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LA HABANA, Cuba - El Mercado de
Cuatro Caminos, uno de los más importantes de La Habana, y pionero del
sistema de oferta y demanda de productos del agro, cierra sus puertas el
2 de febrero. Ya reunieron a los empleados y les comunicaron que el
local se someterá a una “reparación”, y que serán reubicados en otros
agromercados.
Los consumidores verán desaparecer a uno de los pocos mercados que
exhibe un “cierto surtido”. Y, con un mercado menos, se aleja la
posibilidad de que disminuyan los precios que paga la población por
frutas, viandas, vegetales y productos cárnicos.
La prensa oficial insiste que los problemas de la agricultura cubana
son de transportación y comercialización. Repite que los productos no
llegan a la bodega por tantos intermediarios entre el productor y el
consumidor. Cree que las causas de que boniatos, yucas y malangas no
lleguen a la mesa de los cubanos las tienen el papeleo, los camioneros, y
los vendedores.
Cierto que el más ineficiente de esos intermediarios es la Empresa de
Acopio estatal, engendro burocrático que nunca tiene medios de
transporte ni envases suficientes para recoger las siembras, ni tampoco
acierta a la hora de fijar el precio de compra a los campesinos, pero
Acopio no es el totí que debe cargar toda la culpa.
Medidas fallidas
Recientes medidas encaminadas a simplificar los vínculos entre el
agricultor y el consumidor, han puesto al descubierto, que si las
cooperativas campesinas llevan ellas mismas sus productos al vendedor
tampoco se amplia el surtido de productos, ni bajan los precios.
Por el Decreto 318 –en vigor desde diciembre pasado en La Habana,
Artemisa y Mayabeque–, 433 mercados y placitas fueron arrendados por
Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y de Producción Agropecuaria
(CPA). Como parte del arrendamiento, los propios cooperativistas
trasladan los productos a las placitas, y ellos mismos fijan los precios
de venta a la población.
Un reciente reportaje en el periódico Granma (viernes 17 de enero)
revela la insatisfacción de los consumidores por los elevados precios de
las mercancías, así como la escasez que presentan muchas placitas
debido a la incapacidad de las cooperativas para abastecerlas.
Para conocer la situación de las otras formas de gestión de productos
agropecuarios, encaminamos nuestros pasos hacia El Arroyo, una placita
ubicada cerca de la calzada de Jesús del Monte, en el municipio de
Centro Habana.
Ese mercado es administrado como una cooperativa no agropecuaria. Sus
empleados deben comprar los productos que van a vender, asumen los
gastos administrativos del local, y al final reparten las utilidades
entre todos. Pero sucede que las principales suministradoras de este
mercado son varias CPA y CCS. Y según cuentan algunos de sus
empleados-socios, el suministro de esas cooperativas es inestable, y la
calidad de las producciones no es siempre la mejor.
La otra opción que les queda para llenar sus tarimas es acudir a
mercados mayoristas como El Trigal. Pero, en este momento, carecen de
medios de transporte para ello. El día de nuestra visita, solo hallamos
en El Arroyo unas piñas y unos plátanos mustios que apenas miraban las
pocas personas que pasaban por allí.
De Mercado a museo
Y volviendo al legendario Mercado de Cuatro Caminos, uno de los pocos
donde el habanero de a pie, podía encontrar malangas frescas para hacer
frituras y si se ponía muy dichoso, hasta una guanábana para hacer una
champola… Se rumora que la Oficina del Historiador de la Ciudad, al
mando de Eusebio Leal, se ha interesado por este local que cubre toda
una manzana.
Se dice que el Historiador piensa construir allí un complejo de
edificaciones que, además de otro agromercado, incluiría hasta un
museo. De momento, los consumidores dirán adios a sus frituritas de
malanga y, con un mercado menos, se aleja la posibilidad de que
disminuyan los precios de frutas, viandas, vegetales y productos
cárnicos.
Para que bajen los precios es necesario que aumente la competencia
entre los distintos actores de este entramado: campesinos,
transportistas y comerciantes. Y con el cierre del Mercado de Cuatro
Caminos, el más importante mercado del agro de La Habana. No hay mucho
que esperar.
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