Antonio Arencibia
A
fines de esta semana se reunirá en La Habana, en sesión
extraordinaria, la Asamblea Nacional del Poder Popular para aprobar
unánimemente una Ley de Inversiones Extranjeras adornada con cuanto
articulado se requiera para ver si fluyen capitales a la nueva Zona
de Desarrollo Económico del Mariel, última fórmula para intentar
resucitar una economía que no levanta cabeza tras casi ocho años de
régimen raulista.
Como
sabe cualquier persona que se respete, la doble moneda en Cuba es
consustancial a la doble moral que allí impera y que llama a las
cosas por otro nombre. Ejemplos sobran en el campo económico:
Libreta de Abastecimiento en vez de Libreta de Racionamiento;
Tiendas de Recaudación (en vez de Exacción) de Divisas, y ahora nos
llega el recién aprobado Incremento Salarial para el Sector de la
Salud.
¿De
qué se trata? Según el Granma, el Consejo de Ministros, también en
sesión extraordinaria, autorizó “el incremento del salario para más
de 440 mil trabajadores del sistema de salud cubano, el cual
contribuirá a la estabilidad y calidad de los servicios médicos a la
población, así como a cumplir con los compromisos internacionales”.
El
cuadro síntesis de esos incrementos llama la atención. En general el
aumento salarial de los médicos y estomatólogos, sean o no
especialistas, es de más del 60 por ciento. En el caso de los
enfermeros fluctúa entre un 40 y un 50 por ciento. Ahora bien, los
médicos especialistas que más ganan (1600 pesos cubanos o CUP)
recibirán un equivalente a 64 CUC, menos de lo que gana en un día un
trabajador no calificado en un supermercado Sedano’s
de Hialeah. Los 940 CUP de una enfermera especialista equivalen a
menos de 38 CUC, y el salario de una enfermera básica se le
convierte en menos de 24 CUC. ¿Cuánta carne y leche podrán comprar
al mes en las tiendas de recaudación de divisas? Muy poca. Entonces,
como veremos a continuación, siempre les quedaría irse en “misión”
al extranjero.
Uno de
los problemas que tiene esta información sobre los incrementos
salariales es que no se dice con quién o quienes llegaron a
compromisos internacionales en ese sentido. Cosa nada extraña, pues
tampoco se dijo en qué quedó lo de las armas enviadas a Corea del
Norte. De ahora en adelante, -sigue diciendo Granma-, quienes
cumplen misiones médicas en el extranjero recibirán un aumento en
los “estipendios, salarios o pagos en CUC, según corresponda, con el
propósito de disminuir gradualmente las diferencias que en tal
sentido existen hoy”.
No
está nada claro, pero trataré de resumir. Por ejemplo, por cada uno
de los médicos extranjeros que están trabajando en Brasil, el
gobierno de ese país pagaba $ 4,000 al mes, que en el caso de los
cubanos, mientras el régimen comunista recibía $ 3,000, le quedaban
$ 1,000 al médico, que solo recibía así: 400 que cobraba en ese país,
y le “guardaban” los otros 600 en Cuba hasta su regreso, una
retención ilegal de su propio salario para obligar a que todos
regresen.
La Dra.
Ramona Matos Rodríguez fue el primer médico que abandonó la
delegación cubana en protesta porque sus colegas médicos de otros
países recibían en Brasil, no 400 como ella, sino 4,000 dólares, es
decir diez veces más. Su actitud fue secundada por otros galenos
cubanos, y para resolver la polémica desatada, el gobierno de
Brasilia acordó el 28 de febrero un incremento salarial, según el
cual “a partir de marzo los médicos cubanos recibirán el equivalente
a 1,245 dólares”. Es decir, que hace tres semanas el gobierno de
Dilma Rousseff fue quien hizo el aumento salarial que ahora anuncia
el régimen de La Habana, que por supuesto no pierde nada de los
3,000 mensuales que se sigue robando de los sueldos de los médicos
cubanos enviados a Brasil.
La
rápida aceptación por parte de la dictadura militar cubana de este
“compromiso” con su aliada, la presidenta izquierdista brasileña,
trata de evitar que se le afecte “Mais Médicos”, uno de sus
programas populistas. Como reportó el pasado 9 de marzo el blog de
los Peritos Médicos del INSS, (Instituto de Seguridad Social de
Brasil), además de los tres médicos cubanos que abandonaron la “misión”,
hay otros 17 ausentes a sus puestos de trabajo, y se teme que si
siguen en el país en esas condiciones corren peligro de ser
secuestrados y deportados, como ocurrió con dos boxeadores cubanos
durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en el 2007.
Da
vergüenza ajena señalar que la prestación de servicios por
profesionales cubanos en la atención básica de la salud en la
República Federativa de Brasil está respaldada por un convenio de
cooperación entre el Ministerio de Salud Pública de Cuba, la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización
Mundial de la Salud (OMS), organismos internacionales que deberían
repudiar la impúdica apropiación por parte de la dictadura
neocastrista de casi tres cuartas partes del salario de los miles de
trabajadores cubanos de ese sector que laboran en Brasil.
Por
otra parte, según reportaba a fines de diciembre pasado El
Universal, de Caracas, en Venezuela está el mayor contingente de
profesionales de la medicina cubana prestando servicio, por el
convenio de cooperación firmado entre Caracas y La Habana en 2003.
Hasta 2012, 44,804 cubanos prestaban servicios en siete misiones
sociales. El diario venezolano citaba declaraciones del doctor Julio
César Alfonso, presidente de Solidaridad sin Fronteras (SSF), una
organización con sede en Miami, que se encarga de prestar ayuda a
los médicos cubanos que buscan desertar de los programas sociales
establecidos por el régimen de La Habana:
La
mayoría de los cubanos salieron (de Venezuela) por los bajos
salarios que están recibiendo, la paga no llega a tiempo, se
incrementó la carga de trabajo en los distintos módulos de Barrio
Adentro y CDI de todo el país, lo que muchos denuncian como un
sistema de esclavitud moderno (…) A los médicos les pagan unos 300
dólares directamente, pero al Estado cubano Venezuela le honra el
promedio de 6,000 dólares por cada profesional, es decir, que ellos
no reciben ni el 10% de los beneficios económicos.
Ahora,
el Consejo de Ministros que preside Raúl Castro ha acordado por
unanimidad que “en el caso particular de los colaboradores en la
República Bolivariana de Venezuela, los del Programa Integral de
Salud y la Operación Milagro se duplicarán los pagos en CUC y se
mantendrán otros beneficios de los que actualmente disfrutan”. Como
este aumento no parece que lo desembolsa el gobierno del incapaz
Nicolás Maduro, hay que preguntarse si el “sacrificio” que hace La
Habana al renunciar a parte de lo que roba es para que no se agrave
más la actual crisis venezolana con deserciones masivas de los
trabajadores cubanos de la salud.
Bueno,
también hay que decir que eso es buena noticia para los que sigan
prestando colaboración en esos planes. ¿Cómo qué no? Las medidas
salariales actuales del Consejo de Ministros son algo casi tan serio
como lo fuera la abolición de la esclavitud en Cuba por parte de
España en 1880 y su sustitución por la Ley del Patronato. Dejaron
entonces de ser esclavos y pasaron a la categoría semi-esclavista de
patrocinados con un miserable estipendio de tres pesos al mes a
cambio de su trabajo y el compromiso de ser manumitidos en ocho años
y pasar a integrar el ejercito de los proletarios.
Sí, he
hecho la comparación en serio, porque quiero preguntar si alguien
piensa que cuando los esclavos pasaron a ser patrocinados, se iban a
rebelar contra los que habían sido sus amos o se iban a escapar a un
palenque de cimarrones. Porque yo, por mi parte, creo que casi todos
aquellos desgraciados esperaron a ver como venían las cosas, y
tuvieron suerte, porque seis años después de aprobada, la reina
Regente María Cristina puso fin al Patronato y liberó a los esclavos.
El problema aquí es que el raulismo no ha podido o no se ha atrevido
a echar a andar sus reformas de mercado, y en ocho años -es decir,
en dos mandatos presidenciales en un país democrático- no ha sido
capaz de resolver ni siquiera que haya una cosecha de papas estable.
Por eso ese régimen no puede llegar ni siquiera al socialismo de
mercado, y su único diapasón de maniobras consiste en dar algunas
migajas, ya que no pueden concebir y convivir con la libertad,
aunque solo sea la libertad económica.
Pero
como hicieron en el siglo XIX los antiguos esclavos convertidos en
patrocinados, la población no se rebela y va tirando y “resolviendo”
con esas pequeñas concesiones: un poco más de CUC, un tantico de
Internet, teléfonos celulares para algunos, “portarse bien” para
salir en misión, esperar a ver qué manda la familia que vive afuera,
etc., etc.
Me
temo que algunos de mis compatriotas consideren que esto que he
dicho es una herejía. Pero creo que a veces cuando miramos a Cuba
desde el primer mundo aspiramos a que los cubanos se comporten como
si tuvieran acceso a la información y la tecnología de comunicación
que hay incluso en Caracas, Damasco, Teherán, Quito o Kiev. No nos
ubicamos en que nadie allí conoce a veces ni siquiera lo que ocurre
en su barrio y que para nosotros es noticia de primera plana. No
sabrán lo que pasa en el mundo, pero como el Granma trae una buena
cuota mensual de esquelas mortuorias de los históricos (Moncada,
Granma, la Sierra), lo que sí saben todos los cubanos es que la
solución biológica se acerca a galope tendido a los más veteranos de
la jefatura militar.
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