Cubanálisis El Think-Tank
Eugenio Yáñez
No
hay la más mínima intención de cinismo, sarcasmo o relativismo en el
título de este trabajo, sino todo lo contrario: una profunda
intención de razonar brevemente, con calma y mente abierta, sobre
algunos aspectos de realpolitik entre los álgidos temas
puestos sobre la mesa tras la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba.
Cubanálisis no pretende juzgar nada ni a nadie con estos análisis,
sino simplemente poner a consideración de nuestros lectores una
amplia gama de criterios sobre el tema, que puedan serles útiles,
con la modesta intención de contribuir a complementar lo que puedan
haber leído y escuchado hasta ahora. Nada más lejos de nuestras
intenciones que pretender sentar doctrinas o verdades, maneras de
pensar, o decirle a los demás lo que esté bien o mal.
Se
han escrito miles de análisis y reportajes sobre la visita papal a
la Isla y las derivaciones que podrían esperarse tras la misma,
desde quienes santifican tanto al Papa Benedicto como al Cardenal
Jaime Ortega, hasta quienes quisieran crucificarlos si pudieran.
Desde quienes aseguran que la visita es un triunfo absoluto de la
Iglesia y un fracaso completo de la dictadura totalitaria, hasta
quienes suscriben absolutamente lo contrario.
Incluso entre los mismos colaboradores habituales de El Think-Tank
los lectores podrán comprobar que se plantean diferentes enfoques y
criterios al momento de analizar los acontecimientos relacionados
con la visita de Benedicto XVI a Cuba y los pronósticos para los
próximos tiempos. Lo cual resulta algo verdaderamente muy positivo,
pues indica que no nos aferramos a dogmas ni verdades eternas, ni
dependemos de un torpe y absurdo “centralismo democrático”, ya que
somos perfectamente capaces de pensar con cabeza propia, sin tener
que pedirle permiso a nadie, y de poder convivir y colaborar
profesionalmente aún teniendo criterios diferentes sobre un tema.
Por
eso, más que pensar, buscar y procurar “la verdad” en abstracto,
parece importante, actuando en un plano epistemológico y
metodológico, tratar de comprender los caminos para lidiar y
aprender con “la verdad” de cada uno, no por un relativismo barato y
absurdo, sino como expresión, respeto y reconocimiento de las
múltiples y diferentes percepciones humanas ante una misma realidad.
De
manera que, más que pretender encontrar una única verdad definitiva,
absoluta y predeterminada, se trataría de encontrar los caminos de
la interacción humana para que esa verdad, o esas verdades,
interactúen, se complementen y se pongan a tono con el desarrollo de
los conocimientos, la razón, las percepciones y las libertades
humanas, para de esa manera poder vivir y disfrutar de un mundo
realmente nuevo y superior, y de una sociedad donde la dignidad y la
libertad humanas sean el centro de todas las cosas y toda las vidas.
Por
eso la pregunta: ¿cuál es la verdad que nos hará libres? Mas >>
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