lunes, enero 16, 2012

Jaque a Irán. ¿Por qué ahora?


Huber Matos Araluce
Si el régimen teocrático iraní da un paso en falso tratando de cerrar el estrecho de Ormuz, los Estados Unidos han prometido impedirlo. El resultado sería un conflicto militar limitado a favor de los Estados Unidos, o el principio de una guerra que Irán perderá.

La reacción iraní es consecuencia de las nuevas sanciones impuestas por Estados Unidos contra las compras del petróleo de Irán, con el fin de presionar a Teherán para que detengan su refinamiento de material radiactivo.

Si por tres años Obama no ha tomado medidas tan drásticas, a meses de una elección presidencial en los Estados Unidos, la pregunta es válida: ¿por qué ahora?

¿Es porque la crisis en Siria hace a Irán más vulnerable?

¿Es que los judíos le han dado algún tipo de ultimátum a la Casa Blanca?

¿Es que los países árabes han exigido a Obama una actitud más fuerte contra Irán?

¿Es que la actual presión contra Irán está realmente relacionada con la situación de Iraq, aunque parezca que tiene que ver con su proyecto nuclear?

¿O es que a Obama le conviene un conflicto con Irán que le asegure su reelección?

Antecedentes

Desde el triunfo de la revolución islámica en Irán en 1979, Estados Unidos se ha opuesto sistemáticamente al desarrollo de un programa de energía atómica en ese país, alegando que el propósito de Irán es el desarrollo de armas nucleares. Irán ha insistido en que ese no es su objetivo. 

Aunque Irán tiene grandes reservas de petróleo y de gas, es razonable que trate de generar electricidad con energía atómica. Esto le permitiría usar sus yacimientos de fuentes no renovables en forma más productiva. Evitaría también la contaminación ambiental resultante del petróleo y del gas.

El desarrollo atómico en Irán tiene una larga historia. Comenzó en 1957, bajo los auspicios de los Estados Unidos, en un programa que se conoció como “Átomos para la Paz”. En 1974 el Shah firmó un acuerdo con Siemens y Framatome (Sociedad Franco Americana de construcciones atómicas) para la fabricación de cuatro reactores que producirían electricidad.

Un año después Siemens inició la construcción de dos de ellos. El trabajo se interrumpió por desinterés de la revolución islámica, en 1979. Un reactor estaba prácticamente terminado, y el otro hasta un 50%. Durante la guerra con Irak los bombardeos iraquíes dañaron estas instalaciones.

En enero de 1979 Framatome había comenzado la construcción de dos reactores, que fue suspendida unilateralmente por la compañía francesa.  Los iraníes alegan que por presión de los Estados Unidos.

En 1994 Irán negoció con la empresa rusa Minaton la terminación de uno de los reactores comenzados por Siemens en Bushehr, en el Golfo Pérsico. Además de los problemas de adaptación del equipo ruso a la infraestructura que estaba ya construida, el proyecto tuvo atrasos debido a la resistencia de Irán a aceptar que devolvería a Rusia el residuo del combustible atómico de esta planta. 

Este residuo radioactivo puede manipularse para fabricar armas atómicas. El acuerdo entre Irán y Rusia estaba bajo las guías de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

En repetidas ocasiones Irán se ha resistido a cumplir sus compromisos internacionales relacionados con la inspección y notificación sobre sus actividades en las instalaciones atómicas. Ha fabricado un número de ellas bajo tierra y en zonas urbanas, aumentando la alarma de Occidente y de sus vecinos.

El reciente anuncio de la Agencia Internacional de Energía Atómica de que Irán está enriqueciendo el material nuclear a niveles de pureza de un 20% parece haber desencadenado la reciente crisis.  

Es una evidencia más de que el objetivo de Irán es el desarrollo de bombas atómicas.  Pero no es una sorpresa. Las intenciones de la teocracia iraní en este sentido se conocen desde hace muchos años.

Como hemos señalado, desde 1979 Estados Unidos se ha opuesto al desarrollo de un programa nuclear en Irán. En enero de ese año, la revolución islámica obligó a huir al Sha Mohammad Reza Pahlevi, un aliado cercano de los Estados Unidos, que resultó el último soberano de una monarquía de 2,500 años de existencia. Había llegado al poder en 1941, tras la abdicación de su padre.

En 1953 el entonces primer ministro iraní, Mohammed Mossadegh, democráticamente elegido, fue derribado por un golpe de estado organizado por la CIA norteamericana y el MI-6 inglés, a causa de sus medidas de reformas sociales, pero fundamentalmente por la nacionalización del petróleo, que los ingleses controlaban desde 1913. En 1997 el presidente norteamericano Bill Clinton prácticamente se disculpó por ese golpe de estado. 

Pero el conflicto con Irán no se limita a los Estados Unidos y a Israel. En 1979 el líder iraní, el Ayatola Khomeini, de la secta chiíta del Islam, le declaró la guerra verbal a las monarquías y a los gobiernos islámico-sunitas árabes. Esto exacerbó el conflicto religioso en la zona, e intensificó la desconfianza histórica de los países árabes hacia Irán. 

El pueblo iraní es indoeuropeo (*). Apareció en escena 500 años antes de Cristo. El rey Ciro el Grande unificó a Persia. Los árabes, de origen semita, empezaron a hacer su historia más de diez siglos después, con Mohamed, quien nació en el año 570 de la era cristiana. En el siglo séptimo dominaron a los persas, y diseminaron el Islam y el alfabeto árabe. Continuar leyendo en  Cubanalisis >>

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