lunes, noviembre 21, 2011

El castrismo y la vulnerable democracia latinoamericana ( I )

The Communications Lab’s Blog

Cubanálisis El Think-Tank/ Eugenio Yáñez y Juan Benemelis

Uno de los aspectos que se muestran con mayor orgullo en cualquier balance contemporáneo de América Latina y el Caribe es la existencia de un gigantesco arco democrático que se extiende desde México hasta Argentina y Chile, cubriendo también a todas las islas del Caribe, con la única y bochornosa excepción de la Cuba castrista, donde hace más de medio siglo impera un régimen totalitario.
 
Sin embargo, eso mismo que resulta motivo indiscutible de sano orgullo para todo el hemisferio, está basado en fundamentos y cimientos para nada sólidos, tremendamente vulnerables, y que podrían revertirse en cualquier momento si se dieran las condiciones propicias para ello. Porque las democracias en América Latina y el Caribe, a diferencia de las realidades de América del Norte y Europa, resultan endebles, no se basan en un verdadero Estado de derecho, y sufren de innumerables males y tropiezos que pueden dar al traste con todo lo logrado en poco tiempo, pasando de democracias representativas a democracias “participativas” o “bolivarianas”, como estuvo a punto de suceder en Honduras hace poco, y como no puede descartarse que suceda en otras naciones donde el populismo sienta raíces junto a la corrupción y la indolencia de las élites.
 
En las “democracias” de América Latina no se cumple la regla de oro del barón de Montesquieu, aquella del balance entre los tres poderes de la democracia: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial. Las repúblicas que nacieron del hecho descolonizador en el continente, allá por el siglo XIX, tuvieron como punto común el desbalance entre los tres poderes. En ellas, el poder ejecutivo, con un “presidente fuerte”, se fue por encima de las legislaturas y del entramado judicial. Así, desde la silla presidencial se gestaban caudillos o iluminados que regían estas repúblicas cual si fueran granjerías de ultramar. Mas >

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