lunes, febrero 02, 2015

Tras Eusebio Leal, el diluvio

Pablo Pascual Méndez Piña 
cubalagrannacion.wordpress.com
Con la llegada del 2015 cumplieron 56 años los problemas más gordos en Cuba. Pero entre las trabas más recientes asoma el apriete de tuercas aplicado por la inmobiliaria Fénix S.A. a los más de 1.000 artesanos cuentapropistas del Centro Cultural Almacén San José, perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
Vale aclarar, que al anunciarse el pasado 14 de diciembre el traspaso de la Oficina del Historiador Eusebio Leal al Consejo de Ministros —según reza el Decreto/Ley, número 325— ya la inmobiliaria Fénix había sido atrapada por los tentáculos del consorcio militar GAESA (Grupo Administrativo Empresarial de las Fuerzas Armadas).
Fénix S.A., encargada de arrendar los inmuebles propiedad del Centro Histórico, con domicilio legal en Monserrate 261 (Edificio Bacardí), impuso en noviembre pasado un "inexplicable  ajuste de contrato" a los trabajadores cuentapropistas del complejo cultural Almacén San José. Conjunto de medidas que según el 90% de los consultados, exacerba las creencias que tras los acuerdos Obama-Castro, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas Cuba-EEUU y el presumible levantamiento del embargo, el consorcio GAESA  se apresta a eliminar  potenciales competidores, en su afán por monopolizar la industria y acaparar  las mayores ganancias que aportará el turismo de cruceros procedente de Norteamérica.
Según fuentes que resolvieron no identificarse por temor a perder sus arriendos, en noviembre pasado fueron citados todos los usufructuarios del susodicho Complejo Cultural, localizado en la calle Desamparados del municipio Habana Vieja, con el propósito de que examinaran, a través de una vidriera, las cinco páginas del "nuevo contrato de arrendamiento"  impuesto por la inmobiliaria Fénix S. A. 
Los afectados fueron convocados por separado en grupos de 20 personas y, a modo de ultimátum, les dieron 24 horas para aceptar las cláusulas del documento so pena de perder el alquiler.
Entre las nuevas disposiciones se enumeran el aumento en 20% del precio mensual del arriendo por una superficie inferior a los 3 metros cuadrados —de 1.870 CUP (78 dólares)  a 2.250 CUP (94 dólares)—;  la obligatoriedad de pagar un fondo equivalente a un mes de alquiler; pagar la totalidad de los días incluyendo feriados y descansos; la prohibición de que algún familiar o allegado sustituya al titular en la renovación del contrato; y su vigencia por tan solo un año, periodo en que la inmobiliaria se reservará el derecho a renovarlo o suspenderlo, acorde a su conveniencia.  
Tampoco la inmobiliaria Fénix S. A. costeará los gastos de energía eléctrica, indemnizaciones, custodia de pertenencias ni reparaciones, a pesar que por el arrendamiento del almacén San José, recauda más de 50.000 dólares mensuales, según estimados.
El contrato se ampara en los decretos leyes 304 y 310, ambos del año 2012. Además, entre otros puntos recomiendan a los usufructuarios resolver los conflictos por la vía amistosa. De no llegarse a acuerdos se apelarán a los órganos judiciales de la República. Sin embargo, para nada fue reconocida la autoridad de los sindicatos, a pesar de las promociones hechas por el gremio oficialista CTC para que los trabajadores cuentapropistas integren sus filas.
Según la enciclopedia oficialista EcuRed, el almacén San José  fue fundado en 1847.  Hacia 1870 fue ampliado y en su proyecto se utilizaron más de 3.000 toneladas de acero estructural. Bajo su techumbre se depositaron cajas de azúcar, pipas de aguardiente, toneles de arroz, sacas de café, pacas de algodón y tabaco, incluso, máquinas de vapor. De igual forma, poseía un atracadero de cuatro metros de profundidad. En 1917 fue remodelado nuevamente y en 1959 fue expropiado por el régimen actual.
Tiene una superficie cercana a los 7.500 metros cuadrados (comparable con una cancha de fútbol) y alberga un bazar con más de 500 cabinas, donde se ofertan todo tipo de artesanías, bisuterías, cerámicas, talla en madera, pieles, textiles, pinturas y antigüedades.
Los iconos más explotados por los artistas son la imagen de Ernesto Guevara, la filigrana del ron Havana Club, la bandera cubana, automóviles clásicos, vistas de la ciudad, el Malecón, el Capitolio y el castillo de los Tres Reyes del Morro, entre otros.
Coexisten varias cafeterías, oficinas de ETECSA, casas de cambio CADECA, y grupos musicales amenizan sus espacios. Otros cuentapropistas suministran comestibles y  servicios. El almacén San José representa el sustento de más de 1.000 hogares habaneros y de otras provincias.
San José adentro
"Primero nos sacaron de la Plaza de la Catedral para mudarnos a la Plaza de Armas", apunta un veterano cuentapropista con más de 20 años en la actividad que se identificó con el seudónimo de Cheo. "Después nos acomodamos frente al Seminario de San Ambrosio, hasta que a finales del 2009 Eusebio Leal nos trasladó para acá [el almacén San José] donde hay mejores condiciones, pero  vienen pocos turistas. Tampoco la Oficina del Historiador hace publicidad para atraer consumidores".
"Los artesanos cuentapropistas le molestamos al Gobierno", asegura Cheo. "Por vender aquí en el Centro Histórico tenemos que pagar el triple de los impuestos que pagan otros por la misma actividad… Ahora para colmo, el nuevo contrato nos impone depositar sin recibir explicaciones un fondo 2.250 CUP (94 dólares)… También hacemos un aporte 'voluntario/obligatorio' para comprar medicinas para los niños con cáncer, aunque desconocemos el verdadero destino de la recaudación. Las sospechas se fundamentan en que la caja fuerte donde se guardaba ese dinero fue robada y no nos dieron detalles de su paradero".
"De la misma forma los inspectores de la ONAT, todos corruptos, vienen a exprimirnos. Lo que nos inquieta es que el nuevo contrato represente el principio del fin… Pero de que nos sacan nos sacan… Qué barbaridad, después de Eusebio Leal, el diluvio", afirma.
"Detrás de este embrollo están los militares", asevera otro opinante refiriéndose a GAESA. "Esos hijos de putas son lo más antipueblo que hay. El yerno de Raúl [Luis Alberto Rodríguez López-Callejas] es una suerte de Arsenio Lupin en versión cubana, un caballero ladrón que hizo el pan con el suegro. Si levantan el bloqueo, los militares, a imagen y semejanza de la mafia rusa, se convertirán en los magnates de Cuba. Los propios afectados tienen miedo de protestar y huyen de tu lado cuando alzas la voz. Qué asco de país."
"Pasaron una lista, para recolectar firmas y organizar un  pleito con un abogado", apunta otra usufructuaria. "Firmaron 180 afectados, el resto no lo hizo por miedo y alegan que 'la inmobiliaria se limpiará el culo con el papel'. La gente se resigna, porque el poder está por encima de la razón". 
Y concluye: "Si el propósito de los militares [GAESA] es sacarnos, considero que nadie podrá impedirlo. Cuando los cruceros norteamericanos arriben a La Habana ya veremos como 'el pueblo uniformado' [el ejército] se embolsilla el dinero de los yumas. A ellos se les importará un bledo si comen o no las familias que dependen de este almacén. Con Raúl y los militares seguiremos bloqueados. Esa es la cruda realidad".

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