El
papa Francisco ha seducido a Raúl Castro. A los 84 años, el dictador cubano acaba
de confesar que lee todos los discursos del Pontífice y que, si "sigue
hablando así", volverá a rezar y regresará la Iglesia Católica. “¡Y no lo
digo en broma!”, aclaró enfáticamente.
No
es la primera vez que un argentino provoca un cambio de 180º en la manera de
pensar del hermano menor de Fidel. A mediados del siglo pasado, la influencia
de Ernesto Guevara de la Serna fue decisiva para que el joven Raúl se
convirtiera al marxismo en un abrir y cerrar de ojos.
La
última vez que Raúl Castro rezó, Cuba era el primer productor mundial de azúcar
y una de las principales economías de América. En 1961, cuando el Che Guevara
volvió de su primera vista a los países socialistas, se sintió en la obligación
de ser honesto y admitir el enorme contraste entre la sociedad de la isla y las
de Europa del Este:
“No
vamos a decir que solamente vimos maravillas en aquellos países. Naturalmente
que hay cosas que para un cubano que vive en el siglo veinte, con todas las
comodidades a que el imperialismo se ha acostumbrado a rodearnos en las
ciudades, podrían parecer no civilizados”, reconoció el guerrillero.
El
día que Raúl Castro vuelva a rezar, Cuba será una de las naciones más pobres de
América; al extremo de que en algunos índices ya compite con Haití. Ayer, el
diario Granma, órgano oficial de la
dictadura, admitía que la población cubana había envejecido de manera
alarmante.
Según
un reportaje escrito a cuatro manos entre Laura Céspedes y Lisandra Fariñas,
Francia demoró 400 años en llegar al envejecimiento que Cuba ha alcanzado en
apenas 50. Curiosamente, ese el mismo periodo que ha transcurrido entre los
flechazos de Raúl con Ernesto y Francisco.
Ojalá
que cuando esté de rodillas el General piense en eso. No hablemos de perdón,
porque lo que han hecho es imperdonable. Bastaría que se avergüence, que sienta
mucha vergüenza por todo.
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