martes, mayo 07, 2013

Varadero, vieja costumbre de la familia Castro

Por Juan Reynaldo Sánchez*
La imagen de Antonio Castro Soto del Valle como triunfador en un reciente torneo internacional de golf en Varadero me trajo a la memoria estampas del pasado sobre la fascinación de su padre y la familia Castro con el famoso balneario cubano.
A fin de cuentas, Antonio no ha hecho más que retornar a jugar golf en un escenario que le resulta extremadamente conocido desde su infancia y que permanece vedado para la inmensa mayoría de los cubanos, a pesar del levantamiento de las restricciones sobre el acceso a noteles y centros turísticos en abril del 2008.
Fidel Castro contaba en la península de Icacos con tres casas para su disfrute: una cabaña enclavada en una zona de manglares próxima a Punta Francés; una residencia situada muy cerca del Hotel Internacional, entre las calles G y H, cuyo patio daba directamente hacia la playa (aún destinada a los Castro); y una tercera casa, ubicada en el área del antiguo restaurante Las Américas, ex propiedad del magnate Dupont. Esta última constituyó durante muchos años la preferida de la familia Castro, sobre todo de sus hijos.
Vacaciones de verano
Allí pasaban todo el verano -mes de agosto- sus dos hijos menores, Angel y Antonio, y con idas y venidas constantes a La Habana sus otros tres hermanos, Alejandro, Alex y Alexis.
Eran frecuentemente visitadas las áreas de la dársena de Varadero, la bolera (boliche), la discoteca, el cabaret La Cueva del Pirata y un lugar muy especial: la Marina Gaviota de Punta Francés.
Esa marina comenzó con muy pocos recursos. Su jefe es Kike Finalé, un oficial de la Seguridad Personal perteneciente al Departamento Naval, que cuida y mantiene los yates de Fidel Castro en el sur de la Ciénaga de Zapata.
Finalé es hijo de un conocedor de la zona, ya fallecido, quien cuando Fidel Castro se enamoró de esa zona de playas y cayos del sur de la Ciénaga, lo acompañó en jornadas de pesca submarina en el lugar.

Los Castro Soto de Valle frecuentaban la Marina Gaviota, enclavada en aquellos tiempos en una base de Tropas Guardafronteras.  Contaba entonces con una casa de botes muy rústica, pero donde podían degustarse excelentes pescados y langostas capturados en la misma zona. La marina contaba con uno o dos barcos  de pesca, a bordo de los cuales Antonio y sus hermanos realizaban excursiones a Cayo Piedra del Norte y otros lugares de pesca.
Oficiales y suministros

Cuando la familia Castro iba a pasar vacaciones en Varadero se designaba un oficial de la escolta de Fidel Castro para que se hiciera cargo de la seguridad de ellos, y coordinara las visitas y suministros en ese lugar. Esos oficiales eran regularmente Solén Méndez Venero y Juan Picornel Núñez.

La alta dirigencia se volcó a pasar vacaciones familiares en Varadero a comienzos de los años 80. En virtud de la concurrencia de los hijos de Fidel Castro y otros dirigentes al balneario, se tuvo que ampliar  la Unidad de Seguridad Personal. Se designó como jefe de esa unidad al mayor Lorenzo, se remodelaron las instalaciones y se asignaron más recursos, como almacenes para comidas y bebidas, dormitorios, un comedor y bombas de combustible. Todo lo necesario para que, gratuitamente, los hijos del gobernante  y Dalia Soto del Valle pasaran felices vacaciones en la playa más hermosa de Cuba.

Hoy Antonio Castro disfruta del golf en las áreas de su antigua residencia en Varadero. Su triunfo en el Campeonato Internacional Montecristo, a finales de abril, patrocinado por el grupo de empresas de Palmares SA, con el apoyo de Habanos SA, la firma británica Esencia y la corporación Cubanacán.

El campeonato se celebró en el Club de Golf de Varadero, con18 agujeros y 3.5 kilometros de longitud, y con una cuota de inscripción de 150 CUC, que equivale al salario promedio de siete meses para un cubano de a pie. El hospedaje en el Hotel Meliá Las Américas durante los días del evento fue de 810 CUC, unos 19,440 pesos cubanos (CUC).
El más consentido

Contrario a lo informado en la prensa internacional, Antonio Castro no es el consentido de mamá y papá. El más consentido es  el menor de los hermanos,  Angel, el único que no terminó una carrera universitaria y dejó sus estudios cuando concluyó el preuniversitario en la Escuela Vocacional Lenin. Por esa época se le veía merodeando una de las unidades de la escolta de su padre, montando y manejando los autos destinados a la protección del gobernante, hasta que un buen día se conoce de su designación como representante de la Mercedes Benz en Cuba.

Antonio Castro es el único de los cinco hijos de Fidel Castro que estudió la carrera que quería su padre: Medicina. Aunque no son pocos los testimonios sobre su profesionalismo, dedicación y buen trato a los pacientes, lo cierto es que ni él ni ninguno de los restantes Castros Soto del Valle hicieron jamás servicio social en el interior de Cuba y mucho menos cuentan con una misión internacionalista de las que enrolaron a miles de cubanos en Africa y América Latina.

En los últimos años he visto correr versiones en internet sobre la supuesta austeridad de Fidel Castro respecto a sus hijos. Nada más alejado de la verdad. No debemos confundir un régimen de autorización, que pasaba por Dalia Soto del Valle, con las limitaciones, una palabra que nunca se alojó en la vida cotidiana de los hijos del Comandante. 

Las influencias formativas de los descendientes de Fidel Castro están dando frutos a la vista de todos. Ellos prefieren los campos de golf, la pesca, el sol y la arena fina de Varadero.
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*Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y 1994, con grados de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en Miami. Tiene en preparación un libro sobre su experiencia en la seguridad personal del gobernante cubano.

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