Por Andrés Pascual
Se comenta que los “sabichosos omnipotentes” de la
tiranía “estudian” la posibilidad de incluirle al róster, para el
próximo fraude conocido como “Clásico Mundial”, a los peloteros que
juegan en Grandes Ligas.
Dicho así, pudiera ser un alivio para una fanaticada
que ya no tiene al beisbol como pasatiempo nacional, que tampoco ve la
luz al final de camino desde hace 8 ó 9 años; incluso la horda
dirigente, si aprobaran “el estudio”, pudiera envalentonarse y ordenarle
titulares triunfalistas a sus famélicos plumíferos del Granma y del
Nuevo Herald, con altisonancias como “AHORA SÍ, LLEGARON LOS QUE
FALTABAN”, ausencias de total y absoluta responsabilidad personal del
tirano desde Febrero de 1961, cuando cayeron las cortinas de la Liga
Cubana por decreto, o de Noviembre del propio año, cuando dio el
discurso que definió su política contra el beisbol profesional ante los
llamados CVD Deportivos en la Ciudad Deportiva habanera. A continuación,
el discurso completo que casi nadie recuerda y que todos debían conocer
para que decidieran a qué atenerse:
Si se produjera, a pesar de los refuerzos de los “liga-grande”, la
tiranía correría el mismo riesgo que cualquier otro país que repleta de
estrellas sus dugouts: llegarían sin entrenamiento, sin preparación de
juego y sin trabajo de equipo; entonces ¿Para qué servirían en la novena
castrista? Porque, siendo justos, pocos, poquisimos de los países que
viajan a ese evento con más Estrellas que la Metro, empezando por EUA,
hacen algo meritorio ni digno, ni para sus países ni para el juego;
mejor, este tipo de torneo es una conspiración que desacredita a las
Mayores, porque pisotea la moral del pelotero de esos circuitos; porque
lucen tan mal que inspiran lástima.
Además, de acuerdo al evidente fenómeno de decadencia socio-política y
a la pérdida de valores patrios que cunde a todo el continente
americano, cuando un pelotero recibe salarios fabulosos, o simplemente
buenos, el interés por el Alma Máter pasa a segundo lugar y la respuesta
se advierte antes de preguntarle a cualquiera, aunque la trasvista para
no desentonar exageradamente. Con ese sentimiento “no se le puede
comprar un Ferrari a la fábrica ni una casa millonaria al Real State”,
como han hecho Chapman y Puig reciéntemente.
En los casos del “hombre nuevo”, son los menos respetuosos de la
Patria de toda América, a tal extremo que no les permiten tener pasado,
pero no hacen lo mínimo por averiguarlo por cuenta propia; de igual
importancia, los que viven por acá y tengan agentes particulares que no
pertenezcan al INDER ni tengan esta lacra institucional como
representante, que, a fin de cuentas, los alquila, están a la
disposición de dueños protectores de sus inversiones, por lo que pueden
autorizarlos durante un tercio de torneo, o prohibirles la
participación..
El Pinar del Río cayó 1-2 ante los Tomateros de Culiacán (foto),
Campeones de la Liga del Pacífico de México, en la apertura de la Serie
del Caribe-2015, al margen de cualquier análisis del juego, el equipo
perdió.
La impresión que me dio fue de que no han podido dejar detrás el
miedo histórico a las represalias si pierden, impuestas por
políticos-burócratas (ladrones), durante más de 50 temporadas, que solo
chupan ellos los beneficios de cualquier tipo, dejando en los hombros de
los atletas el peso de la culpa por la derrota. Siempre ha sido así y,
tanto ha influido en la siquis del deportista, que no pueden superarlo
por sí mismos, ni en medio de un plan maquiavélico de entrega a los EUA
llamado “reformas”.
El equipo de Urquiola perdió porque una cosa es un Clásico, donde los
jugadores ni se preparan ni meten el cuerpo ni tienen team work, y otra
la Serie del Caribe, donde juegan contra clubes que, si bien ninguno
presenta a sus estrellas nativas, van preparados a jugar luego de 4
meses juntos; por lo tanto, con trabajo de equipo, pero, de capital
importancia, el profesional del área (clasificaciones menores la
mayoría) que va al evento caribeño, tiene especial cuidado por
prodigarse, por jugar bien, porque los novatos buscan lucir para los
representantes de sus organizaciones que van a seguirlos; porque podrían
lograr un ascenso de clasificación, o la promoción a un róster ampliado
con la invitación al campo de entrenamiento primaveral.
Los mayores, en vías de descartárseles, porque pretenden demostrarle a
los buscadores de Grandes Ligas, presentes en las gradas, que todavía
queda juego, fuerza y moral en sus anatomías, que les posibilite
conseguir el contrato, aunque sea para Triple A, que alargue su agonía y
alivie su angustia ante lo que no podrá evitar. Este es el problema que
enfrentó Villa Clara y que enfrenta Pinar del Río en la Serie del
Caribe.
Una derrota inicial puede ser el fin del mundo de acuerdo a los
resultados posteriores, porque hay que jugar con la presión de que no se
puede perder otro; sobre todo en campeonatos tan cortos. Cuando se
empieza perdiendo, a veces no es suficiente ganar, porque será necesario
que pierdan los demás, complicando la clasificación.
El equipo verde puede ganar; puede porque tiene buenos bateadores y
juega aceptablemente la defensa, con concepto, pero le falta el pitcheo
para semejante empeño.
Yo no doy un medio porque esta edición pueda llevar para las vitrinas
del Buró Político un trofeo que los peloteros libres llevaron a las
oficinas de sus clubes 7 veces; que, posiblemente, ni Prío ni Batista
vieron nunca ni lo mantuvieron un miserable día ni en Palacio ni en sus
casas.
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