Emilio Ichikawa
El mandatario francés François Hollande dijo en la Universidad de La Habana que “Compartimos
los mismos movimientos de ideas, las mismas aspiraciones filosóficas.
Hemos admirado a los mismos autores y leído los mismos libros…”. Cierto, pero la
condición del vínculo civilizatorio hubiera quedado más clara en su
dinámica y asimetría, si en su discurso de correspondencia el Rector de
la Universidad de La Habana Gustavo Cobreiro hubiera especificado que los cubanos hemos admirado a los mismos autores y leído los mismos libros… generalmente en traducciones españolas.
Porque España, incluso México, Argentina… y sobre todo EEUU (que en esto no tiene barrera lingüística),
han funcionado habitualmente como mediadores en las relaciones entre
Cuba y Francia. Entre Cuba y Europa. ¿O cómo explicar la presencia de
Hollande en La Habana sino como premura política ante los pasos dados
por el Presidente Obama hacia la isla desde el 17 de diciembre de 2014?
Todavía
en los años ’80-‘90 del pasado Siglo XX fueron los norteamericanos
quienes primero entendieron que el pensamiento postmoderno y su
epistemología relativista podía ser el fundamento intelectual de la
“deconstrucción del metarrelato” nacionalista y martiano del castrismo.
Entonces la Oficina de Intereses de EEUU en La Habana circulaba
artículos y libros de intelectuales orgánicos del Departamento de Estado
como Francis Fukuyama, importándole menos los papalotes y los arbolitos
de Navidad. Por supuesto, tampoco tardaron en comprender que a los
cubanos no se les podía complicar demasiado.
Así
que de pronto La Habana se inundó no de “los mismos libros” que se
leían en París; sino de esos libros en traducciones y ediciones en
español de Tecnos, Taurus, Gedisa, etc. Traducciones
de Lyotard, Derrida, Baudrillard… Ante lo que Fernando Rojas (un poco
después de Hart), desesperaba con comicidad filosófica pero con clara
visión política estratégica: “¡Hay que olvidar a Foucault!”.
Veinte
años después, con núcleos comunitarios de exiliados y emigrantes
cubanos establecidos en EEUU, Inglaterra y Alemania, seguir pretendiendo
los libros franceses (sobre todo en traducciones españolas) es
reaccionario. De España solo harían falta libros españoles. Y catalanes,
vascos, gallegos… Cuba está demográficamente inmiscuida en la política y
la cultura de EEUU, a través de ellas en la civilización global, y no
necesita intermediarios.
François
Hollande hizo una visita de banda ancha a la isla; sin embargo no le
interesó mucho una institución cubana que a juzgar por lo dicho debió
estar entre las prioridades: La Asamblea Nacional de Cuba. Quizás para
lo que estaba preparado, pues Hollande se acompañó en su viaje de Claude
Bartolone, titular de la Asamblea Nacional de Francia.
A
lo mejor le pareció fútil el poder legislativo en la isla; que palidece
históricamente ante el poder ejecutivo de la Revolución de Fidel
Castro. De hecho los cubanos hemos aplicado a los diputados de la
Asamblea Nacional de Cuba la definición de “focas amaestradas”. Pero esa
es otra de las cosas que tendrá que cambiar dentro del proceso marcado
por el 17 de diciembre de 2014. Ya sea porque en un circo (inclusivo y
reformista) las “focas amaestradas” son esenciales para la función; o
porque las “transiciones democráticas” admiten el traspaso de poder real
desde el foco autoritario al poder formal, como sucedió en la España
postfranquista con la restauración de la monarquía; y en la URSS al
permitirse que el parlamento soviético, la prensa, los partidos
comunistas y los konsomoles locales ejercieran un poder hasta el momento
solamente estatuido.
Hoy
miércoles 13 de mayo quedarán constituidas en Cuba las Asambleas
Municipales del Poder Popular. Con sus Presidentes y Vicepresidentes;
que luego, además de jugar un rol en el desempeño de las “comunas”, van a
influir en la configuración de las Asambleas Provinciales.
La Ley Electoral de Cuba aparentemente no tiene fisuras
para revertirla contra el Partido que la ha consolidado como “régimen”.
Los llamados a reformar esa Ley Electoral no vienen solo de la
oposición/disidencia cubana. Incluso me atrevo a decir que los
principales reclamos no vienen fundamentalmente de ese sector. Tampoco
de comunistas reformistas. No es un asunto político sino más bien
académico: Son los estudiantes y profesores de Derecho quienes tienen
ese tipo de preocupaciones. Al nivel donde (hasta ahora) tal reforma se puede considerar con seriedad.
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-IMAGEN:
La actriz Jacqueline Arenal en la versión cinematográfica de El Siglo
de Las Luces; novela del “afrancesado” Alejo Carpentier: Tomada de
“cubacine”
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