no le falta razon a gomez manzano en lo que afirma, solo que no incluye en su target a otros elementos de la disidencia actual que se inscriben de una u otra manera en la lealtad al regimen.
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LA
HABANA, Cuba . — Recientemente se reunieron en La Habana las
delegaciones de Cuba y la Unión Europea (UE). Con ese fin viajó a
nuestra capital el señor Christian Leffler, alto funcionario del bloque
comunitario. Según el vicecanciller cubano Abelardo Moreno, las
negociaciones se centraron en el tema de “la cooperación, en su sentido
más tradicional”. Como el asunto abordado incluye posibles dádivas al
gobierno castrista, no causa asombro que haya habido “un avance
importante”.
Se sabe que el objetivo final de las tratativas es la firma de un
convenio. Este documento, entre otras cosas, reemplazaría la conocida Posición Común.
Aunque esta última decisión unilateral de la Unión Europea está vigente
desde diciembre de 1996, cabe recordar que sus cláusulas no siempre han
sido observadas al pie de la letra.
Durante años resultó bastante común que las esporádicas visitas a
Cuba de dignatarios importantes del Viejo Continente, no incluyeran
encuentros con “todos los sectores de la sociedad cubana”. Y esto a
pesar de lo que al respecto establece con claridad el Punto 3, inciso
a), del referido documento.
En esta oportunidad, parece que el señor Leffler deseó actuar de
manera diferente. Según se informó, él y el señor Herman Portocarrero,
embajador de la UE en la Isla, se entrevistaron con Roberto Veiga y
Lenier González, dirigentes del proyecto Cuba Posible. En base a esa realidad, ¿puede considerarse que esta delegación de la UE sí dio cumplimiento al aspecto arriba mencionado?
Para preferir una respuesta negativa a esa interrogante, no parece
imprescindible fundarnos en las posturas harto discutibles que han
asumido esos dos compatriotas y sus amigos ante la actual problemática
nacional. Tampoco es menester hacer demasiado hincapié en los alardes de
contorsionismo verbal en los que ellos han demostrado ser verdaderos
maestros.
Basta —por el contrario— con entrar al sitio-web de esa cofradía.
Allí, en su presentación, los propios “posibleros” dan respuesta a dos
interrogantes: “¿Quiénes somos?” y “¿Cuáles son nuestras propuestas?” Y
es precisamente en esos textos, elaborados y divulgados por ellos
mismos, donde alcanzaremos a encontrar el fundamento de nuestra
discrepancia con esa actuación de Leffler y Portocarrero.
Lo primero a destacar es la frase siguiente: “una democracia más
plena”. Es hacia allí que, según propia confesión, quieren avanzar Veiga
y sus seguidores; es lo que ellos intentan procurar. De esa expresión
se colige —ante todo— que, en opinión de esos señores, la Cuba de hoy es
un país democrático. Sus palabras sugieren además que nuestra Patria
posee esa condición de un modo completo. La única objeción que ellos
oponen a esa supuesta realidad es su deseo de que la Isla tenga ese
carácter de manera aún “más plena”.
Según lo planteado en la mencionada presentación, Cuba Posible
(que “no pretende convertirse en un partido político”), actúa “con el
propósito de promover: la educación, la cultura y la espiritualidad; el
encuentro, el respeto y el intercambio entre posiciones en debate”. Como
se ve, nada que no puedan asumir un círculo de abuelos o una inofensiva
asociación cultural. Por parte alguna se dice que, con respecto al
gobierno castrista, la referida institución esté en oposición, aunque
sea de esa que los mismos “posibleros” califican como “leal” (cualquier
cosa que esto quiera decir).
En los trabajos individuales colgados en el portal por los
mencionados jefes, aparecen planteamientos aún más pasmosos: Roberto
Veiga expresa su preocupación por “salvar la capacidad del PCC para
hacer política en medio de toda la sociedad”. En un rapto de osadía,
este autor, que no excluye “la existencia de un partido único”,
contempla otra posibilidad: que “la realidad estableciera el
pluripartidismo”; eso sí, uno “leal a las entrañas de la cubanidad”.
(Confío en que mis lectores entiendan la frase.)
Por su parte, Lenier González, para la “transición” de la “generación
histórica” hacia el “relevo político”, piensa en nombres jóvenes
asociados a “1) las Fuerzas Armadas, 2) el Ministerio del Interior, 3)
el aparato de relaciones exteriores, 4) niveles intermedios del Partido
Comunista, y 5) otros civiles del entorno cercano al presidente Raúl
Castro”. ¡Que Dios nos coja confesados!
¿Y es a esos señores, que tratan al régimen totalitario con
delicadezas de terciopelo y ternuras de súbditos leales, a quienes el
señor Leffler y sus colaboradores consideran otro sector —distinto del
gobierno— de la sociedad cubana! Parece una broma de mal gusto. Espero
que no lleguen al colmo de catalogarlos como opositores, algo que
rayaría en la obscenidad.
Confieso que yo hubiese preferido que, también en esta ocasión, los
representantes de la honorable Unión Europea hubiesen ignorado el Punto
3-a de su todavía vigente, aunque moribunda, Posición Común.
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la entrevista de roberto veiga y lenier gonzalez al embajador de la union europea en cuba aqui >>
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