicios cubanos, excluyendo el turismo, fue $7.442 millones, que correspondería al pago de profesionales en el extranjero (médicos, enfermeros, maestros, entrenadores de deportes, personal de seguridad) en su gran mayoría estacionado en Venezuela.

·         Esa cifra excedió en más de $1000 millones al déficit de $6.047 millones en la balanza de bienes (ONE, Anuario 2010) Considerando que alrededor de un 73% de los servicios son exportados a Venezuela (según el promedio registrado entre 2007 y 2009, y según fuentes oficiales venezolanas) ello representaría unos $5.432 millones del total.
 
·         El Acuerdo Integral de Cooperación firmado en 2000 entre los dos países estipula que Cuba suministrará servicios profesionales y bienes pagables por Venezuela, a cambio del suministro de petróleo y derivados; el actual convenio se extiende de 2010 a 2020; no se ha especificado este intercambio ni la forma de fijar los precios de los servicios. De acuerdo con la CEPAL el valor de los servicios es indizado al precio del petróleo.

·         Venezuela suministra 105.000 barriles diarios de crudo y derivados, 92.000 para el consumo (62% de la demanda total cubana) y 13.000 para refinar en Cienfuegos, supuestamente pagados con los servicios profesionales, pero se mostró que el valor de estos es, al menos, dos veces superior al del petróleo. Cuba recibe un trato preferencial para el pago de las importaciones del crudo: debe abonar 50% en 90 días y 50% en 25 años, con dos de gracia y una tasa de interés de 1%; el financiamiento aumenta según sube el precio del crudo, lo que protege a Cuba contra las oscilaciones del precio. No hay estadísticas fidedignas sobre el pago del petróleo por Cuba; el Anuario ya no reporta el volumen y precio importado del crudo total y desagregado por países.
 
·         El valor del crudo importado por Cuba procedente de Venezuela en 2010 fue $2.759 millones (105.000 barriles x 365 días x $72 el barril) y el valor de los servicios profesionales se ha estimado conservadoramente en $5.432 millones como ya se comentó, lo que resulta en un excedente de $2.673 millones en favor de Cuba, que puede ser usado para sufragar el déficit de la balanza de bienes con Venezuela.

·         Cuba acumuló una deuda de $4.975 millones entre 2001 y 2009, 24% del adeudo total de Petróleos de Venezuela (PDVSA) Otro estimado es $13.800 millones (El Nacional, 14-11-2010).
 
·         Cuba exporta petróleo al mercado mundial gracias a Venezuela, confirmado en 2009 por el Vice Ministro cubano de Economía y Planificación Julio Vázquez, aunque se refirió a crudo de producción nacional (diario mexicano La Jornada, 6-10-2009).
 
·         Desde que se creó la Comisión Intergubernamental de Cooperación entre los dos países en 2000 hasta 2011, se firmaron 370 proyectos de inversión (36 empresas mixtas y 200 en negociación) por un estimado de $11.000 millones.

·         El Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (BANDES) asignó $1.500 millones para financiar proyectos cubanos en 2007 y 2010, el 88% del desembolso total del BANDES en el período. Además, a través de su Fondo Autónomo de Cooperación Internacional otorgó créditos por $890 millones a 100 empresas cubanas; otros créditos por $193 millones fueron concedidos para financiar los ferrocarriles y aeropuertos internacionales en La Habana y Varadero.
 
·         En resumen, el valor del intercambio de bienes y servicios con Venezuela en 2010 se estima de manera conservadora en $12.928 millones. Esta cifra excluye la deuda petrolera que debería pagar intereses, así como los créditos de BANDES y FACI. El total equivale entre el 20,8% y 22,5% del PIB cubano en 2010 (basado en dos estimados del PIB por The Economist Intelligence Unit, 2011).
 
·         Según un estimado de Mesa-Lago en 2002, el monto del intercambio comercial, subsidios, créditos e inversión de la Unión Soviética era en el año 1989 de $12.715 millones, y aunque es muy difícil comparar ambas cifras (dado que parte de la ayuda soviética era en rublos, parte en pesos y parte en dólares, a lo que habría que añadir el ajuste por la inflación) es obvio que la relación con Venezuela ($12.928 millones) es tan primordial como la que había con la URSS.
 
Esa extraordinaria ayuda puede resultar muy vulnerable porque depende de la situación política y económica de Venezuela, bastante complicada después de la muerte de Hugo Chávez, aunque ahora en principio el futuro a corto plazo es relativamente alentador para el régimen cubano. De ahí los esfuerzos que está haciendo el gobierno por tratar de diversificar las fuentes de comercio, inversión y subsidios, aunque sin mucho éxito hasta el momento.
 
Otro factor de capital importancia para el sostenimiento del régimen ha sido (y es) el volumen de las remesas que envían los cubanos residentes en el exterior para ayudar a sus familiares en la isla.
 
Ya en 1999, el economista cubano Pedro Monreal [10] señalaba “la creciente dependencia del país respecto a las transferencias externas, en particular las remesas familiares y donaciones… las cuales permitirían mantener niveles de consumo superiores a los que cabría esperar del funcionamiento exclusivo de la economía interna”. Adelantándose casi cinco lustros a la actual ofensiva desplegada desembozadamente y sin el menor recato por el régimen (apoyada y alentada por los cambios recientes en las leyes migratorias cubanas) añadía: “El incremento del potencial migratorio del país (temporal y definitivo) así como el vertiginoso crecimiento de los flujos de remesas familiares, sugieren la existencia de una especie de esfuerzo modernizador <> en vastos sectores de la población cubana.”
 
Según Monreal, en 1996 las transferencias corrientes netas (en su mayoría integradas por remesas familiares y donaciones) alcanzaron los 743.7 millones de dólares. Otros estimados fijaban un volumen de 300 ó 400 millones, mientras CEPAL calculaba el valor de dichas remesas en unos 800 millones de dólares. El citado autor asumía personalmente como supuesto unos 500 millones, lo que en cualquier caso situaba a las remesas como uno de los más importantes sectores de la economía cubana (equivalente al 27.0% de las exportaciones cubanas de bienes) solamente superado entonces por el turismo y el azúcar. La tasa de crecimiento promedio anual entre 1992 y 1996 fue del 242.0%, diez veces superior al ritmo de crecimiento del turismo.
 
Un trabajo mucho más reciente [11] de Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group, asegura que las remesas enviadas a Cuba en 2011 alcanzaron la cifra de 2,294 millones de dólares, con lo cual se consolidan como “la fuente principal de entrada de divisas al país por vía directa a la población.” Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONE) el turismo aportó al país en el año 2011 un total de 1,738 millones de dólares en términos brutos.
  
El estudio presenta una serie histórica de los envíos de remesa a Cuba entre los años 2000 y 2011, que pone en evidencia un crecimiento sostenido de las mismas (a partir de 2001, y siempre por encima de los 1,000 millones de dólares) y una notable aceleración en los últimos cuatro años. Entre el primero y el último año de la serie, se ha producido un incremento del 232.5%, lo que representa en términos absolutos un aumento de 1,307.58 millones de dólares. El valor registrado en 2011 fue un 19.0% superior al de 2010.
 
En opinión de Morales, entre los factores desencadenantes de esa tendencia están el levantamiento de las restricciones de los viajes y del envío de remesas a Cuba por parte de la administración del Presidente Obama; la “apertura” del sector privado, la aún reciente autorización para comprar y vender casas y coches, y la liberación de los servicios de telefonía celular por parte del gobierno cubano, lo que supone un jugoso negocio para el monopolio cubano ETECSA de cientos de millones de dólares. A todo ello habría que añadir el crecimiento sostenido, por todas las vías imaginables, de la emigración (temporal o “definitiva”) durante estos años.
 
El periodista Roberto Álvarez Quiñones [12] añade al cash procedente de remesas y de los bolsillos de los 500,000 cubanos que visitan la isla anualmente, otros “2.500 millones de dólares que comerciantes y agencias de paquetería de Florida calculan recibe Cuba en mercancías que trasladan desde EE UU quienes visitan a sus familiares, y las "mulas" profesionales que llevan… artículos de consumo de todo tipo... (que) abastecen el imprescindible mercado negro, y que son la única fuente proveedora que tienen los cuentapropistas, a falta de un mercado mayorista que el Gobierno se niega a crear. En caso de ser ciertos estos estimados, los cubanos residentes en el exterior estarían aportando a Cuba casi 5,000 millones de dólares anuales “libres de polvo y paja”.
 
De cualquier forma, es innegable que la diáspora está contribuyendo en gran medida al sostenimiento económico del régimen. La inmensa mayoría de los emigrados intenta aliviar las penurias por las que atraviesan sus padres, hijos o hermanos que permanecen como rehenes en la isla. 
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NOTAS:
[1]  La segunda intervención tendría lugar a raíz de la conocida como “Guerrita de Agosto” de 1906, conflicto originado por el levantamiento armado del Partido Liberal en diversos puntos del país tras la reelección del Presidente Tomás Estrada Palma, al que acusaban de fraude electoral. Este solicitó la intervención del gobierno norteamericano el 13 de septiembre de 1906. El día 29 del propio mes el Secretario de Estado William Taft asumía las funciones de gobernador, y el 13 de octubre fue relevado por Charles Magoon. La intervención concluyó el 29 de enero de 1909, cuando José Miguel Gómez ocupó la presidencia de la República tras unas elecciones.
[2] “Nueva Historia de la República de Cuba”. Portell Vilá, Herminio, La Moderna Poesía Inc., Miami. Primera Edición 1986.
[3] Sería sustituido el 20 de diciembre de 1899 por el joven General Leonard Wood, decidido partidario de la anexión, que continuó la obra de reconstrucción iniciada por Brooke, y que supo capitalizar las iniciativas de aquel a partir de los logros cosechados con posterioridad.
[4] Cuba/España, España/Cuba, Op. Cit. página 346.
[5] Informe Macroeconómico de América Latina y el Caribe, junio de 2012, y Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, 2011.
[6] Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONE) Anuario Estadístico 2011, Tabla 9.5
[7] ONE, Anuario Estadístico 2011, Tabla 9.12
[8] ONE, Anuario Estadístico 2011, Tablas 9.15 y 9.17
[9] Mesa-Lago, Carmelo.- “La relación económica de Cuba con Venezuela”, Op. Cit. Otro trabajo de consulta es Castañeda, Rolando H.- “La ayuda económica de Venezuela a Cuba: Situación y perspectivas - ¿Es sostenible?” Cuba in Transition. ASCE 2009 pág. 389-400
[10] Monreal, Pedro.- “Las remesas familiares en la economía cubana” Revista Encuentro de la Cultura Cubana nº 14, otoño de1999.
[11] Morales, Emilio.- “Explosión de remesas a Cuba: $2,294 millones en 2011” Publicado en el blog Café Fuerte, 13 de marzo de 2012. Ante la dificultad para obtener cifras oficiales, el estudio se ha basado en los análisis de la base de datos de facturación del comercio minorista en divisas, del monto de los envíos de remesas a Cuba por vías oficiales, y los gastos de visitantes en la isla.
[12] Quiñones Álvarez, Roberto.- “Castro depende de los gusanos”. Los Ángeles, 7-8-2012. Publicado por Diario de Cuba.

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