Una vez más, el gobierno del general sin batallas promete avances
significativos en algún renglón alimenticio. Hasta que se olvide lo
dicho y se prometa otra cosa.
Ahora ha sido un burócrata del
ministerio de agricultura, quien asegura que se eliminarán las
importaciones de frijoles en el país, puesto que “se potencia el
incremento de las áreas dedicadas a la actividad en todo el territorio
nacional”. Parecería buena noticia, pues los frijoles son fuente
importante de proteínas para los cubanos de a pie cuando escasean carne,
pescado, huevos y productos lácteos, como desde hace más de medio
siglo.
Sin embargo, hay que estar muy atentos con los eufemismos y
juegos de palabras de la dictadura: potenciar el incremento de las
áreas no garantiza aumentar la producción, ni aumentarla garantiza
satisfacer necesidades de la población. Eliminar las importaciones de
frijoles no implica que la producción nacional abastezca los mercados
del país a precios razonables más allá de las entregas racionadas:
eliminar importaciones de frijoles sin satisfacer una verdadera
disponibilidad del producto a precios adecuados para buena parte de la
población, no sería un éxito, sino otro fracaso.
En 2010, según la
Oficina Nacional de Estadísticas del régimen, la producción alcanzó
43.900 toneladas. Según el burócrata, en 2014 “se deben duplicar” las
22.000 toneladas producidas en 2013, “a pesar de las posibles
afectaciones que puedan ocasionar los cambios climáticos”. Entonces,
este año la producción estaría por 44.000 toneladas.
Lo cual es
una excelente muestra de que en Cuba la producción de frijoles avanza...
como el cangrejo. Según estadísticas de los años cincuenta del siglo 20
del Consejo Nacional de Economía cubano, de la ONU y del Departamento
de Comercio de Estados Unidos, la producción de frijoles en el país en
1935-39 fue de 43.100 toneladas, en 1949-51 de 39.600 toneladas, en
1956-57 de 55.200 toneladas y en 1957-58 de 56.000 toneladas.
Si
todo sale como anuncia el burócrata, gracias a la visionaria política
del gobierno y los lineamientos de desarrollo económico, político y
social del partido comunista cubano para alcanzar un socialismo próspero
y sostenible, este año la producción de frijoles en Cuba superaría
ligeramente el promedio de 1935-39, hace más de 75 años, aunque sin
alcanzar la de los dos años anteriores al triunfo de “la revolución”,
cuando todo en el país era un desastre, según cuentan desde La Habana.
Sin olvidar que en 1957-58 la población del país rondaba 6 millones de
habitantes, y ahora son casi 11,2 millones.
Con lenguaje
enrevesado y que esconde información, la prensa del régimen dice que
“los rendimientos agrícolas superan la tonelada por superficie
cultivada”. Lo que no dice es que el rendimiento promedio mundial en
2009-2010 fue de 1,27 toneladas por hectárea, que China alcanzó 1,53 y
Estados Unidos —ay, el imperialismo— 1,86.
¿Cuál ha sido la genial
política del gobierno para aumentar la producción de frijoles? “Se
aumentó el valor del grano, lo cual incentivó a los labradores a
acrecentar las siembras”. Boberías y metalenguaje. No se aumentó el
valor del grano, que eso lo determinan la oferta y la demanda:
Papá-Estado pagó más dinero por el resultado del trabajo. No hay
“labradores”, que no estamos en la Edad Media. Y lo importante no es
acrecentar las siembras, sino aumentar la producción y la productividad.
Lo demás es paisaje.
No se dice qué parte aportan campesinos
privados y cooperativas, y con cuál contribuyen las ineficientes
empresas estatales. Aunque sabemos que en Villaclara, según la prensa
oficial, privados y cooperativas crean el 90 % de la producción.
Si
de dinero se trata, una tonelada de frijol negro importado colocado en
puerto cubano cuesta 1.227,50 dólares. Sin embargo, el gobierno, después
de deducir a sus “labradores” el costo de los insumos que les entrega,
paga 837 pesos cubanos por tonelada de frijol negro y 883,50 por la de
colorado, es decir, entre 33,48 y 35,34 dólares.
Los frijoles
producidos en 1957-58 fueron negros, colorados, blancos, bayos, de
carita, pintos y garbanzos. La 44.000 toneladas que promete el régimen
¿a qué tipos de frijoles se refieren?
Raúl Castro ha dicho varias
veces que los frijoles son más importantes que los cañones. Como
probablemente, con lo que se vislumbra, continuarán sin ser suficientes
los frijoles para las necesidades de los cubanos, ¿qué se puede esperar?
¿Qué
el gobierno dedique más esfuerzos a frijoles que a cañones, lo que no
ha hecho nunca? ¿O que pretenda lograr con los cañones lo que los
desaparecidos frijoles, como el famoso vaso de leche, no han logrado en
más de medio siglo?
Es fácil imaginarse la respuesta.
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