lunes, marzo 31, 2014

Neocastrismo: patronato sí, libertad no

cubanalisis
Antonio Arencibia
A fines de esta semana se reunirá en La Habana, en sesión extraordinaria, la Asamblea Nacional del Poder Popular para aprobar unánimemente una Ley de Inversiones Extranjeras adornada con cuanto articulado se requiera para ver si fluyen capitales a la nueva Zona de Desarrollo Económico del Mariel, última fórmula para intentar resucitar una economía que no levanta cabeza tras casi ocho años de régimen raulista.


Como sabe cualquier persona que se respete, la doble moneda en Cuba es consustancial a la doble moral que allí impera y que llama a las cosas por otro nombre. Ejemplos sobran en el campo económico: Libreta de Abastecimiento en vez de Libreta de Racionamiento; Tiendas de Recaudación (en vez de Exacción) de Divisas, y ahora nos llega el recién aprobado Incremento Salarial para el Sector de la Salud.


¿De qué se trata? Según el Granma, el Consejo de Ministros, también en sesión extraordinaria, autorizó “el incremento del salario para más de 440 mil trabajadores del sistema de salud cubano, el cual contribuirá a la estabilidad y calidad de los servicios médicos a la población, así como a cumplir con los compromisos internacionales”.


El cuadro síntesis de esos incrementos llama la atención. En general el aumento salarial de los médicos y estomatólogos, sean o no especialistas, es de más del 60 por ciento. En el caso de los enfermeros fluctúa entre un 40 y un 50 por ciento. Ahora bien, los médicos especialistas que más ganan (1600 pesos cubanos o CUP) recibirán un equivalente a 64 CUC, menos de lo que gana en un día un trabajador no calificado en un supermercado Sedanos de Hialeah. Los 940 CUP de una enfermera especialista equivalen a menos de 38 CUC, y el salario de una enfermera básica se le convierte en menos de 24 CUC. ¿Cuánta carne y leche podrán comprar al mes en las tiendas de recaudación de divisas? Muy poca. Entonces, como veremos a continuación, siempre les quedaría irse en “misión” al extranjero.


Uno de los problemas que tiene esta información sobre los incrementos salariales es que no se dice con quién o quienes llegaron a compromisos internacionales en ese sentido. Cosa nada extraña, pues tampoco se dijo en qué quedó lo de las armas enviadas a Corea del Norte. De ahora en adelante, -sigue diciendo Granma-, quienes cumplen misiones médicas en el extranjero recibirán un aumento en los “estipendios, salarios o pagos en CUC, según corresponda, con el propósito de disminuir gradualmente las diferencias que en tal sentido existen hoy”.


No está nada claro, pero trataré de resumir. Por ejemplo, por cada uno de los médicos extranjeros que están trabajando en Brasil, el gobierno de ese país pagaba $ 4,000 al mes, que en el caso de los cubanos, mientras el régimen comunista recibía $ 3,000, le quedaban $ 1,000 al médico, que solo recibía así: 400 que cobraba en ese país, y le “guardaban” los otros 600 en Cuba hasta su regreso, una retención ilegal de su propio salario para obligar a que todos regresen.


La Dra. Ramona Matos Rodríguez fue el primer médico que abandonó la delegación cubana en protesta porque sus colegas médicos de otros países recibían en Brasil, no 400 como ella, sino 4,000 dólares, es decir diez veces más. Su actitud fue secundada por otros galenos cubanos, y para resolver la polémica desatada, el gobierno de Brasilia acordó el 28 de febrero un incremento salarial, según el cual “a partir de marzo los médicos cubanos recibirán el equivalente a 1,245 dólares”. Es decir, que hace tres semanas el gobierno de Dilma Rousseff fue quien hizo el aumento salarial que ahora anuncia el régimen de La Habana, que por supuesto no pierde nada de los 3,000 mensuales que se sigue robando de los sueldos de los médicos cubanos enviados a Brasil.


La rápida aceptación por parte de la dictadura militar cubana de este “compromiso” con su aliada, la presidenta izquierdista brasileña, trata de evitar que se le afecte “Mais Médicos”, uno de sus programas populistas.  Como reportó el pasado 9 de marzo el blog de los Peritos Médicos del INSS, (Instituto de Seguridad Social de Brasil), además de los tres médicos cubanos que abandonaron la “misión”, hay otros 17 ausentes a sus puestos de trabajo, y se teme que si siguen en el país en esas condiciones corren peligro de ser secuestrados y deportados, como ocurrió con dos boxeadores cubanos durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en el 2007.


Da vergüenza ajena señalar que la prestación de servicios por profesionales cubanos en la atención básica de la salud en la República Federativa de Brasil está respaldada por un convenio de cooperación entre el Ministerio de Salud Pública de Cuba, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismos internacionales que deberían repudiar la impúdica apropiación por parte de la dictadura neocastrista de casi tres cuartas partes del salario de los miles de trabajadores cubanos de ese sector que laboran en Brasil.


Por otra parte, según reportaba a fines de diciembre pasado El Universal, de Caracas, en Venezuela está el mayor contingente de profesionales de la medicina cubana prestando servicio, por el convenio de cooperación firmado entre Caracas y La Habana en 2003. Hasta 2012, 44,804 cubanos prestaban servicios en siete misiones sociales. El diario venezolano citaba declaraciones del doctor Julio César Alfonso, presidente de Solidaridad sin Fronteras (SSF), una organización con sede en Miami, que se encarga de prestar ayuda a los médicos cubanos que buscan desertar de los programas sociales establecidos por el régimen de La Habana:

La mayoría de los cubanos salieron (de Venezuela) por los bajos salarios que están recibiendo, la paga no llega a tiempo, se incrementó la carga de trabajo en los distintos módulos de Barrio Adentro y CDI de todo el país, lo que muchos denuncian como un sistema de esclavitud moderno (…) A los médicos les pagan unos 300 dólares directamente, pero al Estado cubano Venezuela le honra el promedio de 6,000 dólares por cada profesional, es decir, que ellos no reciben ni el 10% de los beneficios económicos.


Ahora, el Consejo de Ministros que preside Raúl Castro ha acordado por unanimidad que “en el caso particular de los colaboradores en la República Bolivariana de Venezuela, los del Programa Integral de Salud y la Operación Milagro se duplicarán los pagos en CUC y se mantendrán otros beneficios de los que actualmente disfrutan”. Como este aumento no parece que lo desembolsa el gobierno del incapaz Nicolás Maduro, hay que preguntarse si el “sacrificio” que hace La Habana al renunciar a parte de lo que roba es para que no se agrave más la actual crisis venezolana con deserciones masivas de los trabajadores cubanos de la salud.


Bueno, también hay que decir que eso es buena noticia para los que sigan prestando colaboración en esos planes. ¿Cómo qué no? Las medidas salariales actuales del Consejo de Ministros son algo casi tan serio como lo fuera la abolición de la esclavitud en Cuba por parte de España en 1880 y su sustitución por la Ley del Patronato. Dejaron entonces de ser esclavos y pasaron a la categoría semi-esclavista de patrocinados con un miserable estipendio de tres pesos al mes a cambio de su trabajo y el compromiso de ser manumitidos en ocho años y pasar a integrar el ejercito de los proletarios.


Sí, he hecho la comparación en serio, porque quiero preguntar si alguien piensa que cuando los esclavos pasaron a ser patrocinados, se iban a rebelar contra los que habían sido sus amos o se iban a escapar a un palenque de cimarrones. Porque yo, por mi parte, creo que casi todos aquellos desgraciados esperaron a ver como venían las cosas, y tuvieron suerte, porque seis años después de aprobada, la reina Regente María Cristina puso fin al Patronato y liberó a los esclavos. El problema aquí es que el raulismo no ha podido o no se ha atrevido a echar a andar sus reformas de mercado, y en ocho años -es decir, en dos mandatos presidenciales en un país democrático- no ha sido capaz de resolver ni siquiera que haya una cosecha de papas estable. Por eso ese régimen no puede llegar ni siquiera al socialismo de mercado, y su único diapasón de maniobras consiste en dar algunas migajas, ya que no pueden concebir y convivir con la libertad, aunque solo sea la libertad económica.


Pero como hicieron en el siglo XIX los antiguos esclavos convertidos en patrocinados, la población no se rebela y va tirando y “resolviendo” con esas pequeñas concesiones: un poco más de CUC, un tantico de Internet, teléfonos celulares para algunos, “portarse bien” para salir en misión, esperar a ver qué manda la familia que vive afuera, etc., etc. 


Me temo que algunos de mis compatriotas consideren que esto que he dicho es una herejía. Pero creo que a veces cuando miramos a Cuba desde el primer mundo aspiramos a que los cubanos se comporten como si tuvieran acceso a la información y la tecnología de comunicación que hay incluso en Caracas, Damasco, Teherán, Quito o Kiev. No nos ubicamos en que nadie allí conoce a veces ni siquiera lo que ocurre en su barrio y que para nosotros es noticia de primera plana. No sabrán lo que pasa en el mundo, pero como el Granma trae una buena cuota mensual de esquelas mortuorias de los históricos (Moncada, Granma, la Sierra), lo que sí saben todos los cubanos es que la solución biológica se acerca a galope tendido a los más veteranos de la jefatura militar.

Para quienes no pueden escapar, puede ser efectivo esperar.  Aunque no sea muy heroico puede ser efectivo. Se trata de hacer de la necesidad virtud y aguardar la ocasión de la libertad

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