El exdirector de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, el cineasta guatemalteco Rafael Rosal, denunció en una carta dirigida al Consejo Superior de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) el ambiente de corrupción y presiones bajo que el cual tuvo que realizar su gestión, hasta que fue obligado a renunciar en julio pasado.
"Un sentimiento básico de justicia me impele a escribir esta carta", dice Rosal. "En los últimos cinco meses no he recibido ni una sola comunicación —formal o informal— por parte de las direcciones de la FNCL o la EICTV, explicando las razones de mi expulsión", se queja.
Afirma tener información de que "se han dado orientaciones expresas" para borrar su paso por la dirección general de la Escuela.
A inicios de julio pasado, medios oficiales informaron que tres trabajadores de la EICTV estaban en prisión después de una "verificación fiscal" que detectó reventas de cervezas —compradas en el escuela a bajo precio— a "paladares" y otras entidades gastronómicas, así como supuestos "pagos indebidos de salarios", extracciones bancarias injustificadas y otras irregularidades.
Días después, la escuela suspendió el ingreso de nuevos estudiantes alegando un "súbito desequilibrio de las finanzas" y se conoció la "renuncia" de Rosal tras una reunión con los estudiantes en la que participaron el ministro de Cultura, Rafael Bernal; el vicefiscal general, Carlos Concepción, y Alquimia Peña, directora general de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, entre otros.
Rosal fue sustituido por un director interino, el cubano Jerónimo Labrada.
Conocedores del funcionamiento de la EICTV llamaron entonces la atención sobre el papel asumido por el Ministerio de Cultura en el caso y la posibilidad de que el Gobierno estuviera buscando asumir el control de la escuela, que solo dos meses atrás había pedido a Raúl Castro más autonomía, en una carta firmada por Rafael Rosal, como director general.
En su mensaje al Consejo Superior de la FNCL, fechada el 3 de diciembre y publicada este miércoles por el grupo de Facebook EICTV-Libre, Rosal describe el proceso al que fue sometido.
"Fui acusado, calumniado y difamado de actos que no cometí y por los cuales mi familia continúa pagando el costo de ello, sin que haya habido un claro desmentido por parte de la dirección actual de la EICTV", dice.
"En tres ocasiones la vicefiscalía general de la República de Cuba y los coroneles a cargo de mi interrogatorio, mencionaron abiertamente que mi lugar debía ser la Prisión de Villa Marista, pero que no lo hacían para no provocar un escándalo internacional", añade el cineasta, que tuvo que abandonar la Isla con su familia hacia Reino Unido.
"Me parece insoslayable la discusión abierta y franca de lo sucedido e informarme de los graves errores que pude haber cometido para merecer tal tratamiento", dice.
La esposa de Rosal, Josephine Wilkie, relató en su blog la forma en que ella, el cineasta y sus tres hijos fueron obligados a salir de Cuba.
Wilkie dijo que su esposo y ella fueron acusados de "contrarrevolucionarios" y de haber sostenido encuentros con diplomáticos de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Un centro de corrupción
En su carta al Consejo Superior de la FNCL, Rosal dice que "informalmente" se le reprochó "haber creado un equipo propio que provocó un distanciamiento con el equipo fundacional de la escuela".
"¡¿Cómo no hacerlo, si este equipo [el fundacional] fue el que propició y se benefició directa o indirectamente del 'mal necesario' de la cerveza?!", afirma.
"También se me dijo que el accionar de mis asesores provocó un clima de malestar. No podía ser de otra manera, ambos señalaron las malas prácticas administrativas que se realizaban y las consecuencias legales y de dispendio económico que implicaban", agrega.
"Una compañera egresada del Consejo Superior, me dijo que al parecer 'la gota que había rebalsado el vaso' fue un correo mío en el que denunciaba que el proceso de Fiscalía estaba estrangulando a la escuela. Habría que preguntarles a los más de doscientos trabajadores que se quedaron sin ingresos si yo estaba exagerando", señala el cineasta.
Rosal denuncia en su texto que solo una semana después de llegar a La Habana se dio cuenta de que la "casa de protocolo" en la que fue instalado "era un centro de corrupción y fuga de recursos de todo tipo".
"Por tal motivo, ordené la remoción de los custodios y la encargada de la casa. Poco después, en noviembre de 2011, justo la noche previa a un viaje que debía realizar y contando con más de 5.000 dólares para compras para la escuela, ladrones profesionales sustrajeron el dinero, una laptop nueva y otros valores personales, mientras mi familia dormía en el segundo piso", relata.
"Ni la Dirección Administrativa o la Académica estuvieron de acuerdo con abrir una investigación al interior de la escuela, cuando solo un puñado de personas tenía conocimiento de que ese dinero estaría en la casa por tan solo unas horas", revela.
Según Rosal, cuando asumió la dirección, la EICTV "se había convertido en una extensa red de tráfico de contrataciones, adquisición de recursos sobrevaluados o de dudosa procedencia y reventa de cerveza".
"Era obvio que había que tomar acciones para parar esto y así lo indicó una auditoría externa en 2010. Sin embargo, la dirección anterior no hizo nada al respecto y me heredó una bomba de tiempo, próxima a estallar", dice.
Y defiende su gestión. Afirma que en los dos años que estuvo al frente de la escuela "se renovó todo el equipo de computación (…), los equipos de cámara y sonido, se equiparon las aulas con televisores plasma y equipo de sonido 5:1, se invirtió más de 30.000 dólares en una imprenta que no podía imprimir nada, se adquirió equipo de iluminación, se amplió en más de 200 metros cuadrados el almacén tecnológico, se reconstruyeron 12 apartamentos para talleristas, se construyó un aula, se equipó un aula para talleres de alta tecnología, se transparentaron los procesos de contratación de servicios y adquisición de equipos y recursos de todo tipo".
También, "se desarrolló un intenso trabajo de acercamiento con el cuerpo diplomático y la prensa internacional", añade.
Rosal califica de oportunista a la exdirectora de la EICTV Tanya Vallete quien, dice, quiere "presentarse como la posible salvadora de la escuela".
Recomienda al Consejo Superior, analizar la relación actual de la escuela y la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano con el Estado cubano, así como "su nivel de subordinación".
"¿Es posible una autonomía real? ¿Cuál será el propósito de la FNCL si el MINCULT tiene el control de la EICTV? ¿Sigue siendo Cuba el lugar para la Utopía del Ojo y la Oreja cuando las vanguardias políticas son tan cuestionadas?", pregunta y asegura que en su gestión intentó precisamente "garantizar esta autonomía y su perpetuidad institucional".
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